Secretos de alcoba
Distinguidos vosotros y queridísimas vosotras, aquí estoy otra vez y lo hago porque quiero hacer una puntualización sobre mi entrada anterior, la que casualmente viene siendo la que está justo debajo de esta.
Quiero dejar bien claro para que no haya lugar a engaños que aunque todo lo dicho en la misma es cierto, sucede con ella algo que también suele pasar cuando la mujer te pilla en pelotas y encima de otra mujer, o debajo, o de lado. Aunque la posición es lo de menos porque cuando esto ocurre nunca es lo que parece, salvo que te pille haciendo un 69, que ese caso te quedas tan frío que eres incapaz de articular ni una sola palabra.
Pues con mi anterior entrada sucede otro tanto de lo mismo, que no es lo que parece, y dejadme que lo aclare en un momento.
Después de un mes y pico sin dar señales de vida y a juzgar por lo que cuento en ella, estoy seguro que pensaréis que en todo este tiempo lo único que he hecho ha sido tirarme un pedo, pintar un lienzo e ir a un concierto. Y que llevo desde aquel entonces hasta ahora esperando a que llegue el sábado para echar un cuesco.
Si es eso lo que pensáis os equivocáis, porque me he tirado más de un pedo, pintado varios lienzos y he ido a un par de conciertos. Desgraciadamente lo del polvo si que es cierto, aunque si mal no recuerdo hace como cosa de 15 días tuve un intento, el cual lógicamente no contaré como un polvo y tampoco contaré como un cuento, pues es de caballeros no pregonar por ahí lo que hacemos en nuestra alcoba.
Como bien sabéis vosotras los hombres somos más dados a contar lo que hacemos en otras alcobas, y para eso exagerando un poco. Pero como vosotros sabéis tan bien como yo, ellas ya no saben que decir con tal de ponernos a parir.
Haciendo un poco de incapié en esto que acabo de comentar y adentrándome en dormitorios ajenos, comentaré que hace unos días me encontraba yo en cama a las dos de la mañana aguardando plácidamente a que Morfeo me acogiese en su regazo cuando me sobresaltaron los gritos de una mujer. ¡SIIII!, ¡SIIIIIIIII!, ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!... ¡AHHHHH!... ¡AAAHHHHHHHH!... ¡AAAHHHHHHH!... (no estoy muy seguro de este último AAAHHHHHHH, pero por si las moscas también lo pongo).
Los gritos procedían del dormitorio de una vecina y fueron respondidos desde el mío con un lamento “¡Coño!, Juan Carlos está chingando y yo como un gilipollas contando borregos mientras espero a que me venga el sueño".
Era miércoles y no tocaba, pero Juan Carlos también es de los de sábado sabadete y tampoco le tocaba, y si a él le sonó la flauta yo tenía que intentarlo por si también de casualidad me sonaba… y como quien no quiere la cosa me arrimé a mi señora que ya dormía más allá de donde un caballero puede contar, es decir, me eché encima de ella… y sonó, aunque no de casualidad porque la verdad es que me lo esperaba.
Y cuando en el dormitorio de mi vecino se hizo el silencio en el mío sonó bien alto una bronca de tres pares de cojones, pero la flauta no tocó ni una triste nota quedándose mustia y arrugada hasta que Dios sabe cuando dará un concierto.
Tal fue la cosa que cuando al día siguiente me crucé en la escalera con este Juan Carlos, que me saludó muy sonriente, se me puso la mosca tras la oreja ya que no sabía si esa cara la tenía así por lo acontecido esa noche en su dormitorio, o si por el contrario se reía de mí por lo que había acontecido en el mío.
Que me parta un coco si no me faltó un pelo para decirle que mi señora disfrutó tanto o más que la suya y que si la escuchó gritar que me fuese a tomar por culo es porque esa noche lo estaba pasando tan bien, tan bien, tan bien, que hasta se apuntaba para una orgía.
En fin, quede aclarado pues que si durante todo este tiempo nada de nada fue porque no quise, pues aquella noche que desperté a mi señora por si de casualidad me tocaba la flauta, en lugar de tocármela recibí de ella autorización a tener sexo fuera del matrimonio, sus palabras no arrojaron la menor duda: "¡vete a tomar por el culo!".
Ahora finalizaré esta entrada al estilo Senovilla, es decir formulando una pregunta y que será la siguiente:
¿Alguna vez tu mujer te ha dado autorización para tener sexo fuera del matrimonio, o soy yo el único afortunado?...
Quiero dejar bien claro para que no haya lugar a engaños que aunque todo lo dicho en la misma es cierto, sucede con ella algo que también suele pasar cuando la mujer te pilla en pelotas y encima de otra mujer, o debajo, o de lado. Aunque la posición es lo de menos porque cuando esto ocurre nunca es lo que parece, salvo que te pille haciendo un 69, que ese caso te quedas tan frío que eres incapaz de articular ni una sola palabra.
Pues con mi anterior entrada sucede otro tanto de lo mismo, que no es lo que parece, y dejadme que lo aclare en un momento.
Después de un mes y pico sin dar señales de vida y a juzgar por lo que cuento en ella, estoy seguro que pensaréis que en todo este tiempo lo único que he hecho ha sido tirarme un pedo, pintar un lienzo e ir a un concierto. Y que llevo desde aquel entonces hasta ahora esperando a que llegue el sábado para echar un cuesco.
Si es eso lo que pensáis os equivocáis, porque me he tirado más de un pedo, pintado varios lienzos y he ido a un par de conciertos. Desgraciadamente lo del polvo si que es cierto, aunque si mal no recuerdo hace como cosa de 15 días tuve un intento, el cual lógicamente no contaré como un polvo y tampoco contaré como un cuento, pues es de caballeros no pregonar por ahí lo que hacemos en nuestra alcoba.
Como bien sabéis vosotras los hombres somos más dados a contar lo que hacemos en otras alcobas, y para eso exagerando un poco. Pero como vosotros sabéis tan bien como yo, ellas ya no saben que decir con tal de ponernos a parir.
Haciendo un poco de incapié en esto que acabo de comentar y adentrándome en dormitorios ajenos, comentaré que hace unos días me encontraba yo en cama a las dos de la mañana aguardando plácidamente a que Morfeo me acogiese en su regazo cuando me sobresaltaron los gritos de una mujer. ¡SIIII!, ¡SIIIIIIIII!, ¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!... ¡AHHHHH!... ¡AAAHHHHHHHH!... ¡AAAHHHHHHH!... (no estoy muy seguro de este último AAAHHHHHHH, pero por si las moscas también lo pongo).
Los gritos procedían del dormitorio de una vecina y fueron respondidos desde el mío con un lamento “¡Coño!, Juan Carlos está chingando y yo como un gilipollas contando borregos mientras espero a que me venga el sueño".
Era miércoles y no tocaba, pero Juan Carlos también es de los de sábado sabadete y tampoco le tocaba, y si a él le sonó la flauta yo tenía que intentarlo por si también de casualidad me sonaba… y como quien no quiere la cosa me arrimé a mi señora que ya dormía más allá de donde un caballero puede contar, es decir, me eché encima de ella… y sonó, aunque no de casualidad porque la verdad es que me lo esperaba.
Y cuando en el dormitorio de mi vecino se hizo el silencio en el mío sonó bien alto una bronca de tres pares de cojones, pero la flauta no tocó ni una triste nota quedándose mustia y arrugada hasta que Dios sabe cuando dará un concierto.
Tal fue la cosa que cuando al día siguiente me crucé en la escalera con este Juan Carlos, que me saludó muy sonriente, se me puso la mosca tras la oreja ya que no sabía si esa cara la tenía así por lo acontecido esa noche en su dormitorio, o si por el contrario se reía de mí por lo que había acontecido en el mío.
Que me parta un coco si no me faltó un pelo para decirle que mi señora disfrutó tanto o más que la suya y que si la escuchó gritar que me fuese a tomar por culo es porque esa noche lo estaba pasando tan bien, tan bien, tan bien, que hasta se apuntaba para una orgía.
En fin, quede aclarado pues que si durante todo este tiempo nada de nada fue porque no quise, pues aquella noche que desperté a mi señora por si de casualidad me tocaba la flauta, en lugar de tocármela recibí de ella autorización a tener sexo fuera del matrimonio, sus palabras no arrojaron la menor duda: "¡vete a tomar por el culo!".
Ahora finalizaré esta entrada al estilo Senovilla, es decir formulando una pregunta y que será la siguiente:
¿Alguna vez tu mujer te ha dado autorización para tener sexo fuera del matrimonio, o soy yo el único afortunado?...
4 han comentado:
Antes si, antes siempre me mandaban a tomar viento fresco, ahora me mandan a por el pan, la leche, sal... ya tu sabes, esas cosas.
Un abrazo, don Manuel
Suelen decir esas frases con la boca pequeña, porque el día que la cumplamos seguro que se arrepienten para siempre.
Un abrazo.
Jajajaj, a mí unas 3848458585 veces, lo de tomar por culo, digo. Muy buena entrada y salida. Abrazo fraterno desde mi galaxia. Te leo aunque no deje señales, eh? Losepas.
Nunca me he casado y no se de que va eso, suerte que tengo... o no. Pero si que soy de los de sabado sabadete... camisa limpia... ¡y otra vez que no!
Un gran Blog, felicidades
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