El jefe
Decía Groucho Marx: “el día que me muera, quiero que me incineren y que arrojen el 10% de mis cenizas por encima de mi empresario”.
Esto deja claro que Groucho, o bien trabajó muy poco, o bien no tenía ni puta idea de matemáticas ya que proporcionalmente hablando, al empresario habría que arrojarle un tercio de las cenizas más el I.V.A. correspondiente, pues de las 24 horas que tiene el día, una tercera parte, o lo que es lo mismo 8 de esas 24 horas, se las debemos a él.
Esta homilía va dedicada a esos personajes que de manera “altruista” dan de comer a los desagradecidos obreros, que no contentos con que le den lentejas y trabajo tienen aun la desfachatez de cobrar a fin de mes.
Hoy voy a hablar un poco de LOS JEFES y voy a hacerlo objetivamente, dándole al César lo que es del César y sin robarles ninguno de los méritos de los que puedan ser acreedores… los jefes odian la competencia.
Para empezar debo decir que los jefes son todos iguales, lo que nos lleva a la hipótesis de que aun siendo cada uno hijo de la suya, bien podrían ser todos hijos del mismo padre, así que por lo tanto y una vez hecha esta aclaración, te recomiendo que saques de la cabeza ese pensamiento de que tu jefe es peor que el mío.
Aparte de esa presunta paternidad tienen también otras características en común, algunas de las cuales son que no disfrutan los fines de semana, los puentes o las vacaciones, lo que fácilmente se les nota en su carácter y estado de ánimo los vísperas.
Lo mismo les sucede a fin de mes, pues ese día están que parece como si en el desayuno mojaran el churro en vinagre, enfurruñados e irascibles.
Otra cosa que también tienen en común es que les suele tocar mucho la lotería… tienen una suerte impresionante.
El mío por ejemplo tuvo en una ocasión un apretón en plena calle por lo que para hacer lo suyo entró en el primer bar que encontró. Para quedar bien con el camarero, aparte de la debida consumición le compró toda la tira del cupón y ¡hala!…. ¡25 kilos por una cagada!.
Seguro que me pasa eso a mí y voy a parar a un retrete que no tiene papel higiénico…
Y otra cosa que también tienen todos es arte para el teatro y un don para la interpretación, ya que lo mismo borda un papel dramático que uno cómico. Lo hacen tan bien que incluso llegan a dar pena, a veces también dan gana de reír pero no es aconsejable hacerlo salvo que haya contado un chiste o dicho una gracia aunque haya sido mala. Porque eso sí, los jefes puntúan mucho el que te rías cuando cuenta un chiste y castigan el que no lo hagas.
Estos papeles que adoptan los jefes de por un lado dramatizar y por el otro las risas, hay que observarlos con mucha atención, pues es un hecho comprobado que cuando uno te va llorando es porque te quiere joder y cuando se ríe es porque ya te jodió.
Pero bueno tienen también su lado bueno del cual prometo hablar el día que se lo encuentre y eso que había dicho al principio que no les robaría méritos, y no mencioné ni siquiera uno… y los tienen… ¡pero que coño!, aquí el jefe soy yo y está bien que me comporte como tal.
Esto deja claro que Groucho, o bien trabajó muy poco, o bien no tenía ni puta idea de matemáticas ya que proporcionalmente hablando, al empresario habría que arrojarle un tercio de las cenizas más el I.V.A. correspondiente, pues de las 24 horas que tiene el día, una tercera parte, o lo que es lo mismo 8 de esas 24 horas, se las debemos a él.
Esta homilía va dedicada a esos personajes que de manera “altruista” dan de comer a los desagradecidos obreros, que no contentos con que le den lentejas y trabajo tienen aun la desfachatez de cobrar a fin de mes.
Hoy voy a hablar un poco de LOS JEFES y voy a hacerlo objetivamente, dándole al César lo que es del César y sin robarles ninguno de los méritos de los que puedan ser acreedores… los jefes odian la competencia.
Para empezar debo decir que los jefes son todos iguales, lo que nos lleva a la hipótesis de que aun siendo cada uno hijo de la suya, bien podrían ser todos hijos del mismo padre, así que por lo tanto y una vez hecha esta aclaración, te recomiendo que saques de la cabeza ese pensamiento de que tu jefe es peor que el mío.
Aparte de esa presunta paternidad tienen también otras características en común, algunas de las cuales son que no disfrutan los fines de semana, los puentes o las vacaciones, lo que fácilmente se les nota en su carácter y estado de ánimo los vísperas.
Lo mismo les sucede a fin de mes, pues ese día están que parece como si en el desayuno mojaran el churro en vinagre, enfurruñados e irascibles.
Otra cosa que también tienen en común es que les suele tocar mucho la lotería… tienen una suerte impresionante.
El mío por ejemplo tuvo en una ocasión un apretón en plena calle por lo que para hacer lo suyo entró en el primer bar que encontró. Para quedar bien con el camarero, aparte de la debida consumición le compró toda la tira del cupón y ¡hala!…. ¡25 kilos por una cagada!.
Seguro que me pasa eso a mí y voy a parar a un retrete que no tiene papel higiénico…
Y otra cosa que también tienen todos es arte para el teatro y un don para la interpretación, ya que lo mismo borda un papel dramático que uno cómico. Lo hacen tan bien que incluso llegan a dar pena, a veces también dan gana de reír pero no es aconsejable hacerlo salvo que haya contado un chiste o dicho una gracia aunque haya sido mala. Porque eso sí, los jefes puntúan mucho el que te rías cuando cuenta un chiste y castigan el que no lo hagas.
Estos papeles que adoptan los jefes de por un lado dramatizar y por el otro las risas, hay que observarlos con mucha atención, pues es un hecho comprobado que cuando uno te va llorando es porque te quiere joder y cuando se ríe es porque ya te jodió.
Pero bueno tienen también su lado bueno del cual prometo hablar el día que se lo encuentre y eso que había dicho al principio que no les robaría méritos, y no mencioné ni siquiera uno… y los tienen… ¡pero que coño!, aquí el jefe soy yo y está bien que me comporte como tal.
3 han comentado:
Me cago hasta en todo lo que se menea. Rectifica esto ya, o te bajo e sueldo y te dejo sin vacaciones.
Jaaaaaaaaaaa¡¡¡¡
mi jefe se cagaría en la cona...
buen intento.
el mio es tan burro que lo mismo cuela
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