Cambio de costumbres
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc. Como todos podeís comprobar la juventud de hoy en día luce barba de dos o tres días en la cara, y aquí debo punturalizar que me refiero a la juventud masculila ya que la femenina no luce barba en la cara pero según me han contado anda con el chichi rasurado.
Y yo para no ser menos por supuesto e ir acorde con mi condición de joven varonil, acostumbro a lucir en la cara barba de 2 ó 3 días, de la cual y por cada 5 pelos que me salen uno es negro y los otros cuatro blancos.
Diré que ante este brote de pelos blancos intenté llevar a cabo en alguna ocasión un afeitado selectivo, es decir, con unas pinzas de depilar arrancarme los pelos blancos y dejar sólo los negros. Ardua e incómoda labor a la par que dolorosa, y lo que es peor, con un acabado desastroso ya que arrancados mis blancos pelos y dejando sólo los negros, mi cara parecía el cuerpo de una rata vieja, sí, de esas que andan medio peladas.
Hoy puedo decir y digo que desde el pasado sábado esto ya no es así. No, no me he teñido la barba, pero he probado la nueva maquinilla de afeitar de Gillete que anuncian por la tele, me ha gustado y me he decidido a cambiar el afeitado por el deslizado. Y quienes sigáis los anuncios de la tele ya sabéis a que maquinilla me refiero.
El caso es que ahora en lugar de lucir una barba medio negra medio blanca, luzco un afeitado perfecto que deja a la vista mis arrugas de viejo más un poco de la papada que antes disimulaba con la perilla y la barba.
De todos modos con arrugas y un poco de papada me veo más joven con la barba afeitada, tanto es así que ayer después de afeitarme me vi tan guapo que no pude resistir la tentación de besarme en el espejo. Conste que quise hacerlo en la mejilla, lo cual me fue imposible ya que allá donde mis labios iban también iban los de mi reflejo, así que al final y en vista de que estaba sólo en el baño desistí de andar con esquivos y besé a mi reflejo en los labios.
Al principio sentí un poco de vergüenza por aquello de besarme en la boca, pero luego me pregunté: ¿y vergüenza por qué?. Y como buen gallego que soy respondí a mi propia pregunta con otra pregunta de mi cosecha: ¿por qué te da vergüenza besar al tipo del espejo si más de una vez... unas cuantas... bastantes... muchas (dejémoslo aquí) ya lo has pajeado?.
Y dado que era cierto lo que yo me preguntaba en la segunda pregunta, deje el beso en algo anecdótico y salí del cuarto de baño aseado, afeitado y besado... y poco le falto al verme tan guapo para volver a entrar y masturbar una vez más al tipo del espejo, total, una más que importa ya. Y lo hubiese hecho de no ser por temor a remordimientos, pues si por un beso en los labios ya me sentí avergonzado, agarrársela y meneársela podría acarrearme problemas de conciencia pese a que el gusto sería a partes iguales, es decir, tanto para mí como para mi reflejo en el espejo.
Pero como he dicho, si los remordimientos afloraron sólo por simple beso, por muy guapo que me viese hacerme una paja podría desastibilizar mi estado emocional el cual bastante desestabilizado está ya, por lo tanto opté por visionar unas páginas porno para tener un atenuante, y la verdad es que luego de estar visionando vídeos cochinos durante al menos media hora me decidí a regresar al cuarto de baño y hacerme un apaño, pero al pasar por delante del espejo y contemplar de nuevo mi reflejo se me quitaron las ganas, pues no creí pertinente ver la cara de placer en mi imagen reflejada cuando por el contrario, lo que hay del espejo para acá, es decir, mi persona físicamente física y de masa corporal real, no está en el momento idoneo para masturbarse por masturbarse, aunque es cierto que la visión del vídeo de María La Piedra con Nacho Vidal, hizo que mi masa corporal se agrandase un poco.
Así que sin más, borré ese pensamiento de mi mente y en lugar de masturbarme me tiré en el sofá y en lugar de acariciarme me rasqué un poco los huevos que en cristiano manchego viene a ser lo mismo que decir que no hice nada de nada de nada por tener en una mano el cigarro mientras con la otra me rascaba lo que me rascaba.
Y así me pasé buena parte del domingo hasta que llegó la hora de ir para cama en donde llevé acabo un amago de atacar a mi mujer por el flanco bajo, pero ésta se cerró en banda y de piernas con la excusa de que al día siguiente (hoy) le tocaba madrugar dejándome como estaba, es decir con más ganas acumuladas y el arrepentimiento de no haberme masturbado luego de ver el vídeo cochino de marras.
Y antes de dormir, que es cuando el coco desgraciadamente más funciona, tomé la firme decisión de en lo sucesivo afeitarme día sí, día no, en lugar de hacerlo cada tres y de masturbarme si el cuerpo me lo pide aunque en frente me vea reflejado haciéndome lo mismo, pues a fin de cuentas ¿por qué pasar vergüenza si al tipo del espejo ya lo he masturbado muchas más que media docena de veces?.
Lo dicho, a partir de hoy haré cambios importantes en mi vida como afeitarme con más frecuencia y hacerme un poco más sin vergüenza, lo cual ya queda patente en esta entrada al afirmar que esta noche o mojo el churro o me hago una paja... ¿por qué ahora ya no es pecado?, ¿o aún lo es?... Bueno, y si es pecado que sea pecado, lo importante es que no me joda más la vista lo cual está científicamente demostrado que es una mentira cochina, aunque en mi caso algo de cierto hay en esto, pues a la distancia que estoy del ordenador para ver el susodicho vídeo con claridad tengo que acercar demasiado la nariz al monitor y jugarme el tipo con eso de la radiación que dicen que emiten estos aparatos.
Y para acabar esta entrada me gustaría hacer una pregunta a los inventores de aparatos: ¿para cuándo un monitor en 3 D que te permita aunque sólo sea meter la nariz en la entrepierna de María La Piedra sin que te tropiece en el cristal de la pantalla?.
¿Una buena pregunta, a qué si?.
Y yo para no ser menos por supuesto e ir acorde con mi condición de joven varonil, acostumbro a lucir en la cara barba de 2 ó 3 días, de la cual y por cada 5 pelos que me salen uno es negro y los otros cuatro blancos.
Diré que ante este brote de pelos blancos intenté llevar a cabo en alguna ocasión un afeitado selectivo, es decir, con unas pinzas de depilar arrancarme los pelos blancos y dejar sólo los negros. Ardua e incómoda labor a la par que dolorosa, y lo que es peor, con un acabado desastroso ya que arrancados mis blancos pelos y dejando sólo los negros, mi cara parecía el cuerpo de una rata vieja, sí, de esas que andan medio peladas.
Hoy puedo decir y digo que desde el pasado sábado esto ya no es así. No, no me he teñido la barba, pero he probado la nueva maquinilla de afeitar de Gillete que anuncian por la tele, me ha gustado y me he decidido a cambiar el afeitado por el deslizado. Y quienes sigáis los anuncios de la tele ya sabéis a que maquinilla me refiero.
El caso es que ahora en lugar de lucir una barba medio negra medio blanca, luzco un afeitado perfecto que deja a la vista mis arrugas de viejo más un poco de la papada que antes disimulaba con la perilla y la barba.
De todos modos con arrugas y un poco de papada me veo más joven con la barba afeitada, tanto es así que ayer después de afeitarme me vi tan guapo que no pude resistir la tentación de besarme en el espejo. Conste que quise hacerlo en la mejilla, lo cual me fue imposible ya que allá donde mis labios iban también iban los de mi reflejo, así que al final y en vista de que estaba sólo en el baño desistí de andar con esquivos y besé a mi reflejo en los labios.
Al principio sentí un poco de vergüenza por aquello de besarme en la boca, pero luego me pregunté: ¿y vergüenza por qué?. Y como buen gallego que soy respondí a mi propia pregunta con otra pregunta de mi cosecha: ¿por qué te da vergüenza besar al tipo del espejo si más de una vez... unas cuantas... bastantes... muchas (dejémoslo aquí) ya lo has pajeado?.
Y dado que era cierto lo que yo me preguntaba en la segunda pregunta, deje el beso en algo anecdótico y salí del cuarto de baño aseado, afeitado y besado... y poco le falto al verme tan guapo para volver a entrar y masturbar una vez más al tipo del espejo, total, una más que importa ya. Y lo hubiese hecho de no ser por temor a remordimientos, pues si por un beso en los labios ya me sentí avergonzado, agarrársela y meneársela podría acarrearme problemas de conciencia pese a que el gusto sería a partes iguales, es decir, tanto para mí como para mi reflejo en el espejo.
Pero como he dicho, si los remordimientos afloraron sólo por simple beso, por muy guapo que me viese hacerme una paja podría desastibilizar mi estado emocional el cual bastante desestabilizado está ya, por lo tanto opté por visionar unas páginas porno para tener un atenuante, y la verdad es que luego de estar visionando vídeos cochinos durante al menos media hora me decidí a regresar al cuarto de baño y hacerme un apaño, pero al pasar por delante del espejo y contemplar de nuevo mi reflejo se me quitaron las ganas, pues no creí pertinente ver la cara de placer en mi imagen reflejada cuando por el contrario, lo que hay del espejo para acá, es decir, mi persona físicamente física y de masa corporal real, no está en el momento idoneo para masturbarse por masturbarse, aunque es cierto que la visión del vídeo de María La Piedra con Nacho Vidal, hizo que mi masa corporal se agrandase un poco.
Así que sin más, borré ese pensamiento de mi mente y en lugar de masturbarme me tiré en el sofá y en lugar de acariciarme me rasqué un poco los huevos que en cristiano manchego viene a ser lo mismo que decir que no hice nada de nada de nada por tener en una mano el cigarro mientras con la otra me rascaba lo que me rascaba.
Y así me pasé buena parte del domingo hasta que llegó la hora de ir para cama en donde llevé acabo un amago de atacar a mi mujer por el flanco bajo, pero ésta se cerró en banda y de piernas con la excusa de que al día siguiente (hoy) le tocaba madrugar dejándome como estaba, es decir con más ganas acumuladas y el arrepentimiento de no haberme masturbado luego de ver el vídeo cochino de marras.
Y antes de dormir, que es cuando el coco desgraciadamente más funciona, tomé la firme decisión de en lo sucesivo afeitarme día sí, día no, en lugar de hacerlo cada tres y de masturbarme si el cuerpo me lo pide aunque en frente me vea reflejado haciéndome lo mismo, pues a fin de cuentas ¿por qué pasar vergüenza si al tipo del espejo ya lo he masturbado muchas más que media docena de veces?.
Lo dicho, a partir de hoy haré cambios importantes en mi vida como afeitarme con más frecuencia y hacerme un poco más sin vergüenza, lo cual ya queda patente en esta entrada al afirmar que esta noche o mojo el churro o me hago una paja... ¿por qué ahora ya no es pecado?, ¿o aún lo es?... Bueno, y si es pecado que sea pecado, lo importante es que no me joda más la vista lo cual está científicamente demostrado que es una mentira cochina, aunque en mi caso algo de cierto hay en esto, pues a la distancia que estoy del ordenador para ver el susodicho vídeo con claridad tengo que acercar demasiado la nariz al monitor y jugarme el tipo con eso de la radiación que dicen que emiten estos aparatos.
Y para acabar esta entrada me gustaría hacer una pregunta a los inventores de aparatos: ¿para cuándo un monitor en 3 D que te permita aunque sólo sea meter la nariz en la entrepierna de María La Piedra sin que te tropiece en el cristal de la pantalla?.
¿Una buena pregunta, a qué si?.
1 han comentado:
Chiqui, creo que las últimas noticias es que había dejado de ser pecado... pero tu, por el porsia, hazlo en la ducha...
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