miércoles, 10 de diciembre de 2008

En horas bajas

Me encuentro en horas bajas y puedo decir que llevo así desde el pasado viernes a las 11:30 de la mañana, lo que para ser exactos significa que a la hora de comenzar esta entrada llevo sumido en este estado unas 120 horas, de las que habría que descontar aproximadamente 40 que me pasé durmiendo y cerca de un par de ellas que me pasé jodiendo.
Debo aclarar que las 40 que pasé durmiendo habría que dividirlas entre cinco días y las casi dos que estuve jodiendo entre 2,30, que más o menos equivalen a dos completos y un “aquí te pillo, aquí te mato” realizado con alevosía y persecución hasta la mesa del salón.
El motivo por el cual estoy así no es más que por culpa un perro. Sí, un perro, el que yo quería tener en vez de tener un hijo, porque recuerdo que cuando a mi mujer se le antojó ser madre yo me opuse, al mismo tiempo que le comenté que prefería tener un chucho. Al final como siempre ella se salió con la suya y tuvimos dos a falta de uno. Y yo me quedé sin perro, por supuesto.
Yo tenía un libro de “cómo educar a un perro”, y me lo tenía bien aprendido. Sabía como hacerlo venir cuando lo llamase, como hacer para que se sentase, se acostase, se levantase y para que me diese la patita. Tenía incluso pensado educarlo para que me llevase las zapatillas cuando yo llegase a casa, pero…
Educar a un hijo no se parece en nada a educar a un perro y menos cuando llega a la edad del pavo, me refiero al hijo, porque un perro siempre es un perro, sin embargo un chaval cuando llega a los 17 años no es más que un soberbio mocoso que se cree ya un hombre porque le sale lanilla en el bigote.
A lo mejor la culpa es mía por insistir con la galletita de premio cuando hacía las cosas bien. No sé, pero no me explico como el perro del vecino se vuelve loco por las galletas y sin embargo el chaval no quiere ni verlas, y eso que son de Cuetara.
He probado también con una salchicha pero los resultados han sido los mismos. Debo aclarar que el chaval viene cuando lo llamo y se sienta cuando se lo digo. También cuando le interesa me lleva las zapatillas hasta el sofá, pero sólo cuando le interesa.
Ahora bien, no lo mandes ir al instituto, porque en cuanto te das la vuelta te la está metiendo doblada.
Y el pasado viernes me ha llamado su tutor para que se lo presente porque en lo que va de curso apenas le vio el pelo. Y yo tan orgulloso como estaba de tener el primer bachiller en la familia y el mocoso no quiere estudiar. Mi gozo en un pozo.
Así que si de aquí a fin de curso no recapacita lo veo fuera del instituto, eso sí, buscando curro de lo que sea, porque en mi familia no hay bachilleres, pero hay muchas manos encallecidas y muchas espaldas destrozadas de trabajar, y el señorito no va a ser menos, eso por mis huevos.
Por este motivo llevo unos días muy cabreado y no tengo humor para nada. Estoy en horas bajas y no recuerdo haber estado nunca tan decepcionado.
En fin, que si en estos días no escribo en el blog o no comento en los vuestros, que sepáis que es porque no estoy pasando por un buen momento.

7 han comentado:

Jose Antonio dijo...

Ánimo Manolo, los jovenes comenten muchos errores y no podemos hacer nada por evitarlos.

Por lo menos es del Barça que ya es bastante, fuera bromas como bien comentas es una putada.

Paciencia de padre y que que el enojo se te vaya pasando amigo.

Saludos Cordiales

Anónimo dijo...

La edad del pavo es muy mala Manolo, como dice Senovilla hay que tener paciencia. Yo tengo también un pavito en proceso.
Saludos y siento comentar menos, llevo un mes de mucho estres.

Eulogio Diéguez Pérez (Logio) dijo...

Pues para no tener humor para nada...

Carmen dijo...

Son cosas que casi todos hemos echo con esa edad, pero seguro que luego recapacita y se da cuenta de su error.

Entiendo por el mal momento que estás pasando... ánimo y si no quiere estudiar pues a trabajar y ya está.

Besos amigo

Montse dijo...

Yo tengo 2 que pasaron por ese momento pero unos buenos meses trabajando en un Burger les sacaron de su error y volvieron a estudiar. Se dieron cuenta que el puesto de Director General de la multinacional no les esperaba por su cara bonita, así que deseo que no tengas que llegar a ese extremo pero no pierdas la esperanza.

Ánimo encanto y besitos reparadores

Anónimo dijo...

SOY MARTA:

Manolo no te preocupes mucho, yo te doy la solución, como no quiere estudiar, que se encargue de todas las labores de la casa, cocinar, planchar, poner lavadoras, limpiar, coser, etc.
Pasadas las navidades vuelve al Instituto y te trae sobresalientes, te lo garantizo.
Y si esto no ocurre, fijate en el lado positivo de lo que va a descansar tu mujer.

Besos y anímate.

Anónimo dijo...

Yo estoy de acuerdo con Marta. Que trabaje, y si le va bien, pues genial, igual encuentra su vocación por ahí, que no sería el primero. Si le va mal, pues se dará cuenta a tiempo para volver al instituto. No te desesperes y mucho ánimo.