Cartas de color
Creo que fue en el año 1.993, después de casi 24 horas de interminable cola para comprar las entradas, que a falta de tres personas para llegar a la taquilla contemplé con rabia e impotencia como de la misma colgaban el cartel de AGOTADAS TODAS LAS LOCALIDADES.
Tanta espera y tanta cola para quedarme en la puerta, de eso nada… Ya encontraría la forma de entrar en el Auditorio sin tener que recurrir a un butrón en la pared. Así que permenecí en la puerta a la espera de que alguna persona de las que había hecho reserva anticipada no se presentase a recogerlas.
Pero por lo visto nadie quería perderse la actuación, nadie salvo la persona que en principio iba a acompañar a la chica que con una entrada de más pretendía hacer negocio con ella.
-Yo tengo una entrada de sobras, si te interesa te la vendo por 5.000 ptas- me dice.
-¡5.000 pesetas!, neniña me estás pidiendo más del triple de lo que vale su precio, y eso es pasarse un poco-.
-Si la quieres 5.000, si no nada-.
-Vale, pues nada entonces-, pero en lugar de irme, me pegué a ella cuan defensa central en una final de Copa de Europa y no dejé que la chica se alejase más de un par de metros de mí.
Una hora antes de comenzar la acturación le hice mi penúltima oferta: -3.000 pesetas por la entrada-.
-5.000 o nada- la chica hacia valer la ley de la oferta y la demanda y se mostraba casi tan tajante como yo. Ni ella estaba dispuesta a rebajar un duro en su oferta y yo ya estaba convencido de que le sacaría la entrada sin dar un duro de más de su verdadero precio. Solo era cuestión de esperar…
Abrieron las puertas y la gente comenzó a entrar. La chica debió ser la penultima persona en entrar en la sala, cuando lo hizo y ya se encontraba dentro, le hice mi última oferta a grito pelado.
-Chicaaa, 1.000 pesetas por la entrada-.
Torció el morro y me lanzó una mirada en la que pude ver como de sus ojos salían víboras y culebras que me atacaban y me mordían. Pero no me importó ya que al mismo tiempo extendió su mano con la entrada en ella.
Y yo fui el último en entrar en el auditorio.
Al final valió la pena las 27 horas de cola y espera en la puerta, entré y disfruté del espectáculo por 500 pesetas menos del precio de la localidad.
Señores, señoras y señoritas, con todos ustedes, en el sofá de su casa, sin colas y sin reventa: LES LUTHIERS, y sus CARTAS DE COLOR.
.Tanta espera y tanta cola para quedarme en la puerta, de eso nada… Ya encontraría la forma de entrar en el Auditorio sin tener que recurrir a un butrón en la pared. Así que permenecí en la puerta a la espera de que alguna persona de las que había hecho reserva anticipada no se presentase a recogerlas.
Pero por lo visto nadie quería perderse la actuación, nadie salvo la persona que en principio iba a acompañar a la chica que con una entrada de más pretendía hacer negocio con ella.
-Yo tengo una entrada de sobras, si te interesa te la vendo por 5.000 ptas- me dice.
-¡5.000 pesetas!, neniña me estás pidiendo más del triple de lo que vale su precio, y eso es pasarse un poco-.
-Si la quieres 5.000, si no nada-.
-Vale, pues nada entonces-, pero en lugar de irme, me pegué a ella cuan defensa central en una final de Copa de Europa y no dejé que la chica se alejase más de un par de metros de mí.
Una hora antes de comenzar la acturación le hice mi penúltima oferta: -3.000 pesetas por la entrada-.
-5.000 o nada- la chica hacia valer la ley de la oferta y la demanda y se mostraba casi tan tajante como yo. Ni ella estaba dispuesta a rebajar un duro en su oferta y yo ya estaba convencido de que le sacaría la entrada sin dar un duro de más de su verdadero precio. Solo era cuestión de esperar…
Abrieron las puertas y la gente comenzó a entrar. La chica debió ser la penultima persona en entrar en la sala, cuando lo hizo y ya se encontraba dentro, le hice mi última oferta a grito pelado.
-Chicaaa, 1.000 pesetas por la entrada-.
Torció el morro y me lanzó una mirada en la que pude ver como de sus ojos salían víboras y culebras que me atacaban y me mordían. Pero no me importó ya que al mismo tiempo extendió su mano con la entrada en ella.
Y yo fui el último en entrar en el auditorio.
Al final valió la pena las 27 horas de cola y espera en la puerta, entré y disfruté del espectáculo por 500 pesetas menos del precio de la localidad.
Señores, señoras y señoritas, con todos ustedes, en el sofá de su casa, sin colas y sin reventa: LES LUTHIERS, y sus CARTAS DE COLOR.
parte I
4 han comentado:
Que grandes son.
Y que buen regateante eres Manolo, cuenta conmigo para ir un fin de semana la RASTRO de Madrid, seguro que conseguimos alguna ganga y a buen precio.
Mereció la pena la cola.
Un saludos
Son unos genios.
No te creas senovilla, no me lleves que te arruino, soy un pésimo regateante, pero en este caso y por la chulería de la chica aguanté, además estaba muy seguro que no la vendería, allí el único que andaba a la caza de entradas era yo, pero si cuando le ofrecí las mil pelas me pide las cinco mil se las hubiese dado, y puede que algo más.
saludos
Lo que yo te diga... como la época de los 90... puta generacion reggaetón!! todos echados a perder tio... nunca volveremos a tener artistas de esta talla entre nosotros
Que grandes les luthiers... les he visto las 2 ultimas veces que han venido a Madrid, y les iré a ver de nuevo cuando vengan. Un saludo.
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