Beber, beber...
Y no sólo la cola, si no que encontrar el baño debe de ser toda una odisea. Con un par de copas encima y en medio de tanta tropa, ponte tú a buscarlo… es que como lleves un poco de urgencia acabas meando en la primer rincón o entrada de garaje que encuentras.
Y claro, al día siguiente voy yo tan tranquilo a sacar el coche del garaje, resbalo y me caigo de culo en tú meada… ¿te parece bonito?... ¿y mi pantalón, qué?...
Hay un dicho en mi tierra que dice: “si no lo sabes mear, no lo bebas”… Bien, pues yo sí lo sé mear, por lo tanto estoy capacitado para hacer esta homilía y daros un par de consejos a vosotros que salís por la noche, vais de botellón y bebéis hasta perder el norte, sur, este y oeste, siendo capaces de únicamente reconocer el camino que os lleva a la cama.
Y mi primer consejo es que bajo ningún concepto meéis contra el viento, ya que corréis el riesgo de mojaros los pantalones. Evidentemente este consejo no debe afectar a mujeres, salvo a aquellas que sepan mear de pie.
Mi segundo consejo es que antes de beber hay que meterle algo sólido al estómago, una buena cena. Ya sé que así hay que beber más y es más caro, pero que coño, con lo que os ahorráis haciendo botellón podéis cenar bien antes, o al menos meterle un bocata potente.
Ir bien alimentado tiene además una ventaja, y es que si te da por “potar” tienes materia que echar y una vez vaciado todo te sentirás como nuevo… vamos, que aun te queda cuerpo para siete cubatas más. (Pido perdón por, pero las cosas hay que decirlas como son, por muy guarro que suene o como en este caso se lea).
Otro consejo que doy es el de beber despacio. Es cierto que a mis 17 ó 18 años, que más o menos fue cuando dejé de tomar Coca-Cola sola, no se llevaba lo del botellón, aunque también es cierto que a la edad de 12 años participé en un mini botellón que organizamos los coleguitas del barrio bajo el palco de la música el día de la verbena.
Éramos cuatro y nos bajamos un litro de vino blanco de clase obrera, marca COES, fumándonos al tiempo un paquete de CELTAS sin filtro… El “pedo” fue monumental y menos mal, pues sirvió como anestesia de los palos que nos cayeron al llegar a casa.
Menos a Manuel, al que su padre acostó en cama como si nada. Y no sólo le perdonó la trastada, si no que al día siguiente cuando llegó a casa dispuesto como siempre para ver la tele, su padre lo esperaba con otra botella de vino y otro paquete de tabaco… y lo obligó a beber vino y fumar tabaco hasta que cayó de la silla.
Salió a la calle después de dos días metido en cama, cuando hablamos con él nos dijo: -“el primer trago bajó bien… pero a partir de ahí cada uno que tomaba sentía como en vez de bajar subía, lo que me hizo pensar que me iba a salir el vino por los ojos y el humo del cigarro por las orejas”-.
Esto confirma lo dicho anteriormente, pues su padre lo hizo beber con el estómago vacío al mismo tiempo que él quiso beber rápido para poder ver “Los Chiripitifláuticos”.
Manuel, nunca más volvió a tomar alcohol ni a fumar.
Otro consejo que os doy es el de no mezclar bebidas… y en esto tengo una más que dilatada experiencia… dilatadísima.
Era costumbre en mis tiempo el tomarse unas “tazas” de vino antes de empezar con las copas, ya que el vino “subía” antes y costaba mucho menos.
La mezcla que se producía en el estómago entre el alcohol de cierta graduación y la “química” que le echaban los taberneros al Ribeiro, era altamente explosiva, sobre todo al día siguiente, eso es algo de lo que sólo podemos hablar quienes hemos "taceado" por la calle del Franco.
De las resacas mortales que he sufrido he aprendido que no se debe mezclar la bebida, lo que dejé de hacer tajantemente, tomando desde ese momento whisky sólo y a veces doble.
Y por todo le que he dicho y por todo lo que he bebido, os recomiendo que tengáis en cuenta los consejos que os he dado antes de pillaros una mierda, es cierto que ahora apenas tomo alcohol, pero antes sí, ahora el organismo y el cuerpo me lo están repartiendo a partes iguales.
¡¡Ahh!!, una cosa por último… si te entra la gana de mear estando en la calle ten cuidado donde lo haces, porque como te pille haciéndolo en la entrada de mi garaje, me pagas un pantalón y luego te la corto.
Me da igual que el baño esté ocupado... como te pille te la corto.