CHUS no es nombre de pilingui.

Con mi mano derecha puesta sobre el libro “El Caballo de Troya“ que es lo más parecido a la Biblia que tengo, juro por Dios que lo que voy a decir es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y que esto no lo he escuchado en la COPE si no que lo he oído en directo y en vivo gracias a que tengo un buen aparato auditivo.
Esta mañana llevé al hijo a una cita que tenía en el CHUS, que por si algún mal pensado me leyese diré que no es el nombre de pila de ninguna pilingui, si no que son las iniciales del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. Quede claro por lo tanto que esta mañana he llevado al chaval al hospital y no a las putas.
Camino del hospital escuchábamos en una cadena de radio hablar a un paisano que había llamado a la emisora para denunciar que ayer había ido a ese mismo centro a pedir cita para un traumatólogo y que se la habían dado para noviembre. Ni que decir tiene que el hombre se despachó más que a gusto en antena.
El chaval muy atento a las quejas de este señor me mira con cara de alucinado, yo que también alucinaba con lo que escuchaba lo miro a él con la cara que tengo y a continuación miro al aparato del coche.
-¡Bah!, la COPE… ni caso Guille, estos están por crispar, sintoniza otra cadena-. Y el chaval que es muy obediente para lo que le conviene cambió el dial e hicimos el resto del camino escuchando los 40 principales.
En la sala de espera del hospital entablé conversación con un señor de avanzada edad al que acompañaba su hija, quien viendo que dejaba a su padre entretenido conmigo aprovechó el tiempo de espera para ir a pedir cita al médico, para que éste le viese la radiografía que se estaba haciendo.
Al poco tiempo regresó y escandalizada le dijo a su padre que ya tenía la cita y que era para no sé que día ni que mes del año 2.011.
La mujer agarró a su padre y se lo llevó a la dirección para presentar una queja, pese a que yo le recordé que debía esperar a que le dijesen que podía irse tras comprobar los radiólogos que la placa había salido bien.
-Hija, el señor tiene razón, debemos esperar porque creo que he respirado y por esto puede salir la placa defectuosa, y menuda faena sería si dentro de dos años tengo que repetirla por eso- le dijo el hombre a la hija, quien pese a todo se llevó a su padre a la dirección.
Miré el reloj, las 10:45… chungo, chungo… la señora a dirección y seguro que la dirección en la cafetería. ¿Cómo?... ¡ah coño, es cierto!... perdón, me acaban de apuntar que a jefes y directores les llevan el café al despacho.
-Papá, cuando salgamos de aquí tenemos que llamar a la radio para felicitar al señor que se quejaba por tener que esperar hasta noviembre-... sí, el chaval apunta a ser un vacilón como su padre lo cual dice mucho a favor de su madre.
La verdad es que hubiese sido la hostia llamar en el momento que el señor despotricaba en antena para en lugar de mostrarle nuestra solidaridad darle la enhorabuena.
Pues sí señores, señoras y señoritas, hasta el 2.011 tendrá que esperar el bueno de aquel hombre para saber si su dolencia es grave o no.
Espero que no lo sea, tanto por él como por las arcas de la Seguridad Social, pues exumar un cadáver para ver de que está enfermo tiene que costar un huevo.
En fin, que lo que he dicho es cierto y si es preciso vuelvo a jurarlo por lo que sea que todo ha ocurrido tal como lo cuento, que he ido al hospital con el chaval y que el CHUS no es el nombre de pila de ninguna pilingui, aunque a la hora de la verdad funcione peor que una casa de putas.

Moraleja:
A veces la realidad supera a la COPE.