martes, 22 de abril de 2008

P'a haberme escarallao...

Hoy me ha ocurrido un hecho curioso, que digo curioso… ¡milagroso!... y ha sido que cocinando me he derramado accidentalmente aceite hirviendo por la mano y no me ha pasado nada… increíble, ¿a qué sí?.
Ni quemadura, ni dolor, ni ampolla… ni nada de nada… con lo cual ya he descubierto como calentar los pies el próximo invierno.
Pero por un momento me he sentido como el protagonista de una serie de TV que echaban hace años: EL HOMBRE DE UN MILLON DE DOLARES.
El título se debía a que al hombre lo habían reconstruido tras un accidente con piezas, chips y otros artilugios mecánicos y electrónicos sin que físicamente se le notase nada anormal, pero podréis imaginaros lo que tal era capaz de hacer el tipo, desde ver a través de las paredes a poder saltar desde un décimo piso.
Bueno, tengo que decir que yo no soy capaz de hacer tantas cosas como el protagonista, también es cierto que salí mucho más barato, pues sólo costé un polvo, y dado que este se lo echaron en un monte y que llegué de penalti, debería decir que les salí gratis del todo pues ni siquiera gastaron en condones.
Después sí, vino la boda y el banquete y aunque este gasto sí tuvo mucho que ver conmigo, a fin de cuentas había sido yo el que había metido en el follón a mis padres… aunque bueno, aquí habría que puntualizar que del follón y la metida los culpables fueron ellos, por ello que no me siento culpable, y pese al respeto que les tengo bien se podría decir que les estuve como Dios, por no tomar precauciones….
Polvos aparte, el hecho del aceite me ha recordado el detalle de un amigo, que hace muchos, muchos años y queriendo emular al “Pequeño Saltamontes”, quiso poner a prueba su resistencia caminando descalzo sobre la plancha de acero de las antiguas cocinas de leña…. Por supuesto que ésta estaba encendida y a toda mecha, pues si no el experimento no tendría efecto.
Y pudo haberlo conseguido pese a ser harto difícil caminar descalzo por una plancha poco menos que al rojo vivo…. Si lo pudo o no haber logrado eso es algo que nunca llegó a averiguar, pues su padre lo pilló a tiempo y…. y a lo mejor hubiese caminado por la plancha como hizo Jesús sobre el agua, pero por lo pronto la cosa no llegó ni siquiera al intento, pues por resistir no resistió la hostia que su padre le metió.

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