domingo, 13 de abril de 2008

Los sueños, sueños son, aunque jodan un montón.


Esta mañana al despertarme y nada más abrir los ojos, vi a mi mujer que a mi lado aun dormía, tan tranquila y como si aquí no hubiese pasado nada. ¡Tendrá morro la tía!.
La desperté sin ninguna delicadeza y con la brusquedad que se merecía, la había descubierto, vaya una pieza la que por esposa tenía.
-"Eh tú, despierta… ¿qué coño haces en mi cama?, venga, fuera de ella… y búscate un abogado que de esta nos divorciamos".
-"Pero… ¿qué te pasa?"- me preguntó extrañada.
-"y tienes el valor de preguntarme qué me pasa con esa cara de no haber hecho nada".-
Me levanté de cama de un salto para darle más seriedad al asunto y fue cuando lo hacía que vi sobre la mesilla de noche y tal como yo las había dejado, las llaves de mi coche.
-¡Hostia!- y rápidamente miré mi cartera llevándome otra grata sorpresa, el ver aun en ella mi tarjeta.
Me fui corriendo a la sala donde comprobé también que aun estaban mi ordenador y toda mi música… ¡ufff!, todo había sido un mal sueño.
Me volví para mi cuarto y me abalancé sobre mi mujer que seguía en cama y con cara de alucinada. La comí a besos y si no me la devoré porque a esas horas y con los niños a punto de levantarse, mi mujer le pone un tope y del cuello para abajo, ya no es beso que es ponerse al tajo.
-"Nada churri, que hoy me he despertado con gana de broma, jejeje"- y de está forma lo remendé, aunque no sé yo si bien del todo, pues si al principio me siguió un poco la juerga, se levantó y se marchó después de ponerme tiesa la verga.
¡Que siempre me pasen a mí estas cosas!, me lamenté, y no lo digo por quedarme con ella tiesa, si no el tener sueños tan desastrosos, como el de esta noche que soñé que mi mujer me dejaba por otro.
Y no sólo me abandonaba, si no que con ella se llevaba mis pertenencias más apreciadas: el ordenador, mí música, el coche y la tarjeta, todo para regalarle al otro, dejándome eso sí, la cuenta en números rojos.
Menos mal que todo ha sido un sueño, aunque pensé que para confirmarlo, mañana llamaré al banco y comprobaré el saldo.
¡Joder!, y yo por qué no soñaré con que me toca el euromillón o la lotería… pero no… a mi siempre lo malo, menuda suerte la mía.
O soñar como su sueñan otros, que una como Elsa Pataky, me hace suyo para envidia de todos, seguro que con mi mal fario si de caerme en un sueño esa breva, no me hubiese dado el gustazo, pues apuesto los huevos a que también en ese hubiese dado un gatillazo.
Recuerdo haber tenido sueño en cuando dejaba de ser un infante, medio dulce medio amargo, pues soñé con una vecina que me enseñó el cielo esa noche, tanto que al despertarme por la mañana, la sábana estaba mojada.
Pero si esa fue la parte dulce, que se trataba de la más fea, gorda y sucia del barrio consistió en lo más amargo. Con todo ello y al levantarme tuve la sensación de que empezaba a enamorarme.
Así que fui hasta delante de su puerta y me senté esperando a verla, más que nada para ver que sentía, ya que no me quitaba de la cabeza lo que esa noche había gozado.
Al poco tiempo salió a la puerta, no vestida para una gala ya que estaba hecha una guarra, sin lavar, sin peinar y con unos manchones en la bata, que parecían retalazos hechos por Ágata Ruiz de la Prada.
Y me quedé mirando para ella y ella para mí, tras lo cual me preguntó "-¿y tú qué carallo quieres?-". Anonado por su pregunta, acojonado por su carácter, di rienda suelta a lo que sentía y sin cortarme un pelo de la lengua le respondía: "-sólo decirte lo bien que jodes, María de los Dolores-".
Y se vino hacia mi, pero no se me confundan queridos lectores, que aquello no fue por flechazo, si no para arrearme con todas sus fuerzas un doloroso escobazo.
Esa fue si mal no recuerdo, la única vez que tuve un orgasmo en sueños y ya ven que mala suerte la mía, que de pareja tuve a una guarra y no lo digo por que fuese una viciosa en la cama, sino porque la cerda apenas se lavaba. Menos mal que aquel certero escobazo me la quitó del pensamiento de un plumazo.
Lo que ni puedo ni debo negar, es que aquella noche y pese a ser gorda, sucia y fea me harté de gozar con ella, aunque en honor a la verdad, diré que era ella quien de mí abusaba dada la diferencia de edad.
En fin, que los sueños, sueños son aunque jodan un montón y que unas veces te despiertas mojado y otras enojado.

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