Así son ellas y así nosotros
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc.. Ayer al salir del trabajo (ejem), me he encontrado con un viejo amigo al que hacía mucho que no veía y al cual en principio me costó reconocer pues de aquella larga melena que lucía hoy ya sólo le quedan más o menos docena y media de pelos que peina hacia delante para disimular la calvicie.
Cuando nos encontramos nos dimos un abrazo y luego pasamos a lo típico de estos casos, que si cuanto tiempo sin vernos, qué tal tu mujer y mis hijos, que si estás igual que siempre de no ser por la ausencia de cabello, que si ya tienes la barba blanca, sí pero aún se me levanta, etc. etc. y etc..
Si algo tenemos los hombres a diferencia de las mujeres, es que a la hora de decirnos estas cosas no nos andamos con paños calientes. Vamos, que luego de los saludos pertinentes y fijándonos bien el uno en el otro enseguida aireamos nuestras propias conclusiones y los estragos que hizo en ambos el paso de los años.
Yo le dije a él que este año podría hacer del calvo de la Lotería de Navidad respondiéndome que yo podría hacer de Papá Noel. Y dicho esto con ganas de jodernos amistosa y mutuamente, enseguida llegamos a la conclusión de que estábamos envejeciendo rápidamente y sin apenas darnos cuenta.
-Y eso que tú eres un año más joven que yo- le dije. -Noooo, eres tú más joven que yo 6 meses si mal no recuerdo- me respondió. Y luego de recordar nuestras fechas de nacimiento efectivamente era él quien estaba en lo cierto.
Esto señores, señoras y señoritas, es cosa de hombres únicamente, pues todos sabemos que las mujeres cuando dicen la edad, o callan o mienten sacándose algún año de encima.
En cambio a nosotros nos da igual decir los años que tenemos, ahora bien, al contrario que ellas que se restan en la edad, nosotros somos más propensos a añadir algún centimetro de más si nos preguntan cuánto nos mide el miembro viril o miembro a secas.
Y esto mis querid@s amig@s o simplemente conocidos, es una de las mayores tonterías que podemos llegar a cometer, porque los años están ahí, en el DNI y de nada vale quitarte alguno de encima si luego viene un entendido y te los adivina mirándote simplemente la dentadura.
Y otro tanto de lo mismo pasa con los centímetros que nosotros solemos calcular de más, que presumimos de que nos mide 21 y luego viene una cualquiera y te dice que 21 cm. mide una barra de pan de cuarto de kilo y que ésta da para un buen bocata, sin embargo y comparando tus 21 cm de polla al tamaño de la barra de pan, tus 21 cm no dan para meter dos lonchas de chorizo con el que hacer un bocadillito.
Lo bueno en nuestro caso es que según dicen el tamaño es lo de menos y que el miembro se suele comer a pelo y después si te quedas con hambre puedes comer el chorizo que quieras, bien a pelo o bien en bocata. Pero lo más importante es que mida lo que mida, todavía se te levante.
Otro ejemplo que nos diferencia de las féminas es cuando te sale la primera cana en el pelo. Yo si mal no recuerdo y cuando en mi negra cabellera salió el primer pelo blanco, se lo mostré a mi señora con cierta preocupación la cual ella se encargó de mitigar diciendo que unas cuantas canas por las sienes hacen que un hombre resulte más interesante.
En cambio cuando es a ellas a las que le sale la primera cana en el cabello ya la jodimos, tienes que readaptar el presupuesto casero e incluir una partida para que de cuando en cuando acudan a la peluquería, lo cual no es moco de pavo porque no les llega con teñir o arrancar la cana, sino que se tienen que hacer mechas en toda la cabellera.
Por lo tanto y dicho todo esto, no me queda más que decir que yo me siento tan orgulloso de mis canas como de los 24 cm que tengo por miembro, y por lo visto y hablado ayer con mi viejo amigo, él también se siente orgulloso de su calva y de que su pene se siga empalmando a la de nada.
Y ahora distinguidos y distinguidas, me van a perdonar que ponga punto final a esta entrada ya que es la hora de salir a fumar el segundo cigarro de la mañana.
Cuando nos encontramos nos dimos un abrazo y luego pasamos a lo típico de estos casos, que si cuanto tiempo sin vernos, qué tal tu mujer y mis hijos, que si estás igual que siempre de no ser por la ausencia de cabello, que si ya tienes la barba blanca, sí pero aún se me levanta, etc. etc. y etc..
Si algo tenemos los hombres a diferencia de las mujeres, es que a la hora de decirnos estas cosas no nos andamos con paños calientes. Vamos, que luego de los saludos pertinentes y fijándonos bien el uno en el otro enseguida aireamos nuestras propias conclusiones y los estragos que hizo en ambos el paso de los años.
Yo le dije a él que este año podría hacer del calvo de la Lotería de Navidad respondiéndome que yo podría hacer de Papá Noel. Y dicho esto con ganas de jodernos amistosa y mutuamente, enseguida llegamos a la conclusión de que estábamos envejeciendo rápidamente y sin apenas darnos cuenta.
-Y eso que tú eres un año más joven que yo- le dije. -Noooo, eres tú más joven que yo 6 meses si mal no recuerdo- me respondió. Y luego de recordar nuestras fechas de nacimiento efectivamente era él quien estaba en lo cierto.
Esto señores, señoras y señoritas, es cosa de hombres únicamente, pues todos sabemos que las mujeres cuando dicen la edad, o callan o mienten sacándose algún año de encima.
En cambio a nosotros nos da igual decir los años que tenemos, ahora bien, al contrario que ellas que se restan en la edad, nosotros somos más propensos a añadir algún centimetro de más si nos preguntan cuánto nos mide el miembro viril o miembro a secas.
Y esto mis querid@s amig@s o simplemente conocidos, es una de las mayores tonterías que podemos llegar a cometer, porque los años están ahí, en el DNI y de nada vale quitarte alguno de encima si luego viene un entendido y te los adivina mirándote simplemente la dentadura.
Y otro tanto de lo mismo pasa con los centímetros que nosotros solemos calcular de más, que presumimos de que nos mide 21 y luego viene una cualquiera y te dice que 21 cm. mide una barra de pan de cuarto de kilo y que ésta da para un buen bocata, sin embargo y comparando tus 21 cm de polla al tamaño de la barra de pan, tus 21 cm no dan para meter dos lonchas de chorizo con el que hacer un bocadillito.
Lo bueno en nuestro caso es que según dicen el tamaño es lo de menos y que el miembro se suele comer a pelo y después si te quedas con hambre puedes comer el chorizo que quieras, bien a pelo o bien en bocata. Pero lo más importante es que mida lo que mida, todavía se te levante.
Otro ejemplo que nos diferencia de las féminas es cuando te sale la primera cana en el pelo. Yo si mal no recuerdo y cuando en mi negra cabellera salió el primer pelo blanco, se lo mostré a mi señora con cierta preocupación la cual ella se encargó de mitigar diciendo que unas cuantas canas por las sienes hacen que un hombre resulte más interesante.
En cambio cuando es a ellas a las que le sale la primera cana en el cabello ya la jodimos, tienes que readaptar el presupuesto casero e incluir una partida para que de cuando en cuando acudan a la peluquería, lo cual no es moco de pavo porque no les llega con teñir o arrancar la cana, sino que se tienen que hacer mechas en toda la cabellera.
Por lo tanto y dicho todo esto, no me queda más que decir que yo me siento tan orgulloso de mis canas como de los 24 cm que tengo por miembro, y por lo visto y hablado ayer con mi viejo amigo, él también se siente orgulloso de su calva y de que su pene se siga empalmando a la de nada.
Y ahora distinguidos y distinguidas, me van a perdonar que ponga punto final a esta entrada ya que es la hora de salir a fumar el segundo cigarro de la mañana.
1 han comentado:
Esa es una cosa que os envidio a los tíos, que os podeis decir: "peeeeeeeeeeeeeeeeero mira que te has engordado, mariconazo"... acto seguido os dais cuatro palmaditas y aqui no ha pasado nada.
No me imagino la cara que pondrían algunas si yo les dijera: "nena, ¿te has dado cuenta de lo gordo que se te ha puesto el culo?"... no veas los esfuerzos que tengo que hacer pa que no se me escape... hasta sangre en la lengua me hago
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