jueves, 15 de septiembre de 2011

Escribir por escribir = una entrada de mierda

Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc.. Hay un celebre dicho que reza lo siguiente: "siempre hay una excepción que rompe la regla" y yo hoy he comprobado con mis propios actos que no hace falta una excepción para romperla. A mi me ha bastado con una mosca que revoloteaba alrededor de mi cabeza cuan mosca orbita alrededor de la cabeza de un paleto con boina e igual que hace la luna alrededor de la tierra y la tierra alrededor del sol, mientras éste permanece quieto igual que la cabeza.
La hija de puta se posó un momento sobre la mesa y... ¡zas!... a tomar por el culo la regla mientras que la mosca se fue de rositas. Dar no le he dado pero seguro que la he asustado tanto que ya no anda (vuela) por aquí y tampoco se la espera. Ahora bien, como se entere el jefe de lo de la regla es capaz de descontármela del sueldo, lo cual dudo que llegue a saber ya que tratándose de la única que teníamos en la oficina he tomado mis medidas y la he arrojado a la bolsa de basura envuelta entre papeles y cartones.
Y es que hay que andar con ojo señores, señoras y señoritas, porque a la mínima que haga seguro que me comen los huevos, hablando en sentido metafórico por supuesto, pues si aun fuese en el otro... Y me tienen ganas, vaya que sí, se lo noto en sus palabras, en sus miradas, en sus gestos y en que me han puesto de vigilanta particular a la hermana del jefe, la cual está pendiente de mirar el reloj cuando entro y volver a mirarlo cuando salgo, igual que está pendiente de cada uno de mis movimientos, si me siento, si me levanto y si voy al baño también lo está de cuanto tardo.
Cuantas veces la he sorprendido con la puerta un pelín abierta y espiándome tras ella, y dado que la señorita ya pasa de los 70, está soltera pero no sé si aún entera, por lo cual y para que tampoco se aburra controlándome, cuando la pillo en tal situación hago como que no la he visto y me acaricio el paquete descarada e intencionadamente, o me meto la mano bajo el pantalón y coloco la cosa al contrario de como la tengo, es decir, si la tengo hacia la izquierda la pongo hacia la derecha, y si la tengo a la derecha la pongo hacia la izquierda.
Ante mis gestos y movimientos provocadores la tipa ni se inmuta y continúa con el ojo pegado a la ranura de la puerta, lo cual de un tiempo a esta parte estoy pensando en que a la próxima que la pille me bajo los pantalones y los calzoncillos y me la coloco a la vista de sus ojos y como después de esto vea que sigue en la misma actitud, me acerco hasta ella y con toda mi jeta le pregunto si le parece grande o pequeña.
Evidentemente antes de hacerlo tendré que ojear el Estatuto de los Trabajadores por si hay algún artículo que prohiba exibir los cojones, aunque dado a que ella me espía medio escondida antes veré si hay alguno que diga y dado que cuanto más me acaricio los huevos más me mira, lo cual podría considerarse como acoso sexual, o laboral, o incluso espionaje industrial.
En cualquier caso y a lo único que le temo es que un día de estos la pille con el ojo tras la puerta, me acaricie los huevos como de costumbre y porque aún me queda algo de testosterona se me ponga tiesa la polla. Hombre, a mi edad va a ser difícil que me ocurra esto sobre todo si quien me mira es un callo, pero mira, cosas más increíbles me han sucedido con el carallo y si subirla tan alegremente no es tarea fácil, bajarla no lo es menos porque entonces son dos cabezas a pensar y yo sé que la de abajo le puede a la de arriba sobre todo cuando está erguida.
No hace falta que diga que esto nos sucede a la mayoría de los hombres ya que todos y sin excepción somos bicéfalos por naturaleza, es decir, nacemos con dos cabezas pensantes y la única diferencia entre ambas radica en que aunque la mayor parte del tiempo las dos piensan en el sexo, la de arriba puede no cesar en su empeño mientras que la de abajo se va por los Cerros de Úbeda produciéndose entre ellas un efecto de choque que causa lo que vulgarmente conocemos como "gatillazo".
Este problema suele ocurrirle a los hombre de cierta edad, que muchos se pasan todo el día con el sexo en la cabeza de arriba y no son capaces ni a empujones de trasladar el mismo pensamiento a la de abajo, yendo cada una por su lado y a su bola, cosa que no mola pues cuando esto sucede estamos ante algo más serio que un simple gatillazo.
Recuerdo cierta lectura en una revista médica que decía que si de 5 intentos tienes 3 gatillazos debes acudir al médico de inmediato, pero no especificaba si con los pantalones subidos o bajados para que sea el propio doctor quien compruebe con sus propios ojos el estado gravitatorio en el que se encuentra el chollo.
Así que si a ti te sucediese esto ve corriendo al médico, pero ¡al loro!, si te lo toca y el miembro reacciona no temas ni te pongas nervioso, esa sería señal inequívoca que con el paso de los años te has vuelto maricón sin darte cuenta.

2 han comentado:

Eulogio Diéguez Pérez (Logio) dijo...

Tu fíate de que la mosca no vuelva, fíate.

Dina dijo...

aaaaaaaaaaaaaaay...el gatillazo... ese gran conocido...
Por cierto, yo no lo hubiera podido evitar y ya hubiera sacado mi vena exhibicionista ante la reina de las espias, jejeje