Bailar pegados...
A lo largo y ancho de los 47 años que tengo (46 en Canarias), puedo presumir de haber bailado en cientos de verbenas, desde “El Bimbó”, hasta “Un Rock and Roll en la plaza del pueblo”, pasando por el “Baile de los pajaritos” y “La Macarena”, siendo mi especialidad “Bailar pegados”.
Es decir, que tocasen lo que tocasen lo mío era el arrimado, para el que tenía un estilo muy particular, manos sobre la cintura de mi pareja, dos pasitos con la izquierda, uno con la derecha, dos pasitos con la izquierda, uno con la derecha… y así sucesivamente hasta que se acababa la pieza.
Y lento y arrimado, muy arrimado… hasta donde me dejaban… dejándome muchas a mitad de la pieza y después de haberla pisado yo docena y media de veces.
Y es que tengo que reconocer que he sido muy bailón pero muy mal bailarín. Tampoco es que me gustara el baile en sí, de hecho cuando me atreví a bailar por primera vez todos mis amigos ya lo hacían desde por lo menos tres veranos.
Yo los acompañaba a las verbenas y luego allí mientras ellos arrimaban el bistec, yo miraba para la orquesta como un gilipollas… Hasta que un día una vecina con algunos años más que yo, me agarró y me puso a bailar con ella.
Recuerdo como si fuese ayer mismo aquella sensación de sentirme estrujado contra una mujer, aquellos pechos del 95 apretados contra el mío plano, el roce por abajo y aquel aliento en mi cuello… no, no me enamoré, pero me pillé un calenturón impresionante.
Aquella noche bailé la mitad del repertorio de la Orquesta Veracruz, … y si no bailé más fue porque acabó de tocar la orquesta, pero aun así le eché la última de la noche al son del “Asturias patria querida”, que cantaron cuatro borrachos del público al finalizar la verbena.
Y a partir de aquella noche nunca más volví a quedarme mirando para la orquesta, pues aquella noche nació “Manolo Outravolta”, el terror de las verbenas y el ídolo de las nenas… jeje, tampoco era tanto, pero hoy tengo el día graciosillo.
Primero “entrené” con amigas, vecinas y conocidas, las que me ayudaron a perfeccionar mi estilo soltando mi mano de sus caderas para agarrar la de mi pareja. Seguía eso sí, con mis dos pasitos con la izquierda y uno con la derecha, aunque ya los movía con más rapidez al tiempo que también meneaba el culo, dándole un ritmo a la cosa que hasta parecía que sabía bailar.
De todos modos creo que debo ser en todo el mundo el hombre al que más veces han plantado en pleno baile, diciéndome casi todas lo mismo: -“vuelve cuando aprendas”-.
Hubo una que se ofreció para darme unas clases. -“Déjate llevar”- me dice, y yo me dejé para todo, aunque ella sólo quiso bailar.
Era un pasodoble y me llevó, vaya si me llevó… de un lado para el otro como si fuese un muñeco de trapo.
Y no me dio un mareo porque antes de perder el conocimiento fui capaz de reaccionar y decirle que paraba, ya que la tipa se tomó la clase muy en serio y casi me desmonta con el meneo.
Con aquella forma de moverse que tenía, lo que pudo haber hecho conmigo de haber querido algo más es algo que sólo me puedo imaginar yo… y sí mal no recuerdo más de una vez me lo he imaginado.
Y así, bailando con una y con otra llegué hasta el baile de mi boda, en la que me “lucí” con el vals ante ciento cincuenta invitados, que menos mal que al ir yo de traje y pajarita, no me reconocieron los más allegados.
Pero ese día pisé a la novia, la madrina y a quince invitadas al convite, salvándome de pura casualidad de no pisar a la suegra.
Os he contado todo esto porque hoy he vuelto a bailar después de algunos años sin hacerlo, aunque el baile que me he marcado hoy no ha sido el arrimado, pues estoy ensayando con “El baile del chiki chiki”, ya que estamos a un mes de las fiestas y me da a mí que este año será el tema estrella de las verbenas de verano…
Es decir, que tocasen lo que tocasen lo mío era el arrimado, para el que tenía un estilo muy particular, manos sobre la cintura de mi pareja, dos pasitos con la izquierda, uno con la derecha, dos pasitos con la izquierda, uno con la derecha… y así sucesivamente hasta que se acababa la pieza.
Y lento y arrimado, muy arrimado… hasta donde me dejaban… dejándome muchas a mitad de la pieza y después de haberla pisado yo docena y media de veces.
Y es que tengo que reconocer que he sido muy bailón pero muy mal bailarín. Tampoco es que me gustara el baile en sí, de hecho cuando me atreví a bailar por primera vez todos mis amigos ya lo hacían desde por lo menos tres veranos.
Yo los acompañaba a las verbenas y luego allí mientras ellos arrimaban el bistec, yo miraba para la orquesta como un gilipollas… Hasta que un día una vecina con algunos años más que yo, me agarró y me puso a bailar con ella.
Recuerdo como si fuese ayer mismo aquella sensación de sentirme estrujado contra una mujer, aquellos pechos del 95 apretados contra el mío plano, el roce por abajo y aquel aliento en mi cuello… no, no me enamoré, pero me pillé un calenturón impresionante.
Aquella noche bailé la mitad del repertorio de la Orquesta Veracruz, … y si no bailé más fue porque acabó de tocar la orquesta, pero aun así le eché la última de la noche al son del “Asturias patria querida”, que cantaron cuatro borrachos del público al finalizar la verbena.
Y a partir de aquella noche nunca más volví a quedarme mirando para la orquesta, pues aquella noche nació “Manolo Outravolta”, el terror de las verbenas y el ídolo de las nenas… jeje, tampoco era tanto, pero hoy tengo el día graciosillo.
Primero “entrené” con amigas, vecinas y conocidas, las que me ayudaron a perfeccionar mi estilo soltando mi mano de sus caderas para agarrar la de mi pareja. Seguía eso sí, con mis dos pasitos con la izquierda y uno con la derecha, aunque ya los movía con más rapidez al tiempo que también meneaba el culo, dándole un ritmo a la cosa que hasta parecía que sabía bailar.
De todos modos creo que debo ser en todo el mundo el hombre al que más veces han plantado en pleno baile, diciéndome casi todas lo mismo: -“vuelve cuando aprendas”-.
Hubo una que se ofreció para darme unas clases. -“Déjate llevar”- me dice, y yo me dejé para todo, aunque ella sólo quiso bailar.
Era un pasodoble y me llevó, vaya si me llevó… de un lado para el otro como si fuese un muñeco de trapo.
Y no me dio un mareo porque antes de perder el conocimiento fui capaz de reaccionar y decirle que paraba, ya que la tipa se tomó la clase muy en serio y casi me desmonta con el meneo.
Con aquella forma de moverse que tenía, lo que pudo haber hecho conmigo de haber querido algo más es algo que sólo me puedo imaginar yo… y sí mal no recuerdo más de una vez me lo he imaginado.
Y así, bailando con una y con otra llegué hasta el baile de mi boda, en la que me “lucí” con el vals ante ciento cincuenta invitados, que menos mal que al ir yo de traje y pajarita, no me reconocieron los más allegados.
Pero ese día pisé a la novia, la madrina y a quince invitadas al convite, salvándome de pura casualidad de no pisar a la suegra.
Os he contado todo esto porque hoy he vuelto a bailar después de algunos años sin hacerlo, aunque el baile que me he marcado hoy no ha sido el arrimado, pues estoy ensayando con “El baile del chiki chiki”, ya que estamos a un mes de las fiestas y me da a mí que este año será el tema estrella de las verbenas de verano…
3 han comentado:
Lo va a ser Manolo... mucho me temo que lo va a ser... peor me gusta más la versión original... no se... le he pillado cariño :P
Yo es que soy más de salsa... anda que no me lo he pasado pipa bailando... y tengo ganas... peor ahora mismo no tengo pareja de baile... y los que me salen no son muy de fiar... no creo que se lo tomasen en serio...
En fin... tendré que aguantarme y bailar el Chiki chiki :D
Besos¡¡
Yo también soy de salsa, pero de la otra, sobre todo si son pincantes.
En cuanto a lo de que no encuentras pareja de baile, yo me ofrecería pero va ser muy difícil que desde aquí te de agarrado, tengo unos brazos normales...
además yo sería muy mala pareja, salvo salvo que te guste la astrología ya que te puedo asegurar que bailando conmigo verías las estrellas... y como tengas un callo en el pie ya no te digo.
Como ya he dicho estoy con el chiki chiki a vueltas y dando vueltas sobre mi eje, no lo llevo tan mal, lo malo es al llegar lo del robocop, maikel jakson, crusaito y demás, ya que me los confundo todos.
Pero bueno, con paciencia y entrenamiento para las fiestas lo tendré dominado y si no, vuelta al arrimado.
Un beso guapetona... o dos docenas, que hoy estoy que tiro la casa por la ventana.
El arrimao no lo dejes aunque te salga el chikichiki Manolo¡¡¡
jeje Gracias por el ofrecimiento :D pero creo que he desistido en mi búsqueda...
Besos¡¡
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