Aprendiendo de House
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, escribo esta entrada un un momento en el que me encuentro muy preocupado por mi estado de salud. No tengo dolores y tampoco molestias, pero hace un poco estornudé y con éste se me escapó un pedo, lo que me lleva a sospechar el que probablemente esté incubando la gripe de los cerdos.
De momento sólo sé de esta enfermedad lo que dicen los noticiarios, pero tengo la certeza de que tarde o temprano le dedicarán un capítulo en la serie del Dtr. House, tras el cual estaré en condiciones de diagnosticarla y tratarla.
Porque hay que reconocer que estas series de médicos y hospitales constituyen una fuente importante de información y conocimientos de medicina capaces de conseguir que un neófito en la materia como yo, adquieran los suficientes como para llegar a la consulta del doctor y discutirle la conveniencia de tomar uno u otro tratamiento.
Aunque a veces las enfermedades que padecen los actores de la serie se muestran exageradas en cuanto a los síntomas, o que la procedencia de éstas se le atribuyen a circunstancias que nada tienen que ver con la realidad.
Por poner un ejemplo comentaré la confusión que me provocaron los síntomas de una paciente de House hace unos cuantos capítulos.
Por la descripción de ellos yo padecía lo mismo, de eso no me cabía la menor duda, ahora bien, en cuanto averiguaron la procedencia de la enfermedad se me rompieron todos los esquemas.
House dio con el mal de la mujer tras un examen en la vagina en la cual tenía alojado un parásito. Intenté realizar ese mismo estudio en mi cuerpo y nada más ponerme a ello me surgió el primer contratiempo, ya que en teoría yo no tengo vagina, y eso que al principio confudí con el parásito resultó ser mi pene.
Debo aclarar que si digo que teóricamente no tengo vagina es porque en realidad así es, pero teóricamente, ya que prácticamente tengo la de mi mujer quien sábados por la noche y vísperas de festivos la pone enteramente a mi disposición, por lo que puedo decir que casi es como mía.
Pero de lo que no tengo la menor duda es de que se aprende bastante de estas series. No hace mucho he sido testigo de cómo un hombre se desplomaba en plena calle y perdía el conocimiento. A su alrededor se congregaron unas cuantas personas que nada sabían que hacer por él.
Uno de los transeúntes que lo rodeaban hizo un primer diagnóstico a simple vista:
-“seguro que es un infarto”-.
La llegada de una ambulancia se hacía eterna y el hombre no recuperaba el conocimiento pese a las palmadas que otro le daba en la cara. Aparentemente el hombre se moría. Había que actuar urgentemente.
Lo sé porque lo he visto muchas veces, que en casos así sacan de aparato desfibrilador y le aplican una descarga eléctrica en el corazón, pero en ese momento y desgraciadamente ninguno de los presentes llevaba encima el aparato de la corriente.
Mi mente se puso a trabajar y rápidamente encontré una solución al tema. Fui corriendo hasta el coche y del maletero saqué las pinzas que se utilizan para recargar la batería.
Me presenté con ellas en el lugar y cuando procedía a actuar llegó la ambulancia. Si hubiesen llegado un minuto más tarde ya yo le hubiese hecho recuperar el conocimiento a base de descargas.
Afortunadamente para él la ambulancia llegó a tiempo, ya que el imbécil que diagnosticó el infarto estaba muy, pero que muy equivocado y casi me lleva a mí a cometer una imprudencia que vete tú a saber lo que le hubiese provocado.
Porque no sé que hubiese pasado si le aplicase una descarga en el corazón que resultó estar sano, pues según el médico de la ambulancia el hombre no tenía más que una borrachera impresionante.
Y en casos así las pinzas han de conectarse a los huevos, a veces con la simple conexión el paciente se recupera, ahora bien, aplicándole una descarga por muy pequeña que esta sea, no sólo conseguiremos que el hombre recupere el conocimiento, sino que podría incluso levantarse de un salto y correr una carrera de obstáculos y llegar primero.
Vaya, ahí va otro estornudo aunque esta vez sin pedo… queda descartado pues que tenga la gripe de los cerdos.
Diagnóstico exacto: estornuditis común.
De momento sólo sé de esta enfermedad lo que dicen los noticiarios, pero tengo la certeza de que tarde o temprano le dedicarán un capítulo en la serie del Dtr. House, tras el cual estaré en condiciones de diagnosticarla y tratarla.
Porque hay que reconocer que estas series de médicos y hospitales constituyen una fuente importante de información y conocimientos de medicina capaces de conseguir que un neófito en la materia como yo, adquieran los suficientes como para llegar a la consulta del doctor y discutirle la conveniencia de tomar uno u otro tratamiento.
Aunque a veces las enfermedades que padecen los actores de la serie se muestran exageradas en cuanto a los síntomas, o que la procedencia de éstas se le atribuyen a circunstancias que nada tienen que ver con la realidad.
Por poner un ejemplo comentaré la confusión que me provocaron los síntomas de una paciente de House hace unos cuantos capítulos.
Por la descripción de ellos yo padecía lo mismo, de eso no me cabía la menor duda, ahora bien, en cuanto averiguaron la procedencia de la enfermedad se me rompieron todos los esquemas.
House dio con el mal de la mujer tras un examen en la vagina en la cual tenía alojado un parásito. Intenté realizar ese mismo estudio en mi cuerpo y nada más ponerme a ello me surgió el primer contratiempo, ya que en teoría yo no tengo vagina, y eso que al principio confudí con el parásito resultó ser mi pene.
Debo aclarar que si digo que teóricamente no tengo vagina es porque en realidad así es, pero teóricamente, ya que prácticamente tengo la de mi mujer quien sábados por la noche y vísperas de festivos la pone enteramente a mi disposición, por lo que puedo decir que casi es como mía.
Pero de lo que no tengo la menor duda es de que se aprende bastante de estas series. No hace mucho he sido testigo de cómo un hombre se desplomaba en plena calle y perdía el conocimiento. A su alrededor se congregaron unas cuantas personas que nada sabían que hacer por él.
Uno de los transeúntes que lo rodeaban hizo un primer diagnóstico a simple vista:
-“seguro que es un infarto”-.
La llegada de una ambulancia se hacía eterna y el hombre no recuperaba el conocimiento pese a las palmadas que otro le daba en la cara. Aparentemente el hombre se moría. Había que actuar urgentemente.
Lo sé porque lo he visto muchas veces, que en casos así sacan de aparato desfibrilador y le aplican una descarga eléctrica en el corazón, pero en ese momento y desgraciadamente ninguno de los presentes llevaba encima el aparato de la corriente.
Mi mente se puso a trabajar y rápidamente encontré una solución al tema. Fui corriendo hasta el coche y del maletero saqué las pinzas que se utilizan para recargar la batería.
Me presenté con ellas en el lugar y cuando procedía a actuar llegó la ambulancia. Si hubiesen llegado un minuto más tarde ya yo le hubiese hecho recuperar el conocimiento a base de descargas.
Afortunadamente para él la ambulancia llegó a tiempo, ya que el imbécil que diagnosticó el infarto estaba muy, pero que muy equivocado y casi me lleva a mí a cometer una imprudencia que vete tú a saber lo que le hubiese provocado.
Porque no sé que hubiese pasado si le aplicase una descarga en el corazón que resultó estar sano, pues según el médico de la ambulancia el hombre no tenía más que una borrachera impresionante.
Y en casos así las pinzas han de conectarse a los huevos, a veces con la simple conexión el paciente se recupera, ahora bien, aplicándole una descarga por muy pequeña que esta sea, no sólo conseguiremos que el hombre recupere el conocimiento, sino que podría incluso levantarse de un salto y correr una carrera de obstáculos y llegar primero.
Vaya, ahí va otro estornudo aunque esta vez sin pedo… queda descartado pues que tenga la gripe de los cerdos.
Diagnóstico exacto: estornuditis común.
4 han comentado:
Jajaja, si por mi fuera una pequeña corriente en mis partes la cambiaría por el jodido dolor de muelas. Ojo, una pequeña corriente. No me gustaría desprogramar mis nobles partes.
Un saludito doloroso Manolo, tengo una jodida muela partida por un hueso. La paellita de arroz y conejo del domingo me va ha costar una pasta.
para estos casos la tipica frase de serie de médicos... entre el tío que entre en camilla (da igual en cuantos trozos)... el médico protagonista, sin ni siquiera volverse grita: "¡diez miligramos de nosecuantomicina!, ¡Preparen el quirófano!"... vaya debe saberse la lista de espera de memoria...
y si se vuelve a caer otro delante de ti en la calle, mejor da las instrucciones y que opere otro...
jajaja hacia algun tiempo que no me daba un paseo por aqui, que bien me lo paso leyendo tus m@anologos. Ingenioso muy ingenioso.
Yo es que odio a House y todas las series que tengan que ver con tios y tias de batas blancas con poderes sobrenaturales sobre las jeringas...
En fin, que mas que nada menuda suerte tuvo ese tio al que no has llegado a ponerle las pinzas de la bateria jeje
Saludiños
Espero que los de la ambulancia por lo menos te dieran la gracias por la voluntad que pusiste, jajajaja.
Publicar un comentario