Robo en Santiago de Compostela
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, querid@s amig@s, etc. etc. y etc. Por si alguno o alguna no lo supiese por no haber visto la tele, o no hubiese leído la prensa o escuchado la radio, aquí estoy yo para informaros de que se ha cometido un robo en la Catedral de Santiago.
Al parecer... bueno, al parecer no porque es totalmente cierto, han robado un pergamino que estaba fuertemente custodiado en los interiores de la Catedral, cuyo valor según los expertos es incalculable.
Lo primero que voy a decir y lo haré en alto para que quede bien claro es que YO NO HE SIDO, y para probar mi inocencia en caso de que estuviese bajo sospecha, diré que tengo coartada y testigos que desde la Primera Comunión de mi hija no he vuelto a misa, y de eso han pasado 7 años, ¡SIETE!, y no creo que los curas sean tan tontos como para en todo ese tiempo no haberse dado cuenta de la falta de tan valioso papel. Aunque pudiera ser que sí, pues mi jefe ha tardado 37 años en darse cuenta de que yo no valgo para mi trabajo. Por lo tanto podría decir que en ambos casos estemos ante dos tontos.
Otra cosa que me exculparía del delito del robo sería que por ser cojo difícilmente podría salir corriendo, pues seguro que de haberlo hecho así hasta el monaguillo más lento me hubiese pillado en la misma Plaza del Obradoiro.
Ahora bien, igual que digo una cosa digo la otra, y de saber que en la Catedral había tan valioso papel, hubiese ido más a misa y en caso de darse el caso de tenerlo al alcance de mis manos ¡vive Dios que lo hubiese mangado!, porque una cosa es ser cojo y otra muy distinta es ser manco o tonto. Sí querid@s lectores, lo hubiese robado aunque para ello tuviese que arrugarlo y esconderlo bajo el calzoncillo y ocultarlo entre el pelaje de mis huevos.
Y ya que mi inocencia no deja lugar a dudas, intentaré con esta entrada colaborar con la justicia para que detengan al chorizo.
Sin llegar a inspeccionar el escenario del delito ni llevar a cabo ninguna pesquisa para el esclarecimiento del caso, me atrevería a decir y a tenor de lo que la prensa dice, que este robo sólo pudo ser llevado a cabo por dos tipos de chorizos. Por lo tanto puedo asegurar y aseguro que estamos ante una sustracción llevada a cabo por un "ladrón de guante blanco" o bien por uno de "sotana negra".
Dicho esto y para recalcar mi inocencia diré que los guantes que uso en invierno son de lana verde oscuro, y aunque prendas de vestir tengo más de una de color negra, como son y para dar más señas: un suéter, un jersey de cuello vuelto, una camisa y 3 ó 4 camisetas, una de ellas estampada con un jaguayana bailando en biquini, y una chupa de piel también negra que sólo me pongo en invierno.
Bien, ahora pasemos al esclarecimiento del delito.
Lo primero que hay que preguntarse en este tipo de casos son tres cosas: una es cual ha sido el móvil, otra el cómo se ha cometido el delito y la última quién es el chorizo.
Aclarada la primera pregunta y dado por hecho de que el móvil no fue otro más que el robo, intentaré esclarecer las otras dos.
Para saber cómo se llevó a cabo el robo lo mejor sería preguntarle al ladrón, pero dado que esta es la tercera pregunta en cuestión, no podemos saberlo sin antes aclarar la segunda.
Así que voy a indagar en lo hechos que a través de los medios conozco, exponiendo y como haría el Teniente Vicente, punto por punto es uno.
Punto número uno: sólo tres curas tenían acceso al custodiado recinto que a la par viene siendo el lugar de los hechos.
Punto número dos: por ser cometido en la Casa de Dios, este también es sospechoso.
Punto número tres: es imposible que el papel se lo llevase el viento por estar en un lugar cerrado en el que ni una brisa de aire corre.
Y teniendo estes tres puntos claves sobre la mesa de investigación, no tenemos más que tirar del hilo hasta deshacer el ovillo.
Así a bote pronto casi me atrevería a exculpar a Dios Nuestro Señor, alias "el todopoderoso", pues dudo que le importe un cojón lo que ese pergamino diga así como su valor. Además y dado al alias que tiene puedo asegurar y aseguro que el dinero se la trae al pairo. De hecho y vayas a la iglesia que vayas podrás encontrar cepillos en los que depositar dinero, ahora bien, en cualquiera de ellos se pide para un determinado santo o para arreglar el tejado de la parroquia, pero jamás de los jamases he visto un cepillo en el que se recojan limosnas para Dios Nuestro Señor.
Por lo tanto y dicho esto, me voy permitir el atrevimiento de recomendar a la policía que si lo tienen preso por sospechoso, que lo dejen libre y sin cargos ya que apuesto los cojones y los riñones de que Él no ha sido.
Ahora voy a estudiar las posibilidades de que el robo fuese cometido por un ladrón de guante blanco, lo cual tampoco creo, pues dado de que estamos en verano y lo concurrida que está la Catedral y sus alrededores, ver en pleno mes de julio a un hombre con guantes levantaría muchas sospechas, salvo la excepción de que fuese disfrazado de Maikel Jackson, lo cual sin duda alguna atraería las miradas de todos los transeúntes.
Por lo tanto y dicho esto, casi me atrevería a decir y sin lugar a dudas, que el ladrón no llevaba guantes y menos de color blanco.
Ahora sólo nos quedan tres sospechosos: los tres curas que tenían acceso al lugar de autos.
Particularmente yo no me fío de estos sujetos por simple y llana razón de que siempre están pidiendo y no sólo eso, sino que además intentan involucrarnos a todos y hacernos participes de sus peticiones ya que se pasan el día diciendo: "pidamos a Dios por esto", "pidamos a la Virgen por aquello", "pidamos s San Pancracio salud y trabajo", "pidamos para arreglar la iglesia"... y así un larrrrgo etc. etc. y etc, de "pidamos".
Por lo tanto y dicho esto yo llego a la conclusión de quien se pasa la vida pidiendo puede acabar hasta los huevos de pedir y que no le den, y que por consiguiente esto los lleve a cometer un robo.
Dicho esto y por lo que a mi respecta y de ser yo quien llevase el caso, metería a los tres curas en la trena y lo torturaría hasta que cantasen el robo en salmo. Ahora bien, ya que estamos ante empleados de Dios aplicaría torturas piadosas, las cuales podrían ser obligarlos a escuchar los discursos de Zapatero, leerse la Ley de Ciudadanía, ver vídeos de bodas de maricones y así otro largo etc. de torturas psicológicas y sin necesidad de darles ni una simple ostia que por otra parte es como ellos se ganan la vida.
Una vez expuestas mis conclusiones y reflexiones sobre este turbulento caso, pido a través de esta entrada la colaboración ciudadana, y por lo tanto si algun@ de mis lectores o lectoras encuentra un día en un mercadillo a la venta un pergamino escrito en latín, se pongan en contacto con la comisaría más cercana o avisen al menda que sabrá recompensarlos en caso de recuperarlo. Eso sí, si yo lo recupero es una cosa y otra cosa es el que lo devuelva, porque a juzgar por el valor que le dan a ese papel, les mando una fotocopia y que se den con un canto en los dientes, que yo lo vendo al mejor postor y cambio mi residencia a Cancún.
Al parecer... bueno, al parecer no porque es totalmente cierto, han robado un pergamino que estaba fuertemente custodiado en los interiores de la Catedral, cuyo valor según los expertos es incalculable.
Lo primero que voy a decir y lo haré en alto para que quede bien claro es que YO NO HE SIDO, y para probar mi inocencia en caso de que estuviese bajo sospecha, diré que tengo coartada y testigos que desde la Primera Comunión de mi hija no he vuelto a misa, y de eso han pasado 7 años, ¡SIETE!, y no creo que los curas sean tan tontos como para en todo ese tiempo no haberse dado cuenta de la falta de tan valioso papel. Aunque pudiera ser que sí, pues mi jefe ha tardado 37 años en darse cuenta de que yo no valgo para mi trabajo. Por lo tanto podría decir que en ambos casos estemos ante dos tontos.
Otra cosa que me exculparía del delito del robo sería que por ser cojo difícilmente podría salir corriendo, pues seguro que de haberlo hecho así hasta el monaguillo más lento me hubiese pillado en la misma Plaza del Obradoiro.
Ahora bien, igual que digo una cosa digo la otra, y de saber que en la Catedral había tan valioso papel, hubiese ido más a misa y en caso de darse el caso de tenerlo al alcance de mis manos ¡vive Dios que lo hubiese mangado!, porque una cosa es ser cojo y otra muy distinta es ser manco o tonto. Sí querid@s lectores, lo hubiese robado aunque para ello tuviese que arrugarlo y esconderlo bajo el calzoncillo y ocultarlo entre el pelaje de mis huevos.
Y ya que mi inocencia no deja lugar a dudas, intentaré con esta entrada colaborar con la justicia para que detengan al chorizo.
Sin llegar a inspeccionar el escenario del delito ni llevar a cabo ninguna pesquisa para el esclarecimiento del caso, me atrevería a decir y a tenor de lo que la prensa dice, que este robo sólo pudo ser llevado a cabo por dos tipos de chorizos. Por lo tanto puedo asegurar y aseguro que estamos ante una sustracción llevada a cabo por un "ladrón de guante blanco" o bien por uno de "sotana negra".
Dicho esto y para recalcar mi inocencia diré que los guantes que uso en invierno son de lana verde oscuro, y aunque prendas de vestir tengo más de una de color negra, como son y para dar más señas: un suéter, un jersey de cuello vuelto, una camisa y 3 ó 4 camisetas, una de ellas estampada con un jaguayana bailando en biquini, y una chupa de piel también negra que sólo me pongo en invierno.
Bien, ahora pasemos al esclarecimiento del delito.
Lo primero que hay que preguntarse en este tipo de casos son tres cosas: una es cual ha sido el móvil, otra el cómo se ha cometido el delito y la última quién es el chorizo.
Aclarada la primera pregunta y dado por hecho de que el móvil no fue otro más que el robo, intentaré esclarecer las otras dos.
Para saber cómo se llevó a cabo el robo lo mejor sería preguntarle al ladrón, pero dado que esta es la tercera pregunta en cuestión, no podemos saberlo sin antes aclarar la segunda.
Así que voy a indagar en lo hechos que a través de los medios conozco, exponiendo y como haría el Teniente Vicente, punto por punto es uno.
Punto número uno: sólo tres curas tenían acceso al custodiado recinto que a la par viene siendo el lugar de los hechos.
Punto número dos: por ser cometido en la Casa de Dios, este también es sospechoso.
Punto número tres: es imposible que el papel se lo llevase el viento por estar en un lugar cerrado en el que ni una brisa de aire corre.
Y teniendo estes tres puntos claves sobre la mesa de investigación, no tenemos más que tirar del hilo hasta deshacer el ovillo.
Así a bote pronto casi me atrevería a exculpar a Dios Nuestro Señor, alias "el todopoderoso", pues dudo que le importe un cojón lo que ese pergamino diga así como su valor. Además y dado al alias que tiene puedo asegurar y aseguro que el dinero se la trae al pairo. De hecho y vayas a la iglesia que vayas podrás encontrar cepillos en los que depositar dinero, ahora bien, en cualquiera de ellos se pide para un determinado santo o para arreglar el tejado de la parroquia, pero jamás de los jamases he visto un cepillo en el que se recojan limosnas para Dios Nuestro Señor.
Por lo tanto y dicho esto, me voy permitir el atrevimiento de recomendar a la policía que si lo tienen preso por sospechoso, que lo dejen libre y sin cargos ya que apuesto los cojones y los riñones de que Él no ha sido.
Ahora voy a estudiar las posibilidades de que el robo fuese cometido por un ladrón de guante blanco, lo cual tampoco creo, pues dado de que estamos en verano y lo concurrida que está la Catedral y sus alrededores, ver en pleno mes de julio a un hombre con guantes levantaría muchas sospechas, salvo la excepción de que fuese disfrazado de Maikel Jackson, lo cual sin duda alguna atraería las miradas de todos los transeúntes.
Por lo tanto y dicho esto, casi me atrevería a decir y sin lugar a dudas, que el ladrón no llevaba guantes y menos de color blanco.
Ahora sólo nos quedan tres sospechosos: los tres curas que tenían acceso al lugar de autos.
Particularmente yo no me fío de estos sujetos por simple y llana razón de que siempre están pidiendo y no sólo eso, sino que además intentan involucrarnos a todos y hacernos participes de sus peticiones ya que se pasan el día diciendo: "pidamos a Dios por esto", "pidamos a la Virgen por aquello", "pidamos s San Pancracio salud y trabajo", "pidamos para arreglar la iglesia"... y así un larrrrgo etc. etc. y etc, de "pidamos".
Por lo tanto y dicho esto yo llego a la conclusión de quien se pasa la vida pidiendo puede acabar hasta los huevos de pedir y que no le den, y que por consiguiente esto los lleve a cometer un robo.
Dicho esto y por lo que a mi respecta y de ser yo quien llevase el caso, metería a los tres curas en la trena y lo torturaría hasta que cantasen el robo en salmo. Ahora bien, ya que estamos ante empleados de Dios aplicaría torturas piadosas, las cuales podrían ser obligarlos a escuchar los discursos de Zapatero, leerse la Ley de Ciudadanía, ver vídeos de bodas de maricones y así otro largo etc. de torturas psicológicas y sin necesidad de darles ni una simple ostia que por otra parte es como ellos se ganan la vida.
Una vez expuestas mis conclusiones y reflexiones sobre este turbulento caso, pido a través de esta entrada la colaboración ciudadana, y por lo tanto si algun@ de mis lectores o lectoras encuentra un día en un mercadillo a la venta un pergamino escrito en latín, se pongan en contacto con la comisaría más cercana o avisen al menda que sabrá recompensarlos en caso de recuperarlo. Eso sí, si yo lo recupero es una cosa y otra cosa es el que lo devuelva, porque a juzgar por el valor que le dan a ese papel, les mando una fotocopia y que se den con un canto en los dientes, que yo lo vendo al mejor postor y cambio mi residencia a Cancún.
1 han comentado:
El robobo de la jojolla.
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