Bienvenido al Club D. Juan Carlos
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, Maru, querid@s amig@s, etc., etc. y etc.. Después de una temporadita sin escribir nada ya que lo mío va por rachas y últimamente no suelto el pincel ni para ir al retrete, me siento hoy ante el teclado para contaros cosas que supongo ya sabéis, pero no quisiera dejar de opinar sobre ellas ya que en lo tacante a lo que toca, unas me tocan directamente y otras me tocan las pelotas.
Mal de ojo o "cousa de meigas" por las que últimamente pasa la monarquía española de España, desde que el Undargarín volvió a jugar al balonmano y quiso anotarse el tanto de su vida de un pelotazo. Mal sobre todo para el pequeño Froilán que puede entrar en el mundo de los cojos por obra y gracia de su padre D.Jaimito, que en lugar de comprarle una Play Station 3, con el último juego del Call of Duty, para que el chaval disfrute pegando tiros, va y le deja jugar con una escopeta de verdad. Y claro, como dice Doña Sofía: "con los niños pasan estas cosas"...
Perdone Majestad, pero no, con mis hijos esas cosas no pasaron ni hubiesen pasado, pues a la edad de su nieto mis hijos no jugaban con escopetas de verdad, y líbreme Dios a mi como padre y como adulto, primero de manejar un arma de fuego y menos aún de ponerla en manos de un crío.
Es cierto y así debo reconocerlo que mi hija hoy llego a casa con una herida en la rodilla por caerse patinando y que yo le compré los patines, "mea culpa", y que igual que me llegó con la rodilla lesionada pudo haberme llegado con un golpe en la cabeza, "culpa suya porque tiene casco". Eso sí son cosas de niños Majestad... e incluso esta peladita que tengo desde hace más de tres cuartos de vida poco más atrás de la oreja izquierda, en la que no volvió a crecer el pelo desde que Toño Taboda, atinó en ella de una certera pedrada, asunto que quedó vengado en su día pues para estas cosas mis abuelos, aunque eran cristianos por profunda devoción, no comulgaban con eso de poner la otra mejilla.
Algo de musulmán deberían tener también ahora que lo pienso pues en eso ambos eran muy tajantes, ante una agresión: ¡venganza!... mi abuela todo lo solucionaba con un "a la próxima le das una patada en los huevos". Mi abuelo que era más práctico, aparte de meterme de chaval en un gimnasio de boxeo, recuerdo que ese día me dejó su navaja para que me currase un buen tirachinas con el que poder devolver la pedrada.
A este respecto recuerdo el día que llegué a casa con un ojo empavonado de un también certero puñetazo de el mismo Toño Taboada (había más chavales en el barrio, pero ese era y sigue siendo mi mejor amigo), mi abuelo me lo miró y tras preguntarme quien me había hecho eso me preguntó: "¿te vengarías?"..., a la cual respondí "si, si no me vengo me mata".
Volviendo a la navaja, la bronca que tuvo que oír mi abuelo de mi respectiva por ponerla en mis manos... algo que ahora al recordarlo me sorprende, pues si éste se excusaba diciendo que aunque me cortase en un dedo manipulando la navaja, para lo que supuestamente tendría que hacer, un mango y unas muescas en una "Y" de madera, muy torpe tendría que ser para hacerme el harakiri u otra barbaridad por el estilo, sin embargo mi abuela era más dada a temer que yo, a mis 9 ó 10 años que tendría por entonces, con una navaja en la mano me liase a navajazos con todo el mundo cuan Pualino hizo años en Chantada, cargándose a 7 que se cruzaron con él de sendas cuchilladas... Esto es algo que nunca me pregunté ni en lo que me paré a pensar hasta hoy, ¿abuela, por qué tenías ese miedo si todo el mundo decía que yo tenía cara de bueno?.
Dejando de lado temas familiares propios y volviendo a los Borbones, este nuestro Juan Carlos, y lo digo con todos los respetos no sea que me metan preso, parece que se le va un poco la olla. Digo yo, a su edad, con los últimos achaques que ha padecido y que visto está que ya no es capaz de dar 10 pasos sin dar un tropezón o un resbalón, ¿cómo carallo se le ocurre ir a cazar elefantes?... Menos mal, menos mal, que fue de una simple caída, porque llega a ser por la embestida de animal de esos y vamos, nos quedamos sin monarca de un trompazo, porque escapar corriendo ya no puedes.
Que marrón dejaría para la historia de España D. Juan Carlos I de Borbón... y que carcajadas en las aulas cuando en esa asignatura se estudiase su reinado: "Juan Carlos I de España, 35 años de reinado, ascendido al trono por los cojones de Paco y la palmó de un trompazo". Estoy seguro que pasaría a la historia con el ápodo de "El Trompas". ¡Que sí, que sí!, que este país es así.
Bueno, no quiero espallarme más escribiendo porque a fin de cuentas son desgracias ajenas y sean quienes sean quienes las padecen, no es ético ni correcto hacer burla de ellas, pero tampoco lo es Majestad, en los tiempos que estamos irse de cacería en plan multimillonario a costa del erario.
En fin, no me queda más que expresarle mis condolencias por los accidentes familiares y... no se ofenda, de paso darles la Bienvenida al Club de los Cojos, al cual tengo el disgusto de pertenecer, y es que ya ve usted Majestad que mal repartida está la vida... unos no queríamos pertenecer y otros entran por pijerías.
Mal de ojo o "cousa de meigas" por las que últimamente pasa la monarquía española de España, desde que el Undargarín volvió a jugar al balonmano y quiso anotarse el tanto de su vida de un pelotazo. Mal sobre todo para el pequeño Froilán que puede entrar en el mundo de los cojos por obra y gracia de su padre D.Jaimito, que en lugar de comprarle una Play Station 3, con el último juego del Call of Duty, para que el chaval disfrute pegando tiros, va y le deja jugar con una escopeta de verdad. Y claro, como dice Doña Sofía: "con los niños pasan estas cosas"...
Perdone Majestad, pero no, con mis hijos esas cosas no pasaron ni hubiesen pasado, pues a la edad de su nieto mis hijos no jugaban con escopetas de verdad, y líbreme Dios a mi como padre y como adulto, primero de manejar un arma de fuego y menos aún de ponerla en manos de un crío.
Es cierto y así debo reconocerlo que mi hija hoy llego a casa con una herida en la rodilla por caerse patinando y que yo le compré los patines, "mea culpa", y que igual que me llegó con la rodilla lesionada pudo haberme llegado con un golpe en la cabeza, "culpa suya porque tiene casco". Eso sí son cosas de niños Majestad... e incluso esta peladita que tengo desde hace más de tres cuartos de vida poco más atrás de la oreja izquierda, en la que no volvió a crecer el pelo desde que Toño Taboda, atinó en ella de una certera pedrada, asunto que quedó vengado en su día pues para estas cosas mis abuelos, aunque eran cristianos por profunda devoción, no comulgaban con eso de poner la otra mejilla.
Algo de musulmán deberían tener también ahora que lo pienso pues en eso ambos eran muy tajantes, ante una agresión: ¡venganza!... mi abuela todo lo solucionaba con un "a la próxima le das una patada en los huevos". Mi abuelo que era más práctico, aparte de meterme de chaval en un gimnasio de boxeo, recuerdo que ese día me dejó su navaja para que me currase un buen tirachinas con el que poder devolver la pedrada.
A este respecto recuerdo el día que llegué a casa con un ojo empavonado de un también certero puñetazo de el mismo Toño Taboada (había más chavales en el barrio, pero ese era y sigue siendo mi mejor amigo), mi abuelo me lo miró y tras preguntarme quien me había hecho eso me preguntó: "¿te vengarías?"..., a la cual respondí "si, si no me vengo me mata".
Volviendo a la navaja, la bronca que tuvo que oír mi abuelo de mi respectiva por ponerla en mis manos... algo que ahora al recordarlo me sorprende, pues si éste se excusaba diciendo que aunque me cortase en un dedo manipulando la navaja, para lo que supuestamente tendría que hacer, un mango y unas muescas en una "Y" de madera, muy torpe tendría que ser para hacerme el harakiri u otra barbaridad por el estilo, sin embargo mi abuela era más dada a temer que yo, a mis 9 ó 10 años que tendría por entonces, con una navaja en la mano me liase a navajazos con todo el mundo cuan Pualino hizo años en Chantada, cargándose a 7 que se cruzaron con él de sendas cuchilladas... Esto es algo que nunca me pregunté ni en lo que me paré a pensar hasta hoy, ¿abuela, por qué tenías ese miedo si todo el mundo decía que yo tenía cara de bueno?.
Dejando de lado temas familiares propios y volviendo a los Borbones, este nuestro Juan Carlos, y lo digo con todos los respetos no sea que me metan preso, parece que se le va un poco la olla. Digo yo, a su edad, con los últimos achaques que ha padecido y que visto está que ya no es capaz de dar 10 pasos sin dar un tropezón o un resbalón, ¿cómo carallo se le ocurre ir a cazar elefantes?... Menos mal, menos mal, que fue de una simple caída, porque llega a ser por la embestida de animal de esos y vamos, nos quedamos sin monarca de un trompazo, porque escapar corriendo ya no puedes.
Que marrón dejaría para la historia de España D. Juan Carlos I de Borbón... y que carcajadas en las aulas cuando en esa asignatura se estudiase su reinado: "Juan Carlos I de España, 35 años de reinado, ascendido al trono por los cojones de Paco y la palmó de un trompazo". Estoy seguro que pasaría a la historia con el ápodo de "El Trompas". ¡Que sí, que sí!, que este país es así.
Bueno, no quiero espallarme más escribiendo porque a fin de cuentas son desgracias ajenas y sean quienes sean quienes las padecen, no es ético ni correcto hacer burla de ellas, pero tampoco lo es Majestad, en los tiempos que estamos irse de cacería en plan multimillonario a costa del erario.
En fin, no me queda más que expresarle mis condolencias por los accidentes familiares y... no se ofenda, de paso darles la Bienvenida al Club de los Cojos, al cual tengo el disgusto de pertenecer, y es que ya ve usted Majestad que mal repartida está la vida... unos no queríamos pertenecer y otros entran por pijerías.
2 han comentado:
hola Manolo....bonitos recuerdos con lo del tirachinas ,mis hermanos tambien los hacian y se iban a la caceria de pajaritos....eso por aqui si que lo hacian todos los niños ,escopetas,...algun privilegiado con carabina de perdigones no dudes ,siempre hubo clases un saludo y hasta siempre
Joder Manolo, tienes los huevos como flanes. Después de que su majestad tuvo la deferencia de recibirte en audiencia de la manera en que te recibió y con el oloroso ambientador que portabas, no has tenido ni un ápice de clemencia. Lo cierto es que, como siempre, has provocado que se me parta el culo. Un abrazo y a ver si puedo enviarte alguna misiva...
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