Temporales, un satélite viene hacia la tierra... ¿a dónde coño iremos a parar?
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc.. Ayer cuando llegué a casa me encontré a la mujer cabreadísima, lo excepcional de este caso y que al mismo tiempo me permite respirar tranquilo es que no lo estaba conmigo.
Nada más llegar yo y esperando encontrar la paz del hogar, me topé en el pasillo de la entrada y justo de frente con el "ciclón Encarna", el cual y para evitar una tragedia esquivé pasando por su lado y con la espalda pegada a la pared.
Y yo, que para estas lides ya estoy más que curtido, lo dejé pasar sin siquiera preguntar cual era su origen, si había interferido con el anticiclón de las Azores o si era cosa de las isobaras.
Tras cinco minutos de silencio en el que el único sonido que se escuchaba era el viento que enojada inhalaba y expulsaba por la boca y la nariz por eso de no morir ahogada y cuando comencé a percibir que el ciclón perdía fuerza y se convertía en una típica tormenta de verano, la agarré por la mano y le pregunté si no le interesaba saber que me había dicho el psiquiatra.
-¿Y tú no quieres saber lo que me pasa a mí?- preguntó seria y dando la impresión de que recuperaba fuerza el ciclón.
-¡Ah!, ¿pero te pasa algo?-. ¡Hostia tú!, el ciclón recuperó su fuerza y me pilló en pleno descampado sin paraguas y sin capucha, es más, me pilló de manga corta.
Luego de largar por su boquita de labios carnosos una lista de improperios hacia mí por no percibir el temporal poco a poco se fue haciendo la calma en el salón de mi casa. Y claro, le pregunté a cuento de qué semejante tormenta.
Me comentó muy seria y enfadada que esa misma mañana la jefa las había hecho ir a la oficina a todas las empleadas para explicarles con una amplia sonrisa que este mes no se lo podía pagar hasta el próximo día 1.
-¡Cojonudo!- exclamé pensando que entre lo suyo y lo mío este mes podríamos comprar el material escolar de la niña y no pasar apuros por ello.
-Pero serás burroooo- el temporal volvía a arreciar, -es que no te enteras- ahora el viento soplaba por ráfagas, -te estoy diciendo que este mes no lo cobro hasta el próximo día uno del mes que viene- palabras que le salieron acompañadas de un fuerte vendaval con arreciantes chubascos en el que también se percibieron algunos rayos y truenos.
-Pero cari, yo tampoco cobro hasta el día 1 y no me pongo así, si es que eso es lo normal- intenté calmar el temporal.
-Mira que eres imbécil- (como siempre la culpa de que si llueve o hace calor recae sobre el hombre del tiempo) -lo que te quiero decir es que este mes no me lo pagan hasta el mes que viene-, y el temporal arrecio con toda la fuerza de la naturaleza, tanto es así que me tuve que levantar del sillón e irme a la cocina a por unas galletas de chocolate.
Y mientras devoraba un paquete de galletas de chocolate Príncipe de Bequelarre, fui ordenando las isobaras, los anticiclones y las borrascas en un mapa que mentalmente dibujé en mi cabeza al mismo tiempo que intentaba calmarla. Una vez hechos los cálculos pertinentes de lo que queda y lo que falta llegué a la conclusión inequívoca y exacta de que el sueldo nos podría llegar de no ser porque nos sobra mes.
Luego y tras una larga conversación en la que puse todo mi empeño en calmarla, llegue a la conclusión de aliarme con mi cuñado, un tipo cachas y que lleva casi un año en el paro, de formar una especie de sindicato, pasarnos la ley por el forro de los cojones como hacen los patrones y actuar por la tremenda como hicieron los senegaleses con los gitanos hace poco aquí, en un pueblo de no sé donde y en el que liaron la gorda.
Mi primera proposición fue desestimada por arriesgada. Esta fue la de ir una noche a la fábrica y hacerle una gran pintada en la fachada que dijese: "paga a tus empleadas". El riesgo de esta misión radica en que la fábrica está protegida por una alambrada y que tiene además cámaras de vigilancia, puesto que el jardín que rodea la fachada tiene varias esculturas de piedra que pueden tener cierto valor.
-Pues ya está- apuntillé muy seguro de lo que decía, -le corto los cojones a la estatua que tiene del caballo brincando y se los envío en un paquete anónimo acompañados de la siguiente amenaza: "o pagas o los próximos cojones que cortemos serán los vuestros, cabrones"-.
Esta opción quedó también descartada puesto que por ser hembras sus dos jefas, físicamente carecen de estos masculinos atributos aunque por los hechos que relato cojones no les faltan.
Y tras mucho dialogar y discutir con mi mujer, llegamos a la conclusión de que en un caso como el suyo y con sólo 5 años de antigüedad en la empresa no le queda más que tragar y aguantar, que las cosas están como están para ambos y que si bien yo tengo las espaldas medianamente cubiertas gracias a mis más de 37 años de antigüedad, a ella si protesta la ponen en la puta calle por poco más de 4 perras.
La charla pasó al olvido cuando Matías Prats dijo en el telediario que un satélite que órbita alrededor de la tierra tiene prevista su entrada en la atmósfera y de no desintegrarse caerá en un punto del planeta que hasta ahora ni se sabe ni se sospecha.
Escuchamos la noticia en silencio y tras ella y sin mediar palabra ambos nos pusimos a rezar por lo bajo, supongo o al menos ese era mi caso, para que caiga con toda la fuerza de la gravedad y que el punto de caída sea el que yo me sé, el cual me callé para no discutir con mi mujer quien seguro cambiaría el punto de caída 37 kilómetros más al norte.
En fin, así es la vida o como dice un refrán: "naciste para martillo y del cielo te caerán los clavos". Así que mejor no pensar más en el tema que con la suerte que últimamente tengo, seguro, seguro, que el satélite de marras se empotra contra el recién arreglado tejado de mi casa.
Nada más llegar yo y esperando encontrar la paz del hogar, me topé en el pasillo de la entrada y justo de frente con el "ciclón Encarna", el cual y para evitar una tragedia esquivé pasando por su lado y con la espalda pegada a la pared.
Y yo, que para estas lides ya estoy más que curtido, lo dejé pasar sin siquiera preguntar cual era su origen, si había interferido con el anticiclón de las Azores o si era cosa de las isobaras.
Tras cinco minutos de silencio en el que el único sonido que se escuchaba era el viento que enojada inhalaba y expulsaba por la boca y la nariz por eso de no morir ahogada y cuando comencé a percibir que el ciclón perdía fuerza y se convertía en una típica tormenta de verano, la agarré por la mano y le pregunté si no le interesaba saber que me había dicho el psiquiatra.
-¿Y tú no quieres saber lo que me pasa a mí?- preguntó seria y dando la impresión de que recuperaba fuerza el ciclón.
-¡Ah!, ¿pero te pasa algo?-. ¡Hostia tú!, el ciclón recuperó su fuerza y me pilló en pleno descampado sin paraguas y sin capucha, es más, me pilló de manga corta.
Luego de largar por su boquita de labios carnosos una lista de improperios hacia mí por no percibir el temporal poco a poco se fue haciendo la calma en el salón de mi casa. Y claro, le pregunté a cuento de qué semejante tormenta.
Me comentó muy seria y enfadada que esa misma mañana la jefa las había hecho ir a la oficina a todas las empleadas para explicarles con una amplia sonrisa que este mes no se lo podía pagar hasta el próximo día 1.
-¡Cojonudo!- exclamé pensando que entre lo suyo y lo mío este mes podríamos comprar el material escolar de la niña y no pasar apuros por ello.
-Pero serás burroooo- el temporal volvía a arreciar, -es que no te enteras- ahora el viento soplaba por ráfagas, -te estoy diciendo que este mes no lo cobro hasta el próximo día uno del mes que viene- palabras que le salieron acompañadas de un fuerte vendaval con arreciantes chubascos en el que también se percibieron algunos rayos y truenos.
-Pero cari, yo tampoco cobro hasta el día 1 y no me pongo así, si es que eso es lo normal- intenté calmar el temporal.
-Mira que eres imbécil- (como siempre la culpa de que si llueve o hace calor recae sobre el hombre del tiempo) -lo que te quiero decir es que este mes no me lo pagan hasta el mes que viene-, y el temporal arrecio con toda la fuerza de la naturaleza, tanto es así que me tuve que levantar del sillón e irme a la cocina a por unas galletas de chocolate.
Y mientras devoraba un paquete de galletas de chocolate Príncipe de Bequelarre, fui ordenando las isobaras, los anticiclones y las borrascas en un mapa que mentalmente dibujé en mi cabeza al mismo tiempo que intentaba calmarla. Una vez hechos los cálculos pertinentes de lo que queda y lo que falta llegué a la conclusión inequívoca y exacta de que el sueldo nos podría llegar de no ser porque nos sobra mes.
Luego y tras una larga conversación en la que puse todo mi empeño en calmarla, llegue a la conclusión de aliarme con mi cuñado, un tipo cachas y que lleva casi un año en el paro, de formar una especie de sindicato, pasarnos la ley por el forro de los cojones como hacen los patrones y actuar por la tremenda como hicieron los senegaleses con los gitanos hace poco aquí, en un pueblo de no sé donde y en el que liaron la gorda.
Mi primera proposición fue desestimada por arriesgada. Esta fue la de ir una noche a la fábrica y hacerle una gran pintada en la fachada que dijese: "paga a tus empleadas". El riesgo de esta misión radica en que la fábrica está protegida por una alambrada y que tiene además cámaras de vigilancia, puesto que el jardín que rodea la fachada tiene varias esculturas de piedra que pueden tener cierto valor.
-Pues ya está- apuntillé muy seguro de lo que decía, -le corto los cojones a la estatua que tiene del caballo brincando y se los envío en un paquete anónimo acompañados de la siguiente amenaza: "o pagas o los próximos cojones que cortemos serán los vuestros, cabrones"-.
Esta opción quedó también descartada puesto que por ser hembras sus dos jefas, físicamente carecen de estos masculinos atributos aunque por los hechos que relato cojones no les faltan.
Y tras mucho dialogar y discutir con mi mujer, llegamos a la conclusión de que en un caso como el suyo y con sólo 5 años de antigüedad en la empresa no le queda más que tragar y aguantar, que las cosas están como están para ambos y que si bien yo tengo las espaldas medianamente cubiertas gracias a mis más de 37 años de antigüedad, a ella si protesta la ponen en la puta calle por poco más de 4 perras.
La charla pasó al olvido cuando Matías Prats dijo en el telediario que un satélite que órbita alrededor de la tierra tiene prevista su entrada en la atmósfera y de no desintegrarse caerá en un punto del planeta que hasta ahora ni se sabe ni se sospecha.
Escuchamos la noticia en silencio y tras ella y sin mediar palabra ambos nos pusimos a rezar por lo bajo, supongo o al menos ese era mi caso, para que caiga con toda la fuerza de la gravedad y que el punto de caída sea el que yo me sé, el cual me callé para no discutir con mi mujer quien seguro cambiaría el punto de caída 37 kilómetros más al norte.
En fin, así es la vida o como dice un refrán: "naciste para martillo y del cielo te caerán los clavos". Así que mejor no pensar más en el tema que con la suerte que últimamente tengo, seguro, seguro, que el satélite de marras se empotra contra el recién arreglado tejado de mi casa.
1 han comentado:
Creo que Forges se te adelantó y le hizo señas al satélite para que cayera encima del FMI, para el próximo satélite será.
http://www.elpais.com/vineta/?autor=Forges&d_date=20110923&anchor=elpporopivin&k=Forges
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