¿Embarazado?...
Normalmente por estas fechas suelo marcarme algunos objetivos para cumplir durante el año que comienza. Esta vez sólo me he marcado uno, a fin de cuentas y dado que en los anteriores jamás los he cumplido, pues para qué coño me voy a poner más desafíos.
Con uno tengo más que suficiente, si lo cumplo cojonudo, y si no, pues lo dejo para el siguiente, o para el siguiente, o el siguiente.
Así que para este año que empieza me he marcado como única meta el vivir para acabarlo. Para lograrlo cuento con la colaboración del director del banco, a quien le debo año y medio de hipoteca. Estoy seguro que éste no me dejará morir hasta que le liquide hasta el último céntimo que le debo.
Y no sólo cuento con la colaboración de este director, si no que cuento además con dos informes médicos que casi me garantizan que de hoy a un año aún estaré por aquí. Uno es el de mi dentista y otro el de mi callista de cabecera.
Ambos me han asegurado que ni muelas ni callos presentan signos anormales que puedan poner en peligro mi vida, en vista de lo cual, al menos este año que empieza podré seguir fumando tranquilamente.
Eso sí, tendré que contar con que a la factoría que tengo en el riñón no se le de por expulsar una piedra, y digo esto porque llevo unos días con unos pinchazos en la zona que me resultan conocidos y que me tienen ya un poco mosqueado.
Tiene cojones también la cosa, que me haga la vasectomía para no tener más hijos y sin embargo cada dos por tres me toque parir una piedra. Pues como mis molestias sean por eso lo tengo muy claro, la llamaré Inés y la querré como a un hijo más, y si saca el bachillerato a la primera toda mi herencia será para ella.
Dicho así como yo lo digo la cosa parece una broma, pero a una piedra concebida dentro de uno se le acaba cogiendo algo de cariño, aunque sólo sea por el hecho de que parirla no es ninguna coña.
De momento los pinchazos me vienen muy espaciados en el tiempo, pero o mucho me equivoco o en unos días me pondré de parto, aparte de que esa posibilidad también me la advirtió la nueva doctora que tengo la semana pasada cuando me examinó superficialmente.
Digo superficialmente ya que de momento no me examinó por dentro, menos mal menos mal, porque cuando se puso el guante de látex me fijé bien y comprobé que tenía las uñas muy largas.
Es que me han sustituido al médico por una doctora joven y muy guapa, y hasta la semana pasada no nos conocíamos ni yo a ella ni ella a mí. Como es lógico en la primera consulta nos examinamos mutuamente, pero superficialmente como ya he dicho.
Yo a ella de abajo arriba y de arriba abajo, y ella a mí aparte de hacerme un montón de preguntas me palpó la barriga y los riñones, pero que me de un síncope ahora mismito si miento al decir que cuando la vi ponerse el guante creí que me quería también examinar por dentro.
Cerrado a cal y canto ya le advertí que eso no era la próstata. La verdad es que se me hacía muy violento que me metiese el dedo por el culo en nuestra primera cita.
El próximo lunes tengo que hacer una analítica y a ver que es, pero a mi me da la impresión que uno de estos días me pongo de parto, y yo de esto no soy primerizo.
En fin, duele pero no mata, lo único que pido es que no me joda los días libres que y que aguante hasta pasar Reyes, que carallo, ya que va a doler pues que al menos vaya a cuenta de la Seguridad Social. Y si no es mucho pedir, que venga bien y con un pan debajo del brazo.