Una entrada cojonuda
Veo que mi entrada anterior ha sembrado las dudas de alguna lectora en algún punto concreto de la misma, de la misma entrada quiero decir, no de la lectora. Esta duda es generada por un accidente de trabajo padecido en repetidas ocasiones por este que os escribe, siendo tal accidente el “aplastamiento de un testículo al sentarse sobre el mismo o al cruzar las piernas en posición de sentado, (unas cincuenta veces entre los dos testículos)”.
Bien, creo que ante la duda lo menos que debo hacer es dar una explicación de porqué se produce tan doloroso fenómeno y al mismo tiempo felicitarme a mi mismo por haber logrado que aunque sólo fuese por un instante, la mente de esas lectoras se haya parado a pensar en mi entrepierna… jejeje, perdón por el chiste fácil, pero hoy tengo el día gracioso.
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, aplastamiento significa: disminución del grosor de algo tras haberlo presionado o golpeado hasta deformarlo.
De esta definición se puede decir que un aplastamiento testicular viene a ser más o menos lo mismo pero con un huevo por el medio y nunca mejor dicho, con la salvedad de que por estar el susodicho testículo hecho de un material maleable, no disminuye en su tamaño si no que cambia de forma, lo cual quiere decir que su característica forma esférica se transforma en otra cualquiera, pudiendo ser cilíndrica, tetraédrica y aunque ésta es más difícil por tener esquinas, también cúbica.
En todo caso adquiere una forma defórmica y dolorosa, pero no es la forma lo que duele si no que duelen los huevos.
Como decía una canción popular de los años sesenta:
El accidente al que yo hago mención, es decir, el aplastamiento testicular, se produce al realizar la acción de sentarse o al estando sentado cruzar las piernas, y viene dado a que el testículo en cuestión no se desplaza lo suficiente de la zona de acción, quedando expuesto a que uno se siente sobre él, o bien que al cruzar una pierna sobre la otra apoye ésta bien sobre el susodicho cojón o bien sobre el otro, el cual y por la descrita definición de aplastamiento, se deforma de tal forma que puede producir presión en las amígdalas, o cocochas como dicen en Pamplona.
No señoras y señoritas, los hombres no exageramos nada cuando decimos aquello de que se nos suben los cojones a la garganta, porque es cierto.
Sé como son por fuera, aunque desconozco el tamaño interior de dichos elementos corporales masculinos, pero supongo que deben tener un entramado de raíces tan extenso y complejo capaz de abarcar desde la laringe hasta los mismísimos huevos.
Por eso que cada vez que me los pillo y los aplasto, instintivamente cierro la boca y llevo las manos al cuello.
Con la boca cerrada evito que se me salgan y con las manos los devuelvo a su sitio...
Déjate de coñas que en una ocasión vi como una vecina perdía la dentadura postiza en un ataque de risa y tuvo que comprar otra que le costó un dineral. Imagínate perder de la misma manera los huevos…
Bien, creo que ante la duda lo menos que debo hacer es dar una explicación de porqué se produce tan doloroso fenómeno y al mismo tiempo felicitarme a mi mismo por haber logrado que aunque sólo fuese por un instante, la mente de esas lectoras se haya parado a pensar en mi entrepierna… jejeje, perdón por el chiste fácil, pero hoy tengo el día gracioso.
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, aplastamiento significa: disminución del grosor de algo tras haberlo presionado o golpeado hasta deformarlo.
De esta definición se puede decir que un aplastamiento testicular viene a ser más o menos lo mismo pero con un huevo por el medio y nunca mejor dicho, con la salvedad de que por estar el susodicho testículo hecho de un material maleable, no disminuye en su tamaño si no que cambia de forma, lo cual quiere decir que su característica forma esférica se transforma en otra cualquiera, pudiendo ser cilíndrica, tetraédrica y aunque ésta es más difícil por tener esquinas, también cúbica.
En todo caso adquiere una forma defórmica y dolorosa, pero no es la forma lo que duele si no que duelen los huevos.
Como decía una canción popular de los años sesenta:
“El dolor de los doloresDebo decir que yo no toco el piano ni con los huevos ni con las manos, por eso nunca me los he pillado con la tapa, así como que hasta ahora tampoco me los he pillado con cualquier otro instrumento musical, pese a que a veces toco la pandereta y la armónica, pero me imagino que eso tiene que ser dolorosísimo.
el dolor más inhumano
es pillarse los cojones
con la tapa de un piano”.
El accidente al que yo hago mención, es decir, el aplastamiento testicular, se produce al realizar la acción de sentarse o al estando sentado cruzar las piernas, y viene dado a que el testículo en cuestión no se desplaza lo suficiente de la zona de acción, quedando expuesto a que uno se siente sobre él, o bien que al cruzar una pierna sobre la otra apoye ésta bien sobre el susodicho cojón o bien sobre el otro, el cual y por la descrita definición de aplastamiento, se deforma de tal forma que puede producir presión en las amígdalas, o cocochas como dicen en Pamplona.
No señoras y señoritas, los hombres no exageramos nada cuando decimos aquello de que se nos suben los cojones a la garganta, porque es cierto.
Sé como son por fuera, aunque desconozco el tamaño interior de dichos elementos corporales masculinos, pero supongo que deben tener un entramado de raíces tan extenso y complejo capaz de abarcar desde la laringe hasta los mismísimos huevos.
Por eso que cada vez que me los pillo y los aplasto, instintivamente cierro la boca y llevo las manos al cuello.
Con la boca cerrada evito que se me salgan y con las manos los devuelvo a su sitio...
Déjate de coñas que en una ocasión vi como una vecina perdía la dentadura postiza en un ataque de risa y tuvo que comprar otra que le costó un dineral. Imagínate perder de la misma manera los huevos…
4 han comentado:
Me he reído lo que no está escrito Manolo...jajaja Bueno reído y llorado, porque mientras leía tu escrito, servidor recordaba dolorosos dolores de huevos, valga la redundancia.
¿Y cuando se suben pa rriba, per de verdad?¿No ta pasao eso nunca?
Dios!!!, espera que me los agarre un pcoo...jajaja
Si que me ha pasado, sí, hace un par de años tuve que ir a urgencias porque me desperté con un fortísimo dolor y no me encontraba un huevo.
Pero eso lo dejaré para otra entrada, jejeje.
Y además duele un huevo.
Estas señoras que piensan que están solo para darle patadas, no saben el cuidado que hay que tener.
Y la canción tiene razón. No se con la tapa del piano , pero con una patada...
Te enlazo en mis favoritos. Me gusta mucho tu blog y como escribes.
Un abrazo
Una entrada de Huevos, aunque mal puestos o colocados.
Saludos Cordiales
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