Estrenando sillón
Primer día de vacaciones y las empiezo bien ya que por lo menos lo hago dándole un gusto al culo, pues me he comprado un sillón para el ordenador que es la hostia de cómodo.
Sentado en él parezco un abogado, y no un abogado cualquiera, si no que todo un abogado de oficio, tanto es así que me he puesto hasta corbata para no desentonar con él.
Tiene ruedas para hacer desplazamientos cortos, apoyabrazos por si me canso de escribir y respaldo alto y cómodo por si me quedo dormido reflexionando.
Aunque no creo que me dé alguna vez por quedarme dormido, pues llevo 20 minutos sentado en él intentando escribir algo y lo único que estoy haciendo es dar vueltas como si estuviese en un tiovivo.
Pero es cómodo y rápido… para estrenarlo lo he puesto a toda velocidad por el pasillo y corre, vaya que si corre… lo malo es el sistema de frenado que es muy poco sofisticado, los pies por delante contra la pared producen un efecto parada en seco y rebote descontrolado que al carecer de cinturón de seguridad hace que el piloto acabe por los suelos y el sillón empotrado contra la estantería del pasillo.
Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales, aunque sí daños materiales pues un jarrón y un marco se han ido al carallo, teniendo como consecuencia un rapapolvo de nivel 3 en la escala de broncas de la mujer (color amarillo limón).
Y ahora creo que con tanta vueltecita se me está revolviendo el estómago… me está pasando igual que cuando viajo en coche después de comer y no conduzco yo, pues conducir me distrae de los nervios del viaje y si no lo hago yo, entre los nervios y la digestión acabo sintiendo el mismo malestar que ahora.
Digo yo que tanta vuelta equivale ya a un viaje, cierto es que sin los nervios que el viajar me provoca ya que estoy conduciendo yo el sillón y por lo tanto estoy distraído, lo malo de eso es que si me distraigo no puedo pensar y si no pienso no puedo escribir… y tendría cojones la cosa si por culpa del sillón tuviese que abandonar el blog… menos mal que me queda el retrete para reflexionar y el bloc de notas para tomar apuntes.
Me gustaría ilustrar esta entrada con una fotografía mía sentado en mi nuevo sillón, pero estoy sin afeitar y así resulto poco fotogénico, pero sí os dejo un video que ahora mismito me estoy haciendo para que veáis la velocidad que alcanza mi nuevo sillón girando sobre su eje.
Sed buenos, que estamos en Semana Santa.
Sentado en él parezco un abogado, y no un abogado cualquiera, si no que todo un abogado de oficio, tanto es así que me he puesto hasta corbata para no desentonar con él.
Tiene ruedas para hacer desplazamientos cortos, apoyabrazos por si me canso de escribir y respaldo alto y cómodo por si me quedo dormido reflexionando.
Aunque no creo que me dé alguna vez por quedarme dormido, pues llevo 20 minutos sentado en él intentando escribir algo y lo único que estoy haciendo es dar vueltas como si estuviese en un tiovivo.
Pero es cómodo y rápido… para estrenarlo lo he puesto a toda velocidad por el pasillo y corre, vaya que si corre… lo malo es el sistema de frenado que es muy poco sofisticado, los pies por delante contra la pared producen un efecto parada en seco y rebote descontrolado que al carecer de cinturón de seguridad hace que el piloto acabe por los suelos y el sillón empotrado contra la estantería del pasillo.
Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales, aunque sí daños materiales pues un jarrón y un marco se han ido al carallo, teniendo como consecuencia un rapapolvo de nivel 3 en la escala de broncas de la mujer (color amarillo limón).
Y ahora creo que con tanta vueltecita se me está revolviendo el estómago… me está pasando igual que cuando viajo en coche después de comer y no conduzco yo, pues conducir me distrae de los nervios del viaje y si no lo hago yo, entre los nervios y la digestión acabo sintiendo el mismo malestar que ahora.
Digo yo que tanta vuelta equivale ya a un viaje, cierto es que sin los nervios que el viajar me provoca ya que estoy conduciendo yo el sillón y por lo tanto estoy distraído, lo malo de eso es que si me distraigo no puedo pensar y si no pienso no puedo escribir… y tendría cojones la cosa si por culpa del sillón tuviese que abandonar el blog… menos mal que me queda el retrete para reflexionar y el bloc de notas para tomar apuntes.
Me gustaría ilustrar esta entrada con una fotografía mía sentado en mi nuevo sillón, pero estoy sin afeitar y así resulto poco fotogénico, pero sí os dejo un video que ahora mismito me estoy haciendo para que veáis la velocidad que alcanza mi nuevo sillón girando sobre su eje.
Sed buenos, que estamos en Semana Santa.
Imagina este sillón en manos de Fernando Alonso...
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