Dictado a mis dedos
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, apreciada madre de Sarinha, etc, etc, y etc. Son las 19:30 o’clok en punto de la tarde de este aburrido domingo día nosecuantos de abril.
Puedo asegurar que la hora es exacta puesto que tengo un reloj enfrente, sé también que hoy es domingo porque ha tocado comer en casa de la suegra, que es abril lo sé porque ya cobré marzo, pero no tengo ni puta idea de a qué día estamos porque no tengo un calendario a mano.
Pero eso no me importa porque he decidido darle un nuevo rumbo a mi vida y vivir el día a día sin saber qué día es en el que vivo. Una decisión que la tengo muy meditada y de la que ya hace algún tiempo tomé una medida parecida, fue cuando al reloj se le acabó la pila y se me quedó parado en el tiempo. Desde ese momento decidí parar del susodicho tiempo y sólo preocuparme de la hora cuando veía que se acercaba la de salir del trabajo.
El reloj, un Viceroy cojonudo, negro, cuadrado y que a la par de hacerme más bonita la mano también me hacía el pie más pequeño, lo cual sólo era apariencia ya que me compré unos zapatos de un número menos y que aprietan de carallo.
La verdad es que no sé sobre que escribir, pero mira, como no tengo nada que hacer o mejor dicho no tengo ganas de hacer nada, hago lo que menos trabajo me cuesta, que es sentarme delante del ordenador, poner el Word y dejar que mis dedos se dejen llevar por lo que dicta mi cerebro, aunque sin obedecerlo del todo pues nada más escribir esto de dejar que mis dedos hagan lo que dicta mi cerebro por mi mente pasó fugazmente que también sería entretenido hacerme una… una guarrada aprovechando que estoy sólo en casa.
Para un hombre de mi edad y casado eso sería imprudente, porque ¿y si la parienta me pide guerra esta noche?... bueno, ¡eso sería un milagro!.
Lo que sí es cierto es que cuando una persona llega a una edad como la mía (paso del medio siglo lo cual no es moco de pavo), tiene que reservar casi todas sus energías para algunas cosas, y por supuesto, reponerlas después de hacer un esfuerzo. Yo para eso tomo Cola Cao todos los días, y por la mañana con unas galletas de chocolate que también es energético.
Yo es que últimamente tengo mucha energía dentro ya que estoy de baja y no trabajo, estoy jodido de las dos piernas y no puedo andar mucho, siento que tengo la mente agotada y paso de comerme para nada el coco, y en cuanto a lo otro, últimamente follo poco.
Será cosa del tratamiento que todo me importa un carallo. Me importa un carallo la crisis, me importa un carallo Zapatero y me importa un carallo la economía, y eso que en mi cartera sólo tengo 50 céntimos. Eso sí, la cartera cojonuda igual que el reloj, negra, de piel, ¡y que buen juego hacía cuando todavía tenía el reloj y la sacaba del bolsillo!.
Ante esta actitud de pasotismo por parte mía, he optado por no escuchar la radio, no leer la prensa y no ver el telediario. Aunque miento en parte ya que a algunos temas de la prensa sí les echo el ojo. Diré la verdad… lo único que leo de los periódicos son los anuncios de “relax”. ¡Quieto ahí y no me seas mal pensado!... y tú tampoco seas mal pensada y que quede bien claro que yo no soy un putero y tampoco lo he sido nunca. Pero que coño, tal como su nombre indica, leerlos es relajante y eso que el otro día leyendo el de una cubana que no sé que hacía, casi me pongo cachondo.
Con respecto a esto os voy a contar un secreto que tengo. A lo largo de mi vida sólo puse una vez un pie en un burdel, sirva de atenuante a mi favor que yo estaba en compañía de un colega legionario que quería celebrar su licenciatura tirándose a una prostituta.
Salimos los dos de copas y fiesta y allá donde él iba yo también iba, hasta que sin saber cómo acabamos en un garito en el cual al poco tiempo de entrar una mujer muy exuberante y cachonda me propuso follar con ella, ¡Eso sin dudarlo!... respondí sin tampoco dudarlo (por aquel entonces yo era bastante guapo y tenía una mirada muy… muy,…( bueno carallo, no me sale la palabra), el caso es que cuando le ponía encima el ojo a alguna por lo general triunfaba. Pero mi timidez me impedía echar estas miradas estando sobrio, por lo que solía utilizar este recurso para ligar estando medio pedo o pedo entero. Y esto me costó más de un disgusto, pues al verlas a la claridad me he llevado cada susto)…
¿Por dónde iba?... ¡Ah sí!, el caso es que sin darme cuenta yo que estaba en un burdel y con la cachonda aquella proponiéndome retozar con ella, a lo que por supuesto acepté por no hacerle el feo. Pero no recordaba para nada haberle dirigido mi mirada seductora (esta era la palabra que antes no me salía) y que se acercase a mi semejante tía y me propusiese echar un polvo, hizo subir mi ego, más éste se fue al suelo cuando después de aceptar su invitación la tía me pide 5.000 pesetas.
La postura que adopté fue cojonuda, en la mano derecha sostenía el cubata mientras la mano izquierda con su cuadrado Viceroy negro luciendo en mi muñeca penetró en el bolsillo del que sacó mi por aquel entonces recién estrenada cartera, de piel, negra y a juego con el reloj.
La pose era para enmarcar, tan joven, tan guapo, tan chulo, con un Viceroy cuadrado negro y una cartera de piel a juego que cuando abrí le mostré a la puta… ¡hip!, zolo tengo siete pesetas…¡ hip!... zi te vale por esto…
A tomar por el culo me mandó y no me echaron de allí a hostias porque estaba consumiendo y las copas ya estaban pagadas. Pero me quedó un mal recuerdo, allí viendo como tíos más feos que yo magreaban con tías que estaban muy buenas. En ese momento exacto fui consciente de mi ubicación ¡estaba en una casa de putas!... ¡anda la hostia!... la primera vez que pisaba una y me pillaba con siete míseras pesetas en mi flamante cartera que hacía juego con mi también flamante Viceroy negro.
Hora y media se pasó el colega chingando con una mientras yo en la barra como un gilipollas estirando el cubata y viendo de todo. Desde aquel día me dije a mi mismo ¡Nunca más!, lo cual cumplo hasta la fecha… y aunque nunca se puede decir eso de que “de esta agua nunca beberé”, pienso seguir cumpliendo mi palabra.
Bueno, creo que le voy a dar un poco de descanso al coco y que deje de dictar ya a mis dedos, creo que para no decir nada ya me he espallado de carallo, así que a las 20:43 o`clok en punto de este domingo cualquiera doy por acabada esta entrada.
Hasta la próxima que a mi coco se le dé por dar dictados a mis ded0s. Saludos a todos, y besos a todas y dos de ellos especiales, uno a Marta, la mujer de Senovilla y otro a la madre de Sarinha (ojito a lo que me digo y no piensen las señoras que al decir lo de especial me refiero a un beso con lengua, ¡NOOOO!, en la mejilla como a las demás).
(Perdonad Senovilla y Sarinha que no ponga el enlace a vuestros blogs en vuestros nombres, pero es que tengo el coco tan cansado que tengo miedo a no saber hacerlo. Ya sé que me perdonáis, gracias, yo también os perdono a vosotros, a todos… ¡OS PERDONO A TODOS!, hoy me cogéis de buenas y perdono a todo el mundo).
Puedo asegurar que la hora es exacta puesto que tengo un reloj enfrente, sé también que hoy es domingo porque ha tocado comer en casa de la suegra, que es abril lo sé porque ya cobré marzo, pero no tengo ni puta idea de a qué día estamos porque no tengo un calendario a mano.
Pero eso no me importa porque he decidido darle un nuevo rumbo a mi vida y vivir el día a día sin saber qué día es en el que vivo. Una decisión que la tengo muy meditada y de la que ya hace algún tiempo tomé una medida parecida, fue cuando al reloj se le acabó la pila y se me quedó parado en el tiempo. Desde ese momento decidí parar del susodicho tiempo y sólo preocuparme de la hora cuando veía que se acercaba la de salir del trabajo.
El reloj, un Viceroy cojonudo, negro, cuadrado y que a la par de hacerme más bonita la mano también me hacía el pie más pequeño, lo cual sólo era apariencia ya que me compré unos zapatos de un número menos y que aprietan de carallo.
La verdad es que no sé sobre que escribir, pero mira, como no tengo nada que hacer o mejor dicho no tengo ganas de hacer nada, hago lo que menos trabajo me cuesta, que es sentarme delante del ordenador, poner el Word y dejar que mis dedos se dejen llevar por lo que dicta mi cerebro, aunque sin obedecerlo del todo pues nada más escribir esto de dejar que mis dedos hagan lo que dicta mi cerebro por mi mente pasó fugazmente que también sería entretenido hacerme una… una guarrada aprovechando que estoy sólo en casa.
Para un hombre de mi edad y casado eso sería imprudente, porque ¿y si la parienta me pide guerra esta noche?... bueno, ¡eso sería un milagro!.
Lo que sí es cierto es que cuando una persona llega a una edad como la mía (paso del medio siglo lo cual no es moco de pavo), tiene que reservar casi todas sus energías para algunas cosas, y por supuesto, reponerlas después de hacer un esfuerzo. Yo para eso tomo Cola Cao todos los días, y por la mañana con unas galletas de chocolate que también es energético.
Yo es que últimamente tengo mucha energía dentro ya que estoy de baja y no trabajo, estoy jodido de las dos piernas y no puedo andar mucho, siento que tengo la mente agotada y paso de comerme para nada el coco, y en cuanto a lo otro, últimamente follo poco.
Será cosa del tratamiento que todo me importa un carallo. Me importa un carallo la crisis, me importa un carallo Zapatero y me importa un carallo la economía, y eso que en mi cartera sólo tengo 50 céntimos. Eso sí, la cartera cojonuda igual que el reloj, negra, de piel, ¡y que buen juego hacía cuando todavía tenía el reloj y la sacaba del bolsillo!.
Ante esta actitud de pasotismo por parte mía, he optado por no escuchar la radio, no leer la prensa y no ver el telediario. Aunque miento en parte ya que a algunos temas de la prensa sí les echo el ojo. Diré la verdad… lo único que leo de los periódicos son los anuncios de “relax”. ¡Quieto ahí y no me seas mal pensado!... y tú tampoco seas mal pensada y que quede bien claro que yo no soy un putero y tampoco lo he sido nunca. Pero que coño, tal como su nombre indica, leerlos es relajante y eso que el otro día leyendo el de una cubana que no sé que hacía, casi me pongo cachondo.
Con respecto a esto os voy a contar un secreto que tengo. A lo largo de mi vida sólo puse una vez un pie en un burdel, sirva de atenuante a mi favor que yo estaba en compañía de un colega legionario que quería celebrar su licenciatura tirándose a una prostituta.
Salimos los dos de copas y fiesta y allá donde él iba yo también iba, hasta que sin saber cómo acabamos en un garito en el cual al poco tiempo de entrar una mujer muy exuberante y cachonda me propuso follar con ella, ¡Eso sin dudarlo!... respondí sin tampoco dudarlo (por aquel entonces yo era bastante guapo y tenía una mirada muy… muy,…( bueno carallo, no me sale la palabra), el caso es que cuando le ponía encima el ojo a alguna por lo general triunfaba. Pero mi timidez me impedía echar estas miradas estando sobrio, por lo que solía utilizar este recurso para ligar estando medio pedo o pedo entero. Y esto me costó más de un disgusto, pues al verlas a la claridad me he llevado cada susto)…
¿Por dónde iba?... ¡Ah sí!, el caso es que sin darme cuenta yo que estaba en un burdel y con la cachonda aquella proponiéndome retozar con ella, a lo que por supuesto acepté por no hacerle el feo. Pero no recordaba para nada haberle dirigido mi mirada seductora (esta era la palabra que antes no me salía) y que se acercase a mi semejante tía y me propusiese echar un polvo, hizo subir mi ego, más éste se fue al suelo cuando después de aceptar su invitación la tía me pide 5.000 pesetas.
La postura que adopté fue cojonuda, en la mano derecha sostenía el cubata mientras la mano izquierda con su cuadrado Viceroy negro luciendo en mi muñeca penetró en el bolsillo del que sacó mi por aquel entonces recién estrenada cartera, de piel, negra y a juego con el reloj.
La pose era para enmarcar, tan joven, tan guapo, tan chulo, con un Viceroy cuadrado negro y una cartera de piel a juego que cuando abrí le mostré a la puta… ¡hip!, zolo tengo siete pesetas…¡ hip!... zi te vale por esto…
A tomar por el culo me mandó y no me echaron de allí a hostias porque estaba consumiendo y las copas ya estaban pagadas. Pero me quedó un mal recuerdo, allí viendo como tíos más feos que yo magreaban con tías que estaban muy buenas. En ese momento exacto fui consciente de mi ubicación ¡estaba en una casa de putas!... ¡anda la hostia!... la primera vez que pisaba una y me pillaba con siete míseras pesetas en mi flamante cartera que hacía juego con mi también flamante Viceroy negro.
Hora y media se pasó el colega chingando con una mientras yo en la barra como un gilipollas estirando el cubata y viendo de todo. Desde aquel día me dije a mi mismo ¡Nunca más!, lo cual cumplo hasta la fecha… y aunque nunca se puede decir eso de que “de esta agua nunca beberé”, pienso seguir cumpliendo mi palabra.
Bueno, creo que le voy a dar un poco de descanso al coco y que deje de dictar ya a mis dedos, creo que para no decir nada ya me he espallado de carallo, así que a las 20:43 o`clok en punto de este domingo cualquiera doy por acabada esta entrada.
Hasta la próxima que a mi coco se le dé por dar dictados a mis ded0s. Saludos a todos, y besos a todas y dos de ellos especiales, uno a Marta, la mujer de Senovilla y otro a la madre de Sarinha (ojito a lo que me digo y no piensen las señoras que al decir lo de especial me refiero a un beso con lengua, ¡NOOOO!, en la mejilla como a las demás).
(Perdonad Senovilla y Sarinha que no ponga el enlace a vuestros blogs en vuestros nombres, pero es que tengo el coco tan cansado que tengo miedo a no saber hacerlo. Ya sé que me perdonáis, gracias, yo también os perdono a vosotros, a todos… ¡OS PERDONO A TODOS!, hoy me cogéis de buenas y perdono a todo el mundo).
3 han comentado:
Bueno... es una buena forma de comenzar esta relación, con tu perdón por anticipado :P
no ibas muy lejos tu con siete pesetas no
Me doy por perdonado.
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