sábado, 19 de abril de 2008

El amigo imaginario de mi hijo



Hoy me he encontrado con un viejo amigo al que hacía tiempo que no veía y que me ha dado una sorpresa, ya que no sabía que el hombre se había hecho padre, mejor dicho, lo habían hecho padre, pues los hijos aunque se hacen entre dos, quienes los traen son las madres.
Tomamos un café y estuvimos una hora larga hablando de cosas de padres. Riéndonos con las anécdotas simpáticas y curiosas sobre ellos y que todos los padres tenemos para contar, del mismo modo que “babeando” con lo listos que son y poniéndonos hasta serios cuando ha tocado decir lo que tal seríamos capaces de hacer por ellos.
Me contaba el hombre algunas situaciones por las que está pasando y que me han recordado cuando mi hoy grandullón tenía 5 añitos, que son los que tiene ahora el suyo.
Y nos hemos reído un buen rato al llegar el punto en el que suyo, igual que lo tuvo el mío, se hizo un “amigo imaginario”.
El de mi hijo se llamaba “Javier”, y tengo que decir de él que no es que fuera mal chaval, pero que se llevase tan bien con mi niño yo lo llevaba fatal al principio, pues no sabía que esto fuese tan habitual entre los críos, sobre todo en los que como el mío eran primerizos para sus padres, sus abuelos y sus tíos, no teniendo la criatura ni siquiera en la calle que vivíamos ningún otro de su edad con el que poder jugar.
Es comprensible pues que el chaval se inventase un amigo, lo mismo que lo es que conversase con él.
Las primeras veces que lo escuché hablar de Javier y con Javier, no le di ninguna importancia, pero a medida que fue cobrando mas “presencia” en nuestras vidas… ahí me llegué a mosquear y a veces de lo lindo…
La verdad es que era muy cómodo poder disfrutar de una película por la tele o leer un libro, teniendo al niño allí al lado jugando y hablando con su amigo y dejándome tan tranquilo. Pero lo de sentarse a la mesa para comer y tener que ponerle un plato, ya era un poco más jodido… y no te digo cuando el chaval no probaba bocado porque tampoco comía su amigo.
Y una cosa es insistirle al tuyo para que coma, pero tener que hacer lo mismo con el hijo de “otros”, era algo que no iba conmigo.
Y luego por Navidad, escribía la carta a los Reyes… joder con el “Javierito”… ni que su padre fuese rico…
Y así me anduve un tiempo, de aquí para allá con mi hijo y con su amigo, dándose a veces el caso de tener que convencer primero a Javier, para que el mío hiciese caso.
Y estas sólo eran algunas cosas, porque, ponte a jugar con los tres… ¡coño!, al tuyo aun lo vas entendiendo, pero el amigo, o al menos el de mi hijo, era un antipático de cuidado… y poco hablador para colmo, motivo por el cual la mayoría de las veces yo no sabía lo que quería.
Llegué a pensar más de una vez que ese Javier era bastante mayor que el mío, cosa que no me hacía ninguna gracia, pues vale que el niño aprenda y que sea espabilado, pero todo a su debido tiempo, ya que noté como desde que se codeaba con él había espabilado demasiado, tanto que cada vez que hacía algo malo le cargaba la culpa a Javier.
Incluso se dio una ocasión en la que me harté un poco de los caprichos de “su amigo”, lo que le hice saber a mi hijo:
-Guille hijo, yo a veces no sé lo que quiere Javier-.
-Es igual papá, él a ti tampoco te entiende y alguna vez hasta me ha preguntado si eras tonto-.
¡Me cago en la madre que lo parió... tendrá narices el macaco!... que si no fuese tan amigo del mío ya le hubiese dado un sopapo.
Pero bueno, poco a poco Javier se fue alejando de su vida y de la nuestra, hora era también de que sus padres le hiciesen un poco de caso, pues de no ser por nosotros estaba en el más absoluto abandono.
Y cuando Javier no era más que un anecdótico recuerdo, nació mi niña. Ella ya no se inventó amigas ya que las tiene a cientos, pero para hablaros un poco de ella mejor me tomo una tila y mi tiempo.

4 han comentado:

Jose Antonio dijo...

Una bonita historia, me he reido un montón.
Me imagino que la propina se la tenías que dar a los dos.:)
Saludos.

m4n010 dijo...

Pues no te imaginas mal, había ciertos "caprichos" que habitualmente cumplimos a los hijos como chuches, caramelos y esos, en los que pedía para los dos.
El niño era listo ya que tenía la medida muy bien tomada, sabía hasta que punto lo de "Javier" colaba y hasta cual no.
Pillos que son, jajaja, pero que te voy a decir a ti...

Saludos

Jose Antonio dijo...

Si, ahora estoy viviendo parte de tus experiencias en mi casa con Jorge y Lucía.
saludos amigo

Serendipya dijo...

Los niños son pequeños... no tontos...

Lo de ls amigos imaginarios no se como será... supongo que preocupante para los padres... espero que no me pase...

BEsos¡