antes de ir a dormir
Y con esta van 50 entradas… la verdad es que no pensé que iba a llegar a tantas. Poquito a poquito vais dejando comentarios, ¡bien!, pero coño, no tengáis vergüenza y tened el detalle de firmarlos, que yo desde pequeño tengo la costumbre de no hablar con desconocidos y ahora a mi edad me toca un poquito los aquellos el tener que escribirme con anónimos.
Ya tengo alguna experiencia en foros y alguna vez he chateado, y puedo decir que nunca se sabe con quién uno se escribe pues te crees que estás intercambiando comentarios en un foro o chateando con una valenciana y resulta que estás con el hombre de los caramelos de Segovia … fíate tú.
Hay mucha leyenda por ahí sobre encuentros y desencuentros en la red, a fin de cuentas Internet es como la vida real, hay de todo, puedes hacer de todo y también te puede pasar de todo.
Y son ciertas… vaya que sí, desde el que se enamoró de una rubia argentina y que al final resultó ser un barbudo calvo uruguayo, y el que se casó con “una” y no supo que era “uno” hasta que le metió mano.
Mira si Internet tiene parecido con la vida real que hasta en las páginas de sexo o cualquier otra referencia al sexo en la red, son los lugares más propensos para contraer un virus.
¡Un virus informático, capullo!… no hace falta que te pongas el condón para navegar por páginas guarras.
¿Y quién de vosotros no se ha bajado alguna vez una peli de Internet?, eh?... a ver si voy a ser yo el único… y a quién no le ha pasado eso de bajarse una pensando que es la última de Tom Cruise y resulta que es una porno.
Me pasó a mí cuando bajé la de Madagascar para los niños (joder, si me leen los de la SGAE…), los siento frente al ordenador, le doy al play y… ¡halaaa!… una mulata comiéndose una banana… síííí... y más grande que la mía.
Que ya le vale también a las películas porno, que algunas empiezan así de sopetón, sin prolegómenos y cuando ponen el título el protagonista ya va por el segundo polvo.
Pero bueno, volviendo al principio de esta entrada y para evitar cosas como las que he comentado… ¡que no coño!, que no estoy insinuando que tú seas el hombre de los caramelos, lo que quiero decir es que se me haría muy violento tirarle los tejos a mi hermano sin saberlo... y quien dice a mi hermano dice a ti.
Mira tú, quería escribir sólo dos letritas y acabé escribiendo más de mil… ¿tú crees que exagero?... pues según el contador de palabras de Word 1.947 letritas.
Ya tengo alguna experiencia en foros y alguna vez he chateado, y puedo decir que nunca se sabe con quién uno se escribe pues te crees que estás intercambiando comentarios en un foro o chateando con una valenciana y resulta que estás con el hombre de los caramelos de Segovia … fíate tú.
Hay mucha leyenda por ahí sobre encuentros y desencuentros en la red, a fin de cuentas Internet es como la vida real, hay de todo, puedes hacer de todo y también te puede pasar de todo.
Y son ciertas… vaya que sí, desde el que se enamoró de una rubia argentina y que al final resultó ser un barbudo calvo uruguayo, y el que se casó con “una” y no supo que era “uno” hasta que le metió mano.
Mira si Internet tiene parecido con la vida real que hasta en las páginas de sexo o cualquier otra referencia al sexo en la red, son los lugares más propensos para contraer un virus.
¡Un virus informático, capullo!… no hace falta que te pongas el condón para navegar por páginas guarras.
¿Y quién de vosotros no se ha bajado alguna vez una peli de Internet?, eh?... a ver si voy a ser yo el único… y a quién no le ha pasado eso de bajarse una pensando que es la última de Tom Cruise y resulta que es una porno.
Me pasó a mí cuando bajé la de Madagascar para los niños (joder, si me leen los de la SGAE…), los siento frente al ordenador, le doy al play y… ¡halaaa!… una mulata comiéndose una banana… síííí... y más grande que la mía.
Que ya le vale también a las películas porno, que algunas empiezan así de sopetón, sin prolegómenos y cuando ponen el título el protagonista ya va por el segundo polvo.
Pero bueno, volviendo al principio de esta entrada y para evitar cosas como las que he comentado… ¡que no coño!, que no estoy insinuando que tú seas el hombre de los caramelos, lo que quiero decir es que se me haría muy violento tirarle los tejos a mi hermano sin saberlo... y quien dice a mi hermano dice a ti.
Mira tú, quería escribir sólo dos letritas y acabé escribiendo más de mil… ¿tú crees que exagero?... pues según el contador de palabras de Word 1.947 letritas.
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