Brasil, ¡oh, la, la! (segunda parte)
CAPITULO SEGUNDO
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Apenas llevaba cinco minutos en la habitación cuando llamaron a la puerta. Después de tanto tiempo en la brigada de homicidios y durante el que he tenido que ver y examinar los cuerpos de tanta gente asesinada y de las más brutales formas, creí que ya nunca me impresionaría al contemplar un cuerpo, pero el de la morena que llamaba a mi puerta me dejó sin habla. ¡Que buena estaba la condenada!.
Tras saludarme con una sonrisa y un –hola mi amog-, se me acercó, me rodeó con sus brazos y se rindió ante mis encantos… y esto no era cosa del desodorante ya que llevaba tres días sin ducharme.
Abrazada a mí, me hizo retroceder unos pasos hasta que tropecé en la cama, sobre la que caí de espaldas y con la morena encima.
Soy un experto en artes marciales y podría deshacerme del acoso de ella sin el menor esfuerzo, pero en lugar de hacerlo dejé que aparte de rodearme con sus brazos lo hiciese también con sus piernas ya que mi instinto me dijo que aquella mujer quería guerra pero no pelea.
Con una de sus manos comenzó a desabrocharme uno por uno los botones de la gabardina, cuando iba por el tercero le pedí que no siguiese.
-deténgase por favor, soy un hombre casado-.
-non vai a pasag nada porque ti mais eu fagamolo amog… deixate levag que che voy facer unha cousinha que che va gustag muito-.
Insistió tanto que al final me picó la curiosidad y me dejé llevar y… cuando la morena acabó conmigo saqué mi agenda de un bolsillo y con la memoria fresca tomé nota de algo que había aprendido con ella.
“Practicar el 69 con un dedo en el culo”… no sabía yo que mi ano… en fin.
Una vez roto el hielo entre nosotros y al verse ella sin nada en la boca, se desinhibió del todo y se mostró muy conversadora, preocupándose demasiado del por qué de mi presencia en su país.
-Viaje de negocios, muñeca-.
Pero me había visto la pistola y ante su insistencia acabé confesándole que era policía, sin sospechar ni por un instante que esa mujer había sido enviada por alguien para sonsacarme información.
-me volven louca os policias, cas suas pistolas... as suas pogas...- y sentí como su mano agarraba la mía, porque aún siendo de la secreta un policía siempre lleva la porra encima.
Me eché sobre ella y lo que pasó a continuación no merece la pena ser relatado por ser algo totalmente ajeno al caso.
La morena se marchó de la habitación una hora más tarde, dejándome a mí fumando un ducados, desnudo sobre la cama, agotado y sin ninguna gana de levantarme.
Pero si un buen policía no abandona su trabajo por un catarro… menos podría hacerlo por un buen polvo, ¿o sí?...
Dudé, pero al final mi profesionalidad se antepuso, así que tomé una ducha y me dispuse bajar hasta la recepción y esperar la información que el comisario me había dicho que recibiría sobre “Martínez”, al que no pensaba arrestar hasta mi último momento en Brasil.
Cuando abrí la puerta de la habitación para salir me encontré con una pistola encañonándome a pocos centímetros de la frente.
Sin mediar palabra el pistolero comenzó a caminar, lo que me obligó a retroceder hasta que otra vez tropecé y caí sobre la cama.
¡Oh no!, ¡más sexo!...
Continuará... (un día cualquiera)
Tras saludarme con una sonrisa y un –hola mi amog-, se me acercó, me rodeó con sus brazos y se rindió ante mis encantos… y esto no era cosa del desodorante ya que llevaba tres días sin ducharme.
Abrazada a mí, me hizo retroceder unos pasos hasta que tropecé en la cama, sobre la que caí de espaldas y con la morena encima.
Soy un experto en artes marciales y podría deshacerme del acoso de ella sin el menor esfuerzo, pero en lugar de hacerlo dejé que aparte de rodearme con sus brazos lo hiciese también con sus piernas ya que mi instinto me dijo que aquella mujer quería guerra pero no pelea.
Con una de sus manos comenzó a desabrocharme uno por uno los botones de la gabardina, cuando iba por el tercero le pedí que no siguiese.
-deténgase por favor, soy un hombre casado-.
-non vai a pasag nada porque ti mais eu fagamolo amog… deixate levag que che voy facer unha cousinha que che va gustag muito-.
Insistió tanto que al final me picó la curiosidad y me dejé llevar y… cuando la morena acabó conmigo saqué mi agenda de un bolsillo y con la memoria fresca tomé nota de algo que había aprendido con ella.
“Practicar el 69 con un dedo en el culo”… no sabía yo que mi ano… en fin.
Una vez roto el hielo entre nosotros y al verse ella sin nada en la boca, se desinhibió del todo y se mostró muy conversadora, preocupándose demasiado del por qué de mi presencia en su país.
-Viaje de negocios, muñeca-.
Pero me había visto la pistola y ante su insistencia acabé confesándole que era policía, sin sospechar ni por un instante que esa mujer había sido enviada por alguien para sonsacarme información.
-me volven louca os policias, cas suas pistolas... as suas pogas...- y sentí como su mano agarraba la mía, porque aún siendo de la secreta un policía siempre lleva la porra encima.
Me eché sobre ella y lo que pasó a continuación no merece la pena ser relatado por ser algo totalmente ajeno al caso.
La morena se marchó de la habitación una hora más tarde, dejándome a mí fumando un ducados, desnudo sobre la cama, agotado y sin ninguna gana de levantarme.
Pero si un buen policía no abandona su trabajo por un catarro… menos podría hacerlo por un buen polvo, ¿o sí?...
Dudé, pero al final mi profesionalidad se antepuso, así que tomé una ducha y me dispuse bajar hasta la recepción y esperar la información que el comisario me había dicho que recibiría sobre “Martínez”, al que no pensaba arrestar hasta mi último momento en Brasil.
Cuando abrí la puerta de la habitación para salir me encontré con una pistola encañonándome a pocos centímetros de la frente.
Sin mediar palabra el pistolero comenzó a caminar, lo que me obligó a retroceder hasta que otra vez tropecé y caí sobre la cama.
¡Oh no!, ¡más sexo!...
Continuará... (un día cualquiera)
7 han comentado:
oh no!...otra vez no...por favor, sigue...sigue...
esperaremos el siguiente post
saluditos
Voy por tabaco y una bebida, pa prepararme, vengo ahora pa leerlo.
joder teniente, espero que llevaras red buñll o viagra, porque si no te pinta chunga la cosa.
Espero que no sea un tio quien entra con la pistola, porque si no mas vale que pidas en recepción lubricante, más que na por el primer impulso, jejejeje.
me dejas otra vez inquieto y preocupado.
Animo manue, vamos, vamos.
Por Dios Manolo, te has quedado en lo mejor para tí, y nosotros que, nervioso me dejas......en fín esperaremos tu disfrute.
Pistola,mas sexo??? Esto promete...venga sigue¡¡¡
No creo que en esta ocasión lo pases tan bien como en la anterior.
Ya nos contarás.
Buen día y besos
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