¡Cuidado con el perro!... muerde
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc.. Finalizaba mi anterior entrada diciendo lo siguiente: "En fin, voy a dar por cerrada esta entrada ya que el jefe está al caer y debo estar atento... para rematarlo por si el sólo no se mata. ¡DIOS, QUE MALO SOY!.". Bien, pues debo decir a ese respecto que por allí apareció el sujeto pero tuvo la fortuna de no caer y yo la desgracia de no tener ni siquiera opción a ponerle la zancadilla y luego rematarlo.
Ahora más de uno pensará: "joder con el Manolo este, que mala persona debe de ser para decir esas cosas", y apuesto lo que sea a que también más de una pensará: "joder con el Manolo este, que mala persona debe de ser para decir esas cosas".
Pues bien, si tú eres uno de los que piensas eso, entonces y como dijo un sujeto muy famoso del cual ahora no recuerdo el nombre (es que me acabo de tomar la pastilla y... ¡bah!, a ti que cojones te importa eso ahora), como decía yo, mejor dicho, como decía ese famoso: "PIENSO, LUEGO EXISTO", pues eso, si eres uno o una de las que piensas eso de mí te doy mi más sincera enhorabuena porque existes aunque no seas de Teruel.
Ahora bien, ¿quién cojones eres tú para juzgarme?, ¿acaso me conoces tanto como para hacerlo?, ¿es que tú nunca le has deseado algo malo a alguien que te ha hecho mucho mal a ti aunque sólo sea un poquito nada más: que se parta los piños contra un bordillo, que le roben el coche, que un negro lo viole a él o le preñe a la mujer...?.
¡Venga ya!... que nos conocemos. O como diría otro sujeto también muy famoso del cual ahora tampoco recuerdo el nombre pero sí que su padre era carpintero... no, Pinocho no era, era otro pero no me sale el nombre y eso que lo tengo en la yema de los dedos. Bueno, uno que dijo una frase que también se hizo muy célebré: "quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra".
Acaso tú, merengón no te has alegrado de que Villa se rompiese la pierna. Yo no porque soy colchonero ¿pero tú acérrimo madridista me vas a negar que no sentiste una especie de alegría cuando por la tele viste como le tronzaba la tibia?.
Bueno, en todo caso y para salir en mi defensa diré que yo no soy una mala persona, al menos eso es lo que dicen tod@s los que me conocen en persona, tampoco hablaba en serio al decir lo de "rematarlo si él solo no se mata". No, con una patada bien dada en todos los cojones me hubiese conformado y a la par (porque en tiempos de crisis es importante no despilfarrar el dinero público) le hubiese ahorrado a las arcas del estado un año de tratamiento a base de antidepresivos, ansiolíticos y somníferos, aparte de las bajas que cogeré cada vez que llegue al límite de mi aguante físico y psicológico.
Yo sí reconozco que en muchas ocasiones le deseé mal a alguien, pero un "mal suave" por decirlo de alguna manera. Cuantas y cuantas veces a la gente que se ha burlado y reído de mí por mi cojera le he deseado, a veces en silencio y otras a voces, que ojalá se rompiese pierna y media. Sí, se lo he deseado a tanta gente que de cumplirse mis deseos el negocio del siglo sería montar una fábrica de muletas.
¿Qué?, tampoco es tanto no... a fin de cuentas una pierna se la rompió muchísima gente y en unos pocos meses quedaron como si nada... eso sí, jejeje... la otra media que se rompa que sea la del medio.
En fin, el caso es que desde ayer ando un poco susceptible y cabreado con ese tema, pues he ido al neurólogo por los resultados de unas pruebas realizadas en la pierna enferma y salí de su consulta acojonado con la explicación que me da sobre los estragos que la polio hizo en mí, acojonado con su pronóstico hacia mi futuro al ponerme como ejemplo que él a mi edad estará con el depósito de células motoras por la mitad igual que el resto de los normales mientras que yo ya estaba entrando ya en la reserva. Acojonado porque alguno de esos síntomas que él me describió que podría padecer en un futuro hace ya algún tiempo que los vengo sintiendo, pero sobre todo decepcionado, MUY DECEPCIONADO, porque todos esos malos augurios que me pronosticó de palabra no los plasmó en el informe médico que le pedí por escrito para el reconocimiento de mi discapacidad, echando la pelota sobre el tejado del traumatólogo que me verá en febrero.
Me desanima también cuando me reconoce que estos son malos tiempos para este tipo de solicitudes, que quizás unos años antes podría haberme sido más fácil. "Efectivamente son malos tiempos" le respondo, "para la economía y también para mí salud y no dudo que si lo hubiese hecho antes lo hubiese tenido más fácil, pero estaba ocupado trabajando". No con estas palabras pero más o menos así fue.
Eso sí, conocedor de mi situación el joven doctor fue muy solidario conmigo, al menos de palabra, me insistió mucho en que luchase por lo mío porque luego de hacer mentalmente la resta cuando le dije que tenía 51 años y medio de edad y cerca de 38 trabajados en la misma empresa, en el mismo sótano, en el mismo rincón, sin más compañeros que el jefe, sus dos hijos, un hermano y una hermana del jefe, una sobrina y una cuñada y a partir de las 5,30 de la tarde los dos nietos del jefe chillando y corriendo por la oficina, aporreando la máquina de escribir o el ordenador, o lo que es peor, merendando en mi presencia en el momento preciso en el que a mi se me suele abrir el apetito. Aquí debo de reconocer que más de una vez estuve a punto de claudicar y pedirlo por favor cuando alguno de los chavales deja el bocata por la mitad.
Pues eso, "lucha por lo tuyo, te lo has ganado y te lo mereces de verdad, lucha de verdad, yo te animo y te deseo toda la suerte del mundo porque te la mereces"... con estas palabras me despidió acompañándome hasta la puerta y estrechando fuertemente su mano con la mía: "suerte de verdad, y mucho ánimo".
Luego miro el informe que me ha hecho, lo leo con detenimiento, por la noche lo comento con mi amigo Fermín y lo vuelvo a leer.
Por último y tras volver a leerlo más tarde en compañía de mi señora que sabe mucho de esto pese a no ser doctora (supongo que sus conocimientos vienen influenciados por tener un tío celador jubilado del hospital y una tía pinche de cocina también allí), el caso es que lo lee una vez, dos veces, tres veces y creo que hasta una cuarta, cuando me dice y cito textualmente: "este certificado es una mierda, creo que te va a perjudicar más de lo que te va a beneficiar".
Me explica muy despacio y claro (porque también me pilló con la pastilla tragada) punto por punto del informe y lo que significaban muchas cosas que yo no entendía y...¡Y sííííííí! , en un ataque de rabia deseé que aquel joven y amable doctor que me metió el miedo en el cuerpo y todo lo contrario en el informe que me dio por escrito se rompiese pierna y media... Ahora llámame mala persona si tienes lo que hay que tener, pero ya te advierto, estoy que muerdo.
Ahora más de uno pensará: "joder con el Manolo este, que mala persona debe de ser para decir esas cosas", y apuesto lo que sea a que también más de una pensará: "joder con el Manolo este, que mala persona debe de ser para decir esas cosas".
Pues bien, si tú eres uno de los que piensas eso, entonces y como dijo un sujeto muy famoso del cual ahora no recuerdo el nombre (es que me acabo de tomar la pastilla y... ¡bah!, a ti que cojones te importa eso ahora), como decía yo, mejor dicho, como decía ese famoso: "PIENSO, LUEGO EXISTO", pues eso, si eres uno o una de las que piensas eso de mí te doy mi más sincera enhorabuena porque existes aunque no seas de Teruel.
Ahora bien, ¿quién cojones eres tú para juzgarme?, ¿acaso me conoces tanto como para hacerlo?, ¿es que tú nunca le has deseado algo malo a alguien que te ha hecho mucho mal a ti aunque sólo sea un poquito nada más: que se parta los piños contra un bordillo, que le roben el coche, que un negro lo viole a él o le preñe a la mujer...?.
¡Venga ya!... que nos conocemos. O como diría otro sujeto también muy famoso del cual ahora tampoco recuerdo el nombre pero sí que su padre era carpintero... no, Pinocho no era, era otro pero no me sale el nombre y eso que lo tengo en la yema de los dedos. Bueno, uno que dijo una frase que también se hizo muy célebré: "quien esté libre de culpa, que tire la primera piedra".
Acaso tú, merengón no te has alegrado de que Villa se rompiese la pierna. Yo no porque soy colchonero ¿pero tú acérrimo madridista me vas a negar que no sentiste una especie de alegría cuando por la tele viste como le tronzaba la tibia?.
Bueno, en todo caso y para salir en mi defensa diré que yo no soy una mala persona, al menos eso es lo que dicen tod@s los que me conocen en persona, tampoco hablaba en serio al decir lo de "rematarlo si él solo no se mata". No, con una patada bien dada en todos los cojones me hubiese conformado y a la par (porque en tiempos de crisis es importante no despilfarrar el dinero público) le hubiese ahorrado a las arcas del estado un año de tratamiento a base de antidepresivos, ansiolíticos y somníferos, aparte de las bajas que cogeré cada vez que llegue al límite de mi aguante físico y psicológico.
Yo sí reconozco que en muchas ocasiones le deseé mal a alguien, pero un "mal suave" por decirlo de alguna manera. Cuantas y cuantas veces a la gente que se ha burlado y reído de mí por mi cojera le he deseado, a veces en silencio y otras a voces, que ojalá se rompiese pierna y media. Sí, se lo he deseado a tanta gente que de cumplirse mis deseos el negocio del siglo sería montar una fábrica de muletas.
¿Qué?, tampoco es tanto no... a fin de cuentas una pierna se la rompió muchísima gente y en unos pocos meses quedaron como si nada... eso sí, jejeje... la otra media que se rompa que sea la del medio.
En fin, el caso es que desde ayer ando un poco susceptible y cabreado con ese tema, pues he ido al neurólogo por los resultados de unas pruebas realizadas en la pierna enferma y salí de su consulta acojonado con la explicación que me da sobre los estragos que la polio hizo en mí, acojonado con su pronóstico hacia mi futuro al ponerme como ejemplo que él a mi edad estará con el depósito de células motoras por la mitad igual que el resto de los normales mientras que yo ya estaba entrando ya en la reserva. Acojonado porque alguno de esos síntomas que él me describió que podría padecer en un futuro hace ya algún tiempo que los vengo sintiendo, pero sobre todo decepcionado, MUY DECEPCIONADO, porque todos esos malos augurios que me pronosticó de palabra no los plasmó en el informe médico que le pedí por escrito para el reconocimiento de mi discapacidad, echando la pelota sobre el tejado del traumatólogo que me verá en febrero.
Me desanima también cuando me reconoce que estos son malos tiempos para este tipo de solicitudes, que quizás unos años antes podría haberme sido más fácil. "Efectivamente son malos tiempos" le respondo, "para la economía y también para mí salud y no dudo que si lo hubiese hecho antes lo hubiese tenido más fácil, pero estaba ocupado trabajando". No con estas palabras pero más o menos así fue.
Eso sí, conocedor de mi situación el joven doctor fue muy solidario conmigo, al menos de palabra, me insistió mucho en que luchase por lo mío porque luego de hacer mentalmente la resta cuando le dije que tenía 51 años y medio de edad y cerca de 38 trabajados en la misma empresa, en el mismo sótano, en el mismo rincón, sin más compañeros que el jefe, sus dos hijos, un hermano y una hermana del jefe, una sobrina y una cuñada y a partir de las 5,30 de la tarde los dos nietos del jefe chillando y corriendo por la oficina, aporreando la máquina de escribir o el ordenador, o lo que es peor, merendando en mi presencia en el momento preciso en el que a mi se me suele abrir el apetito. Aquí debo de reconocer que más de una vez estuve a punto de claudicar y pedirlo por favor cuando alguno de los chavales deja el bocata por la mitad.
Pues eso, "lucha por lo tuyo, te lo has ganado y te lo mereces de verdad, lucha de verdad, yo te animo y te deseo toda la suerte del mundo porque te la mereces"... con estas palabras me despidió acompañándome hasta la puerta y estrechando fuertemente su mano con la mía: "suerte de verdad, y mucho ánimo".
Luego miro el informe que me ha hecho, lo leo con detenimiento, por la noche lo comento con mi amigo Fermín y lo vuelvo a leer.
Por último y tras volver a leerlo más tarde en compañía de mi señora que sabe mucho de esto pese a no ser doctora (supongo que sus conocimientos vienen influenciados por tener un tío celador jubilado del hospital y una tía pinche de cocina también allí), el caso es que lo lee una vez, dos veces, tres veces y creo que hasta una cuarta, cuando me dice y cito textualmente: "este certificado es una mierda, creo que te va a perjudicar más de lo que te va a beneficiar".
Me explica muy despacio y claro (porque también me pilló con la pastilla tragada) punto por punto del informe y lo que significaban muchas cosas que yo no entendía y...¡Y sííííííí! , en un ataque de rabia deseé que aquel joven y amable doctor que me metió el miedo en el cuerpo y todo lo contrario en el informe que me dio por escrito se rompiese pierna y media... Ahora llámame mala persona si tienes lo que hay que tener, pero ya te advierto, estoy que muerdo.
2 han comentado:
Anda maño... que tu también vas apañau... pero, tranquilo, el tiempo pone a cada uno en su lugar (SIEMPRE) sólo hay que sentarse a la puerta de casa para ver pasar el cadáver de tu enemigo (joooooooooooer, me acabo de dar miedo)
Pierna y media.... coño, ¡como Villa!
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