De vacaciones
Esta es la primera entrada que escribo desde las vacaciones pero no os creáis por ello que lo hago desde el Benidorm, Marbella, Haway, Bombay o cualquier otro lugar paradisiaco, si no que estoy escribiendo tumbado en el sofá de mi casa gracias a que mi equipo está dotado de un sofisticado sistema motriz de desplazamiento en horizontal por empuje. Este complejo mecanismo consiste en poner una rueda en cada pata de la mesa.
Y si esta es mi primera entrada vacacional, el de ayer fue mi primer día, y pese a que a punto estuve de perder el pellejo y de que acabé derramando unas lágrimas, tengo que decir que fue un buen día.
La desgracia estuvo a punto de caer sobre mí cuando después de comer tomo rumbo a la playa junto con toda la familia.
Antes de salir de casa cogí la bolsa con las toallas y demás cosas que se suelen llevar, protector, ropa interior, etc. Me llevé una sorpresa y una gran alegría cuando ya encaminando hacia la puerta mi mujer me pregunta: "¿no echas el polvo?".
¡Coño, que sorpresa!... miré el reloj e hice un cálculo del tiempo que se podía perder y rápidamente llegué a la conclusión de que un polvo es un polvo y que si por echarlo en lugar de llegar a las 5.00 a la playa llegaba a las 5:05 daría lo mismo.
-Va, venga- dije mientras posaba la bolsa en el suelo.
-pues coge la bolsa que está en el cubo y tírala al contenedor. Vete bajando que yo aún voy a hacer pis…-. ¡Mi gozo en un pozo!.
Recojo la bolsa de las toallas y la de la basura, miro de nuevo el reloj y recalculo el tiempo. A las 5:00 estamos en la playa.
Arrojo la bolsa al contenedor de la basura y cuando voy a meter la bolsa de las toallas en el maletero del coche algo extraño llama mi atención.
-¿Para qué coño querrá llevar mi mujer a la playa un envase vacío de leche?, ¡hostia, y otro vacío de yogurt!... ¡Ay Dios!, las toallas…
Efectivamente, había arrojado la bolsa equivocada en el contenedor… menos mal que rectifiqué antes de que mi mujer o los niños se diesen cuenta, ¡ufff!, sabe Dios lo que hubiese sido de mí si al llegar a la playa les digo que en lugar de echarse en la toalla, tienen que hacerlo los tres juntos en el cartón extendido del envase de leche. Y digo los tres porque yo ya no me tiraría en el cartón para que ellos no estuviesen muy apretados.
Sin polvo pero con toallas llegamos a la playa a la hora calculada. Ayer le tocó a la playa de Tanxil, en Rianxo, pueblo del que es nativa la famosa Rianxeira de la canción.
Disfrutamos de una maravillosa tarde de playa y antes de regresar a casa nos dimos un paseo por el pueblo y en una terraza del puerto cenamos.
Y fue cenando donde yo acabé derramando unas lágrimas. Entre bocado y bocado conversábamos de lo bien que se estaba allí, cenando en una terraza junto al mar, con las gaitas y panderetas como fondo musical, o sobre el condimento especial que le echaban al rebozado de los calamares fritos.
Y la que era una apacible conversación cambió de forma cuando a los que se sentaban en la mesa de al lado les sirvieron una de cigalas, pues ese preciso momento coincidió con el desgraciado hecho de llevarme yo un pimiento de Padrón a la boca.
Me cago en su madre, como picaba el hijo de puta… Me hizo derramar blasfemias, lágrimas y hasta me hizo poner morado, tono que no me queda nada bien mezclado con este moreno y menos aún con una camiseta roja.
Pero bueno, siempre es mejor llorar por culpa del picante de un pimiento que por la picadura de una víbora, ¿no crees?.
En fin, ayer playa, hoy sofá y mañana Dios dirá… que como dice un proverbio chino: “piticlin piticlin chingachochin, piticlin piticlin tolontolon”, (la vida es hermosa aunque un pimiento te haga llorar).
Y si esta es mi primera entrada vacacional, el de ayer fue mi primer día, y pese a que a punto estuve de perder el pellejo y de que acabé derramando unas lágrimas, tengo que decir que fue un buen día.
La desgracia estuvo a punto de caer sobre mí cuando después de comer tomo rumbo a la playa junto con toda la familia.
Antes de salir de casa cogí la bolsa con las toallas y demás cosas que se suelen llevar, protector, ropa interior, etc. Me llevé una sorpresa y una gran alegría cuando ya encaminando hacia la puerta mi mujer me pregunta: "¿no echas el polvo?".
¡Coño, que sorpresa!... miré el reloj e hice un cálculo del tiempo que se podía perder y rápidamente llegué a la conclusión de que un polvo es un polvo y que si por echarlo en lugar de llegar a las 5.00 a la playa llegaba a las 5:05 daría lo mismo.
-Va, venga- dije mientras posaba la bolsa en el suelo.
-pues coge la bolsa que está en el cubo y tírala al contenedor. Vete bajando que yo aún voy a hacer pis…-. ¡Mi gozo en un pozo!.
Recojo la bolsa de las toallas y la de la basura, miro de nuevo el reloj y recalculo el tiempo. A las 5:00 estamos en la playa.
Arrojo la bolsa al contenedor de la basura y cuando voy a meter la bolsa de las toallas en el maletero del coche algo extraño llama mi atención.
-¿Para qué coño querrá llevar mi mujer a la playa un envase vacío de leche?, ¡hostia, y otro vacío de yogurt!... ¡Ay Dios!, las toallas…
Efectivamente, había arrojado la bolsa equivocada en el contenedor… menos mal que rectifiqué antes de que mi mujer o los niños se diesen cuenta, ¡ufff!, sabe Dios lo que hubiese sido de mí si al llegar a la playa les digo que en lugar de echarse en la toalla, tienen que hacerlo los tres juntos en el cartón extendido del envase de leche. Y digo los tres porque yo ya no me tiraría en el cartón para que ellos no estuviesen muy apretados.
Sin polvo pero con toallas llegamos a la playa a la hora calculada. Ayer le tocó a la playa de Tanxil, en Rianxo, pueblo del que es nativa la famosa Rianxeira de la canción.
Disfrutamos de una maravillosa tarde de playa y antes de regresar a casa nos dimos un paseo por el pueblo y en una terraza del puerto cenamos.
Y fue cenando donde yo acabé derramando unas lágrimas. Entre bocado y bocado conversábamos de lo bien que se estaba allí, cenando en una terraza junto al mar, con las gaitas y panderetas como fondo musical, o sobre el condimento especial que le echaban al rebozado de los calamares fritos.
Y la que era una apacible conversación cambió de forma cuando a los que se sentaban en la mesa de al lado les sirvieron una de cigalas, pues ese preciso momento coincidió con el desgraciado hecho de llevarme yo un pimiento de Padrón a la boca.
Me cago en su madre, como picaba el hijo de puta… Me hizo derramar blasfemias, lágrimas y hasta me hizo poner morado, tono que no me queda nada bien mezclado con este moreno y menos aún con una camiseta roja.
Pero bueno, siempre es mejor llorar por culpa del picante de un pimiento que por la picadura de una víbora, ¿no crees?.
En fin, ayer playa, hoy sofá y mañana Dios dirá… que como dice un proverbio chino: “piticlin piticlin chingachochin, piticlin piticlin tolontolon”, (la vida es hermosa aunque un pimiento te haga llorar).
Vista panorámica de la Playa de Tanxil, con los chiringuitos abarrotados, gente tomando el sol, los veleros surcano las aguas, los niños haciendo castillitos de arena... Y que buena estaba el agua...
4 han comentado:
Bonitas y acogedoras playas tenéis en Galicia, si señor.
A disfrutar.
Me encantan las vistas
Manolo lo tuyo son las anecdotas, y me reido mucho de lo que te pasa por que esta tarde he llegado del trabajo a las 4 a casa y he dicho a la familia, vamos ponerse el bañador y al río a darse un baño.
Llegamos al río y estos cabritos necesitados de agua, parece que les sobra y la pueta del embalse la dejaron toda la noche abierta, así que si antes cubría por las rodillas altura estupenda para Jorge y Lucía, el río estaba casi con una profundidaz de 5 metros y nos chafó el baño, por que si que se nadar, pero con un niño delante y el otro detrás al río no me meto.
Menos mal que andamos mal de Agua.
Luego para compensar el mal sabor de boca nos acercamos a un pueblo en fiestas "AOIZ" y no se podía entrar, había que dejar el coche en las afueras y venga a andar hasta llegar a la fiesta, eran las 6 de la tarde y allí no había nada, la verbena decían los del pueblo que hasta las 9 no empezaba, así que vamos a un bar a tomar algo y como sólo había dos en la plaza, en el que estaba lleno no nos sentamos así que nos quedó el vacio y digimos no es mal sitio para estar con los niños.
Cuando nos pasó la cuenta (dichosos helados de los peques) me creí estar en el HOTEL TRES REYES y comprendí porque el bar de enfrente estaba lleno y yo el pardillo en sentado en el vacio.
Ahora vengo y leo lo que te pasa a ti también y pienso que vamos COMPRA YA ESE DÉCIMO y no juego 10 centimos cuenta que me llevo medio.
saludos amigo y disfruta de las vacaciones.
Que te lo pases muy bien en tus vacaciones M@nolo, yo las empiezo mañana. También tendré Internet desde la playa, así que no os perderé de vista. Por cierto bonita foto. ¡¡Ay oma que rico!!
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