viernes, 17 de junio de 2011

Me voy a emborrachar

Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc, etc, y etc. Hoy es 17 de junio del dos mil y pico, un día muy especial para mí por lo que al salir de trabajar y antes de subir a casa me paré en el bar y tomé unos vinos. Al no estar acostumbrado a beber y con el tratamiento que estoy tomando, bastaron un par de riojas para que vino y pastillas se me subiesen a la cabeza casi repentinamente, por lo que en estos momentos se me retuerce la lengua al hablar del medio pedo que tengo encima.
Vosotros no percibiréis este fenómeno puesto que esta entrada desde el comienzo hasta el the end es escrita y no hablada, pero si veis alguna falta de ortografía en la misma tenéis dos opciones, una es corregirla vosotros mismos y otra comunicarmela. Yo os recomiendo que la corrijais vosotros ya que si me lo comunicáis no os pienso hacer ni puto caso.
Decía que por ser un día especial para mí salí del trabajo decidido a tomarme unos vinos pues tenía dos cosas que olvidar y una que celebrar. Y... paradojas de la vida que los vinos no hicieron el efecto deseado, más bien todo lo contrario.
Quería olvidar que tal día como hoy hace exactamente 37 años empecé a trabajar y también quería olvidar que tal día como hoy y hace exactamente una semana, comencé a trabajar de nuevo después de 4 meses de baja. ¡Y me cago en la puta de bastos!, quieres creer que no me olvidé de lo que me quería olvidar y sin embargo no logro recordar lo que quería celebrar... Ya me dirás tú si no es para darme unas ostias.
Menos mal que uno de los grandes dones que tiene el vino es que mitiga las penas y aunque no logro olvidar lo que quisiera, al menos veo las cosas de otro color: un morado tirando a tinto. De hecho y aprovechando que estoy sólo en casa no sé si abrir la botella de Ribera del Duero que tengo reservada para una ocasión especial y bajármela poco a poco para prolongar el medio colocón que tengo.
Quizás ni con esto logreo olvidar lo que quiero olvidar y menos aún logre recordar lo que quería celebrar, pero si algo tiene de bueno estar borracho es que puedes aprovechar y celebrar lo que te salga de los huevos.
No sé, estoy dudando entre si abrirla o no abrirla, porque sentiría una pena enorme que esta alegría beoda y momentanea que ahora tengo, se fuese al carallo en menos de una hora. ¡Joder!, que no estoy así todos los días y después de lo que pasé y estoy pasando estos dos últimos años, creo que me lo merezco.
¡Pues claro que me lo merezco!. Asi que sabéis que os digo, que voy a abrir la botella y tirar de ella hasta acabarla del todo o caerme de culo, que coño.
Señores, señoras y señoritas, aquí pongo fin a esta entrada y me voy a emborrachar, ea. Ya sé que mezclar pastillas con vino no es recomendable, así que, ¡que sea lo que Diós quiera!.
Mañana os diré que tal me fue. En caso de que no esté por aquí es porque me morí, por lo que ruego a mis querid@s lectores recen un Padrenuestro por mí, el cual no tenéis porque rezar mañana, si acaso esperar a pasado mañana ya que a lo mejor si no aparezco es por culpa de la resaca, porque digo yo, puestos a rezar que sea por algo y no hacerlo en vano, es decir, no vayamos a tocarle los cojones a Nuestro Señor con nuestras oraciones por una falsa alarma.
¡A vuestra salud!.

1 han comentado:

Regina Castejon dijo...

Aguas, con la cruda de mañana, mientras disfruta al maximo y no manejes, Salusita!