jueves, 6 de marzo de 2008

Mis ilustres amistades




Creo que a estas alturas del blog no saldréis de vuestro asombro debido a los conocimientos que poseo, pues lo mismo que hablo del cambio climático os hablo del origen del universo o de las religiones, e incluso de temas más importantes como el sexo en el matrimonio.
He de decir en honor a la verdad, que de todos los conocimientos que poseo algunos los he adquirido y otros me los han regalado, y todo gracias a que siempre me he sabido rodear de verdaderos talentos humanos de los que he aprendido todo cuanto sé.
Estos talentos de los que os hablaré son gente cualquiera, humildes todos ellos que por motivos personales no han querido salir del anonimato.
Por ejemplo y para empezar, puedo presumir de haberme codeado con Agustín “El Caramelero”, un genio con los números…. Era El Pitágoras de regaliz.
Agustín sabía todo lo que hay que saber de los números, su valor, su significado y su historia. Pero él era feliz haciendo caramelos y golosinas, pasando ampliamente de la numerología a la cual le dedicaba únicamente las tardes de sábados y domingos que era cuando cantaba los números en el bingo que nos montábamos vecinos y allegados en el bar del barrio.
Con su voz aflautada cantaba los números y a la par nos daba una muestra de sus conocimientos: -el 15 “la niña bonita”, el 22 “los patitos”, el 66 “las preñadas”…-, en fin, una verdadera pena de talento desperdiciado….
Como he dicho antes “El Caramelero”, no quiso dedicarse por entero a las matemáticas, de hecho sus conocimientos no iban más allá del número noventa y en quebrados tampoco estaba muy puesto, pero es que tampoco se le dio esa oportunidad de ampliar conocimientos
Yo siempre mantuve que en un país como EE.UU. hubiese triunfado y hoy quién sabe, a lo mejor estaría en la NASA de encargado de la cuenta atrás para el lanzamiento de cohetes: five… four… three… two… one… “el pelao” el ceeero.
Esto por la parte de ciencias, por la letras tengo que decir que también me he codeado con algún que otro genio de la poesía.
Os hablo de Miguel “El poeta del pincel”, al que apodaban así por destacar más en el mundo de la pintura.
Le gustaba mucho imitar a Murillo, aunque en sus rasgos predominaban más la brocha y el rodillo.
Pero donde su verdadero talento destacaba era en la poesía, aunque esto sólo lo sabíamos sus más allegados.
Miguel tampoco quería la popularidad, de hecho únicamente escribía sus obras en las puertas de los retretes de todo cuanto bar, tasca o cafetería frecuentaba.
Entre sus allegados presumía con orgullo de haber dejado una poesía y un mural en una pared de los retretes del Fondo Sur del Santiago Bernabeu, calificando estas obras como “Arte obscena”…. Y uno se puede imaginar que clase de obra estampó allí, sabiendo como sé que él era muy culé.
Pero el poeta encontró un trabajo de pintor y con los 600 euros que ganaba al mes acabó acomodándose, dejando a un lado la escritura para dedicarse por entero a la pintura.
Muchas tascas de Santiago aun lucen en las puertas de sus retretes parte de la obra de Miguel, algunas de las cuales son:

“Aquí cagó Miguel
El poeta del pincel
que se limpió el culo a la toalla
Por no quedar papel”

O:

“Vine corriendo
Pasé a tu lado volando
y si no te saludé
Es porque me estaba cagando


Y una más:

“Tu eres lienzo
Yo soy un artista
Enséñame la pachocha
Que le pinto un retrato a brocha”

Estos que he mencionado sólo son algunos casos de genios con los que me he codeado y de los que he aprendido, más adelante iré mencionando a otros, tiempo habrá para ello…

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