A mis queridos amigos.

Queridísimos Senovilla, Logio, Fermín y Dina, muchísimas gracias por vuestros comentarios en la anterior entrada, me habéis levantado mi antoestima y no sabéis de que manera. Pedía en la entrada anterior que mintieséis y dijeséis que os gusta, pero no hacía falta que exageraséis tanto porque me lo puedo creer.
Es la cuarta vez que escribo esta entrada ya que como os he dicho este puto ordenador que se me apaga sólo.
A lo que iba... estoy atravesando el peor momento de mi vida por culpa de la grave depresión, la ansiedad y el pánico que tengo ante una posible reintegración a mi puesto de trabajo, lo cual deseo con toda mi alma y todo mi odio que algún día padezca el elemento que me provocó esta enfermedad que me está consumiento intencionadamente: MI JEFE.
El pasado lunes tuve revisión en la Inspección Médica y me propusieron la invalidez permanente, la cual me negué a aceptar y pedí voluntariamente el alta. Fui con toda la ilusión a comunicárselo a mi jefe y... salí de allí con una crisis de ansiedad que casi me lleva al suicidio. No hace falta que lo digáis vosotros, ya lo sé, SOY EL GILIPOLLAS MAS GRANDE DE ESTE MUNDO.
Tuve que acudir a urgencias donde el psiquiatra de guardia me volvió a dar la baja y me dijo que bajo ningún concepto aceptase el alta que yo mismo había solicitado ya que mi salud mental corre un serio peligro, por lo que tengo que ir al abogado para que la recurra y a ver si tengo suerte... de lo contrario, no sé lo que será de mí, pero si tengo que volver a vérmelas con mi jefe no sé como reaccionaré porque me veo incapaz de soportarlo así como esta situación, ni sé como reaccionaré ante una negativa del INSS a darme la invalidez permanente.
Ayer debería acudir al psiquiatra que me trata con el informe que me dio, pero era festivo en Santiago y no estaba, por lo que en cuanto acabe esta entrada y cuando son las 6:39 de la madrugada de la tercera noche de insomnio pese a los tranquilizantes y somníferos y tercer día de ayuno, me voy a junto suya a que me haga un informe completo para llevárselo al abogado y poder presentar el recurso.
Si me sale bien, quiza vuelva a recuperar un poco la alegría, pero si me sale mal... no sé que será de mí.
No sé si existe el cielo o no, y de existir y de ser cierto lo que dicen los curas de que los que se suicidan no van al cielo, lo que sí sé con toda seguridad es donde está mi infierno: en la calle Ramón Cabanillas 6, de la ciudad de Santiago de Compostela, y yo no fui tan malo como para irme a él. Creo además, que si hubiese sido yo el malo, seguro seguro, que no estaría pasando lo que estoy pasando.
La vida es así de puta y desgraciadamente las malas personas son las que viven bien, ajenos al daño que hacen o bien disfrutan haciéndolo.
Bueno, me tiemblan el cuerpo, veo borroso y acabo ya esta entrada y me voy al psiquiatra porque estoy ansioso de que me vea.
Prometo que hoy os diré como me ha ido todo, ya que además de ir al hospital voy a ponerle una denuncia a mi jefe, motivos tengo y hasta pruebas para encarcelarlo según el abogado, aunque por la edad y carecer de antecedentes seguro se libra de ella.
De momento lo denunciaré sólo por el dinero que la seguridad social me dio y éll me robó... lo más grave de momento me lo reservaré hasta ver como sale el tema de mi incapacidad, porque si la consigo, ¡zas!.... denuncia al canto y al menos me llevaré una alegría equivalente a lo que sería ganar una copa del mundo de penalty y en el último minuto.
De hacerlo, mis compañeros y excompañeros de trabajo seguro que me mantean como hacen con los entrenadores que ganan títulos.
Aunque como SOY TAN GILIPOLLAS, seguro que si me conceden la incapacidad, me conformaré con simplemente decirle: QUE TE DEN POR CULO ANGELITO.