Una de confusiones

Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, en esta entrada de hoy hablaré un poco sobre los distintos tipos de lenguajes, así como de las confusiones que se pueden llegar a originar por culpa de una mala interpretación de los mismos.

Sin ser yo un entendido en la materia, me permitiré hablar de ella sin basarme en nada más que en mis propias experiencias, las cuales parten desde un principio y acaban en un final, llamándole a lo que hay entre ambas espacio intermedio.

Y nada mejor para comenzar que contando algo que me ha ocurrido esta mañana cuando al acudir a una fisioterapeuta para tratar las molestias que arrastro desde hace tiempo en una rodilla, he sido víctima de una confusión propia del lenguaje.

Debo decir antes de nada y ya que de eso trata esta entrada, que la expresión que acabo de utilizar sobre “las molestias que arrastro desde hace tiempo en una rodilla” es inadecuada y que por tanto pudiera ocasionar confusión entre mis lectores, no así entre mis lectoras porque ellas son más espabiladas, por lo que estoy seguro ya se habrán dado cuenta que lo que arrastro es la pierna por culpa de las molestias.

Evidentemente las molestias de la rodilla no van arrastro sino que caminan con ella, a duras penas pero caminan. En cuanto a lo que he dicho de ellas no es más que simple pelotilla.

No consideraré a ésta como una confusión propia del lenguaje ya que doy por hecho que ya os habíais dado cuenta de este detalle de mis rodillas, la confusión la he tenido yo y se ha producido al preguntarme la fisioterapeuta si padecía un dolor sordo y si este respondía ante los analgésicos.

“Me temo que sí es sordo, ya que me quejo y le suplico que deje de darme la lata y ella ni calma ni responde” le contesté, para luego añadir “por lo que no me cabe ninguna duda de que estamos ante una rodilla sorda. O bien es eso, o es quizás porque la hija de puta es muda”.

Este podría ser el ejemplo de una mala interpretación del lenguaje hablado por parte mía, ya que quien más quien menos todos sabemos que las rodillas son sordas por el principio básico y elemental de carecer de orificio auditivo, o mejor diré orejas para evitar otra confusión, ya que al mencionar la palabra orificio es posible que a alguno se le vaya el pensamiento al culo.

Aparte de eso y como todos más o menos ya sabemos los dolores todos son sordos, incluso los de oído.

Aparte del hablado existen otros lenguajes, uno de los cuales podría ser el de las miradas, que a la vista de los hechos tanto la fisioterapeuta como yo dominamos a la perfección, pues bastó con lanzar una mirada a su generoso escote para que sin mediar palabra ella abrochase un botón más de la camisa.

Evidentemente no era eso lo que yo quería transmitirle, pero el hecho de que se abrochase un botón más en lugar de desabrocharlo lo he interpretado como que ella no tenía ganas, lo cual fue una pena porque la tipa está muy buena y ya yo estaba en calzoncillos.

Por favor que nadie se confunda tampoco ahora que si estaba en calzoncillos fue porque para que me mirase la rodilla tuve que bajarme los pantalones. Así que tenga cuidado el de marras y no se le vuelva a ir el pensamiento al culo porque en este caso se trata del mío.

Estos son sólo unos pocos ejemplos de lo fácil que es confundir el lenguaje, otro día y con más calma hablaré un poco más acerca de este interesante tema, aunque lo mismo que lo puedo hacer acerca de él, también lo puedo hacer alejos, ya que tengo un portátil cojonudo y con muy buena cobertura.

Ahora corto y cierro y me voy al sofá a fumar y disfrutar de un cigarrillo, que al precio que se ha puesto hay que saborearlo como si fuese un filete de solomillo.