Cachismo y culturismo

4 de abril, y en Compostela a 30 grados en la escala Ritcher, como la cosa siga así tendré que empezar a comer chocolate para el verano poder marcar la tableta en los abdominales.
Es que este año y después de cuatro años de gimnasio pienso lucir palmito en la playa, tanto es así que no sé si comprarme un bañador de natación, tipo slip, para también marcar paquete… el paquete ya lo tenía antes de empezar con el gimnasio, es algo natural.
Pero bueno, eso aun no lo tengo muy claro, la verdad es que no creo que a mi mujer le parezca bien eso de que ande yo en plan irresistible por la playa adelante, y la entiendo, soy muy guapo y hay mucha lagarta suelta.
Al margen de que me compre o no el taparrabos, el presumir de bíceps, pectorales y paquete no me lo saca nadie, ¡que coño!, que para algo se revienta uno con las pesas… vuelvo a repetir que el paquete no es de gimnasio.
Es cierto que uno lo hace por mantener la forma y por cuidarse, pero por algo de presunción también se hace.
Porque uno se cansa ya de escuchar a la parienta decir eso de “que bueno está”, cada vez que sale por la tele el Brad Pit o cualquier otro “tarzán” musculoso. Que cuando lo dice yo hago como si no me importase siguiendo tranquilamente a lo mío, es decir, tirado en el sofá, mirando la tele y con una mano bajo el pantalón posada sobre el paquete… o como se suele decir vulgarmente: tocándome los cojones.
Pero sí que me importa y no por celos por supuesto, es por orgullo, motivo por cual entreno en eso del cachismo y el culturismo, para ponerme cachotas como los del cine, aunque sólo sea para que otras digan de mí que también estoy bueno… ejem…. de momento aceptable, pero en cuanto empiece con el chocolate, verás tú que abdominales.
Además, antes quizá estuviese un pelín flaco de más, lo jodido es que ahora que algo en peso he subido, es precisamente el pelín lo que me ha bajado, sobre todo por la frene y un poco por la coronilla, yo le calculo que en cinco años se me juntan.
Pero ahora al menos ya me puedo mirar al espejo en pelotas y sin complejos, ya que antes y como he dicho me veía un poco enclenque, sin embargo hoy ya puedo decir, que bien le queda mi cara a este cuerpo. Y si cojo aire y me hincho… Suaseneguer en termineitor.
Ahora… ¡lo que cuesta!... aparte de los 35 euros al mes, sangre, sudor y lágrimas.
Sangre porque hay que comer mucho para no consumirla, sudor no hará falta que lo diga y lágrimas porque una vez me golpeé muy fuerte con la rodilla contra la esquina de una máquina y se me llenaron de ellas los ojos.
Lógicamente lo de sudar es algo que uno supone cuando se apunta a un gimnasio, así que lo llevo bien, lo de las lágrimas sólo fue una vez… pero lo de la sangre, es decir, lo de comer, ¡¡ ufff ¡!, ahora bien, pero al principio fatal.
Porque si era delgado, también era buen comedor, así que sí quería subir músculo tenía que comer más todavía, no en cantidad, si no mayor número de veces, por lo que llegue a tener una “despensa” en el cajón de la oficina y otra en el coche, aparte de andar con un sándwich de pavo, una fruta y una barra de cereales siempre encima.
Y nada de patatas fritas, bollería por la mañana y otras cosas que me zampaba, o lo que es lo mismo, a tomar por saco lo que más me gustaba… menos mal que los chuletones y el churrasco están recomendados, porque me hubiese jodido mucho tener que dejarlos.
Pero bueno, al final y después de mucho tiempo siendo un casi esclavo de la dieta, decidí mandarla a freír espárragos ya que a consecuencia de ella comencé a sentir vértigo…. Vértigo sí… cuando vi tan alta la aguja de la báscula.
Así que ahora sigo con el gimnasio pero la dieta la hago a mi manera, por eso que ahora que se acerca el verano tengo que empezar a darle al chocolate para marcar tableta... y a lo mejor me compro un taparrabos para marcar paquete.

Estamos trabajando en ello...