He recibido la llamada del Señor para que regrese a su casa
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, etc, etc, etc. Hoy es lunes (lo sé porque ayer fui a misa) y son las 8:15 de la mañana (lo sé porque el reloj que tengo en frente tiene la aguja pequeña en el 8 y la grande en el 3), y esto quiere decir que pese a los tranquilizantes y antidepresivos que estoy tomando aun no me he vuelto tonto del todo. Pudiera ser que sí me haya vuelto un poco, pues si hubiese recuperado del todo la cordura y viendo la hora que es, en lugar de estar aquí dándole al teclado para contaros mis cosas, seguiría metido en cama al calorcito entre las sábanas y las colchas.
Estoy seguro de que alguno de los que me conocéis pensaréis que no estoy totalmente curado, pues vosotros que estáis cuerdos del todo diréis que estando de baja y siendo lunes a esta hora, lo mejor sería quedarse rascando los huevos en cama y no levantarse para venir a rascarlos a la sala.
Esta podría ser una razón concluyente de que algo en mi cabeza no funciona correctamente, pudiendo ser un hecho agravante el decir que ayer fui a misa. Pero desde que inventaron el Acelerador de Partículas todo tiene una explicación, y para mi extraño comportamiento yo tengo también la mía.
Ayer fui invitado a la afiliación de un nuevo militante al partido de Rouco Varela, que para ser más exactos y por si alguno no cayese en la cuenta, quiero decir que ayer he acudido de invitado a un bautizo, y que no sé si por aquello de que después de tanto tiempo puse mi pie dentro de una iglesia que noté un par de milagros en mi cuerpo.
Lo más sorprendente de todo esto es que la niña que se bautizaba era hija de dos ateos.
Pero antes de nada debo decir que la misa me la perdí y sólo pisé la iglesia en el momento que a la pobre criatura le echaban el agua por la cabeza.
Por si alguno conoce Santiago diré que la ceremonia se realizó en la iglesia del barrio de Conxo, la cual esta ubicada en el mismo edificio que el Hospital Psiquiátrico, de ahí que mis reticencias al entrar, pues dado que he sido el último en llegar temí equivocarme de puerta y entrar por la que no era.
Sí, llegué tarde y cuando todo Dios ya estaba dentro (éste el primero por estar en su casa).
Como he dicho antes y por temor a equivocarme, me quedé tomando el sol en una terraza en la que con éste dándome en la cara estaba como Dios (bueno, debo rectificar que estaba mejor que Dios, ya que éste estaba ocupado dado de alta al nuevo afiliado).
En el tiempo que permanecí dentro de la iglesia, que como he dicho fue sólo durante el instante en que le echaban el agua por la cabeza (debo aclarar y para ser del todo exacto que se celebraron cuatro afiliaciones o bautizos, por lo que mi presencia en el edificio más que un instante, fueron cuatro instantes).
Decía que mientras permanecí dentro hubo y par de cosas que llamaron mi atención, y que hubo también una tercera que me la llamó, llamándomela ésta cosa de forma muy poderosa. Y para no dejaros en la intriga os comentaré cuales fueron ellas y que vosotros juzgaréis si tengo razón o no al decir que por que no presté la debida atención a la hora de la ceremonia.
La primera de ellas fueron los padres de la criatura, los que por ser ateos y antireligiosos, al verlos rezar con el cura casi me provocan una carcajada.
La segunda de ellas fue ver como el padrino de otro de los que se bautizaban era moro, lo cual casi me hizo dudar, pues éste en lugar de rezar miraba para para todos los lados menos para donde tenía que mirar. Y estoy seguro de que no rezaba porque yo me fijé bien en él y aparte de tener la boca sellada tenía cara de estar de muy mala hostia, lo cual a mi entender da mucho que desconfiar pues estar de mala hostia en el preciso lugar al que la gente va a que se las den voluntariamente, era cosa que a mi no me encajaba.
Por un momento pensé salir corriendo hacia el bar en el que yo había estado mientras se celebraba la misa, pedirle una loncha de jamón y hacerle la prueba del algodón.
Para que nos entendamos, si se comiese la loncha lo hubiese tomado por cristiano, pero si la hubiese rechazado... umm, si ya me costaba medio huevo creer lo que estaba viendo, me hubiese jugado la otra mitad del mismo a que era musulmano.
Pero lo que llamó mi atención más poderosamente es que tenía justo enfrente a una señora o señorita (de muy buen ver por cierto), que sentada en un banco jugaba con un bebé al que hacía saltar y caer en sus brazos.
No fue el hecho natural de jugar con el chaval lo que llamó mi atención pues esto no tiene nada de extraño, sino que la tía estaba en minifalda y con las piernas abiertas, o mejor dicho separadas que suena mejor por aquello de estar en la casa del Señor y que no sé si lo hacía sin darse cuenta o con muy mala intención, pero que me lleve el diablo si miento que tenía las bragas totalmente expuestas a la vista.
Y eso queridas y queridos míos, me pareció muy indecente. Y no lo digo por mí, que aparte de alegrarme la vista distrajo mi mente, pero yo tenía a mi espalda a Jesucristo crucificado, quien ante semejante visión debía joderle más ver aquello que el estar clavado a la Cruz.
Ante esta situación ambos nos comportamos como caballeros, Él porque no se inmutó y siguió clavado y con la cabeza de medio lado (si yo fuese Él y con el poder que se le atribuye, me bajo de la Cruz y allí mismo la clavo. No a la Cruz precisamente, ya que estoy totalmente convencido de Cristo no es rencoroso y que no haría a nadie lo que a Él tampoco le gustaría que le hiciesen o en este caso ya le hicieron). Eso sí, yo se la hubiese clavado contra la pared o en un banco.
Y yo que también soy un caballero y ante esta visión, me saqué las gafas para evitar el sufrimiento. Pero tengo que reconocer que sin ellas veo borroso al mismo tiempo que de santo no tengo un pelo y de tonto aun tengo menos, así que me las puse de nuevo y seguí disfrutando de la vista, que dicho sea de paso, era bastante más amena que la misa.
Y he ahí el primer milagro que ocurrió en mí, pues ocultaría un detalle importante si no dijese que salí de la iglesia, no del todo, pero sí un poco empalmado, lo cual no me sucedía desde ya no recuerdo cuando.
Si alguno duda de lo que cuento, que le pregunten a Nuestro Señor, quien por muy ladeada que tuviese la cabeza podría asegurar lo mismo que yo: las bragas eran blancas, de encaje y tenían como adorno un lacito rosa.
El segundo milagro ocurrió seis horas más tarde, cuando después del banquete y entre vinos y chupitos de licores se me ocurrió levantarme de la mesa y salir a la calle a tomar un poco el aire.
Llevaría un par de cientos de metros caminando cuando me eché las manos a la cabeza y grité en plena calle ante el asombro de los transeúntes: "Hostia en Dios, ya soy capaz de andar sin muletas"... eso sí, una vez que me di cuenta ¡que jodida fue la vuelta!.
Otro hecho a destacar y que no se si calificar me milagro o el medio pedo que pillé, es que a las 10:30 de la noche me fui para cama y nada más coger la horizontal me quedé frito como un pajarito, lo cual y dado que ayer fue un día de carácter festivo religioso, mejor sería decir que me quede dormido como un bendito, lo cual no me ocurría desde hace mucho más tiempo que lo del empalme a destiempo.
He ahí por ello que hoy esté tan temprano levantado, y no sólo eso, sino que en estos momentos tengo muy claro que el domingo que viene si no se me tuercen mucho las cosas, iré a la misa de las 12, pues creo que se celebran otros dos bautizos y aunque no estoy invitado, la casa del Señor es de todos y sé que tengo en ella las puertas abiertas.
Eso sí, iré confiado en que alguna fresca tenga como la de ayer también las piernas abiertas.
Antes de acabar esta entrada quisiera pedir perdón a Dios por las marranadas que se me ocurrieron ayer estando en su casa... aunque a lo mejor esta es la forma en que me llama el Señor para que vuelva al ella, porque como se suele decir: "los caminos del Señor son inescrutables", y vete tu a saber yo fui a dar con él entre las piernas de una feligresa.
Y ahora si me perdonáis, voy a cortar aquí esta entrada y rezar un Padrenuestro, no con la intención de pedir perdón ya que en el fondo de la cuestión yo sí llevaba los calzoncillos puestos y por debajo del pantalón, pero no estaría de más que en la próxima misa que vaya, me tope con una que no lleve bragas, cosa que si ocurriese acabaría apuntándome en el coro de la parroquia, lo cual desde aquí prometo.
Estoy seguro de que alguno de los que me conocéis pensaréis que no estoy totalmente curado, pues vosotros que estáis cuerdos del todo diréis que estando de baja y siendo lunes a esta hora, lo mejor sería quedarse rascando los huevos en cama y no levantarse para venir a rascarlos a la sala.
Esta podría ser una razón concluyente de que algo en mi cabeza no funciona correctamente, pudiendo ser un hecho agravante el decir que ayer fui a misa. Pero desde que inventaron el Acelerador de Partículas todo tiene una explicación, y para mi extraño comportamiento yo tengo también la mía.
Ayer fui invitado a la afiliación de un nuevo militante al partido de Rouco Varela, que para ser más exactos y por si alguno no cayese en la cuenta, quiero decir que ayer he acudido de invitado a un bautizo, y que no sé si por aquello de que después de tanto tiempo puse mi pie dentro de una iglesia que noté un par de milagros en mi cuerpo.
Lo más sorprendente de todo esto es que la niña que se bautizaba era hija de dos ateos.
Pero antes de nada debo decir que la misa me la perdí y sólo pisé la iglesia en el momento que a la pobre criatura le echaban el agua por la cabeza.
Por si alguno conoce Santiago diré que la ceremonia se realizó en la iglesia del barrio de Conxo, la cual esta ubicada en el mismo edificio que el Hospital Psiquiátrico, de ahí que mis reticencias al entrar, pues dado que he sido el último en llegar temí equivocarme de puerta y entrar por la que no era.
Sí, llegué tarde y cuando todo Dios ya estaba dentro (éste el primero por estar en su casa).
Como he dicho antes y por temor a equivocarme, me quedé tomando el sol en una terraza en la que con éste dándome en la cara estaba como Dios (bueno, debo rectificar que estaba mejor que Dios, ya que éste estaba ocupado dado de alta al nuevo afiliado).
En el tiempo que permanecí dentro de la iglesia, que como he dicho fue sólo durante el instante en que le echaban el agua por la cabeza (debo aclarar y para ser del todo exacto que se celebraron cuatro afiliaciones o bautizos, por lo que mi presencia en el edificio más que un instante, fueron cuatro instantes).
Decía que mientras permanecí dentro hubo y par de cosas que llamaron mi atención, y que hubo también una tercera que me la llamó, llamándomela ésta cosa de forma muy poderosa. Y para no dejaros en la intriga os comentaré cuales fueron ellas y que vosotros juzgaréis si tengo razón o no al decir que por que no presté la debida atención a la hora de la ceremonia.
La primera de ellas fueron los padres de la criatura, los que por ser ateos y antireligiosos, al verlos rezar con el cura casi me provocan una carcajada.
La segunda de ellas fue ver como el padrino de otro de los que se bautizaban era moro, lo cual casi me hizo dudar, pues éste en lugar de rezar miraba para para todos los lados menos para donde tenía que mirar. Y estoy seguro de que no rezaba porque yo me fijé bien en él y aparte de tener la boca sellada tenía cara de estar de muy mala hostia, lo cual a mi entender da mucho que desconfiar pues estar de mala hostia en el preciso lugar al que la gente va a que se las den voluntariamente, era cosa que a mi no me encajaba.
Por un momento pensé salir corriendo hacia el bar en el que yo había estado mientras se celebraba la misa, pedirle una loncha de jamón y hacerle la prueba del algodón.
Para que nos entendamos, si se comiese la loncha lo hubiese tomado por cristiano, pero si la hubiese rechazado... umm, si ya me costaba medio huevo creer lo que estaba viendo, me hubiese jugado la otra mitad del mismo a que era musulmano.
Pero lo que llamó mi atención más poderosamente es que tenía justo enfrente a una señora o señorita (de muy buen ver por cierto), que sentada en un banco jugaba con un bebé al que hacía saltar y caer en sus brazos.
No fue el hecho natural de jugar con el chaval lo que llamó mi atención pues esto no tiene nada de extraño, sino que la tía estaba en minifalda y con las piernas abiertas, o mejor dicho separadas que suena mejor por aquello de estar en la casa del Señor y que no sé si lo hacía sin darse cuenta o con muy mala intención, pero que me lleve el diablo si miento que tenía las bragas totalmente expuestas a la vista.
Y eso queridas y queridos míos, me pareció muy indecente. Y no lo digo por mí, que aparte de alegrarme la vista distrajo mi mente, pero yo tenía a mi espalda a Jesucristo crucificado, quien ante semejante visión debía joderle más ver aquello que el estar clavado a la Cruz.
Ante esta situación ambos nos comportamos como caballeros, Él porque no se inmutó y siguió clavado y con la cabeza de medio lado (si yo fuese Él y con el poder que se le atribuye, me bajo de la Cruz y allí mismo la clavo. No a la Cruz precisamente, ya que estoy totalmente convencido de Cristo no es rencoroso y que no haría a nadie lo que a Él tampoco le gustaría que le hiciesen o en este caso ya le hicieron). Eso sí, yo se la hubiese clavado contra la pared o en un banco.
Y yo que también soy un caballero y ante esta visión, me saqué las gafas para evitar el sufrimiento. Pero tengo que reconocer que sin ellas veo borroso al mismo tiempo que de santo no tengo un pelo y de tonto aun tengo menos, así que me las puse de nuevo y seguí disfrutando de la vista, que dicho sea de paso, era bastante más amena que la misa.
Y he ahí el primer milagro que ocurrió en mí, pues ocultaría un detalle importante si no dijese que salí de la iglesia, no del todo, pero sí un poco empalmado, lo cual no me sucedía desde ya no recuerdo cuando.
Si alguno duda de lo que cuento, que le pregunten a Nuestro Señor, quien por muy ladeada que tuviese la cabeza podría asegurar lo mismo que yo: las bragas eran blancas, de encaje y tenían como adorno un lacito rosa.
El segundo milagro ocurrió seis horas más tarde, cuando después del banquete y entre vinos y chupitos de licores se me ocurrió levantarme de la mesa y salir a la calle a tomar un poco el aire.
Llevaría un par de cientos de metros caminando cuando me eché las manos a la cabeza y grité en plena calle ante el asombro de los transeúntes: "Hostia en Dios, ya soy capaz de andar sin muletas"... eso sí, una vez que me di cuenta ¡que jodida fue la vuelta!.
Otro hecho a destacar y que no se si calificar me milagro o el medio pedo que pillé, es que a las 10:30 de la noche me fui para cama y nada más coger la horizontal me quedé frito como un pajarito, lo cual y dado que ayer fue un día de carácter festivo religioso, mejor sería decir que me quede dormido como un bendito, lo cual no me ocurría desde hace mucho más tiempo que lo del empalme a destiempo.
He ahí por ello que hoy esté tan temprano levantado, y no sólo eso, sino que en estos momentos tengo muy claro que el domingo que viene si no se me tuercen mucho las cosas, iré a la misa de las 12, pues creo que se celebran otros dos bautizos y aunque no estoy invitado, la casa del Señor es de todos y sé que tengo en ella las puertas abiertas.
Eso sí, iré confiado en que alguna fresca tenga como la de ayer también las piernas abiertas.
Antes de acabar esta entrada quisiera pedir perdón a Dios por las marranadas que se me ocurrieron ayer estando en su casa... aunque a lo mejor esta es la forma en que me llama el Señor para que vuelva al ella, porque como se suele decir: "los caminos del Señor son inescrutables", y vete tu a saber yo fui a dar con él entre las piernas de una feligresa.
Y ahora si me perdonáis, voy a cortar aquí esta entrada y rezar un Padrenuestro, no con la intención de pedir perdón ya que en el fondo de la cuestión yo sí llevaba los calzoncillos puestos y por debajo del pantalón, pero no estaría de más que en la próxima misa que vaya, me tope con una que no lleve bragas, cosa que si ocurriese acabaría apuntándome en el coro de la parroquia, lo cual desde aquí prometo.
1 han comentado:
Menudas misas te pegas, pero ten cuidado no vayas a cometer algún error, pues algunas parece que enseñan el bacalao y esconden el salchichón.
Un abrazo "loco" amigo.
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