lunes, 6 de julio de 2009

Pintor que pintas con amor...

Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, después de unos cuantos días y pico sin aparecer ni por aquí ni por ahí, lo hago hoy siguiendo la famosa máxima que dice “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, sabiendo que si no lo hago hoy, probablemente mañana no lo haga por falta de ganas.
Estos días de ausencia ni he estado de vacaciones ni de fiestas, tampoco estoy enfermo y mucho menos en la cárcel, pero he descubierto sin querer un nuevo pasatiempos que me ocupa todo el tiempo libre del que dispongo.
Ha sido por casualidad que vino a parar a mis manos un pincel y un estuche de acuarelas y desde entonces trato de imitar a famosos pintores como Goya, Dali, Picasso y el Conde de Montecristo, e incluso algunos tan prestigiosos como Calenda y Opaito.
Y tengo que decir que se me ha dado bien el cambio de la brocha gorda al pincel fino al que me he adaptado imponiendo mi propio estilo, que es el de pintar tumbado en el sofá, aunque reconozco que tengo que perfeccionarlo bastante, para ello me conformaría con no embadurnar tanto la tapicería del mismo y aunque sólo fuese por evitar las broncas de la parienta, a quien dicho sea de paso tengo muy contenta con este nuevo pasatiempos, ya que como bien dice “desde que te dedicas a las bellas artes te has vuelto tan refinado que pareces amariconado”.
Ahora aprovecharé de que tengo un blog para exponer en él mis obras.

El primer cuadro lleva por título "Plaza del Pueblo a la hora de misa". Realizado sobre papel y antes de comerme un bocadillo de atún con pimientos del piquillo. Cojonudo... el bocadillo, por supuesto.

El segundo cuadro se titula "Noia con la marea alta", aunque he dudado en llamarlo "Noia a la hora de la siesta", dado que no se ve un alma por la calle.

El tercero es copiado de uno en el que aparecía un pescador armado de caña y dada las dificultades encontradas a la hora de pintar al hombre, he optado por suprimirlo y titular a éste como "Prohibido pescar".

El cuarto es "Un pueblo cualquiera en un día cualquiera a una hora cualquiera", aunque bien podría ser la hora de la siesta también dado que la calle está desierta.

Y el quinto se titula "Jamón de Jabugo" en el que si bien el jamón brilla por su ausencia, el pueblo sí es Jabugo.

Y para cerrar esta pequeña exposición os presento el cuadro de una barca y que he titulado como "el bocadillo estaba cojonudo".