Como una ola....
No estamos en el mejor tiempo para ir a la playa, aunque yo ayer hubiese ido de no ser porque mi mujer tuvo que utilizar la tabla de planchar, ya que me lo hubiese pasado en grande surfeando con ella por el paseo del Orzán, en La Coruña.
Ayer un pequeño tsunami se llevó por delante unos cuantos metros de la balaustrada de piedra de la Playa de Riazor, sin que afortunadamente hubiese que lamentar desgracias personales… al menos de momento, porque estoy seguro que a más de uno le dará un soponcio cuando el mecánico le pase la factura por la limpieza del salitre en el coche ya que los oleajes no suelen ir incluidos en el seguro, apuesto a que lo pone en la letra pequeña.
Sí hay que lamentar que no se haya llevado por delante al Deportivo, aunque no vamos a rasgarnos las vestiduras por esto ya que afortunadamente va camino de hundirse el solito. Sí, soy del Celta ¿qué pasa?...
Pero si de Riazor se llevó parte de la balaustrada, a la playa de Sada la sembró de ostras y zamburiñas, y mi mujer que ayer me privó de coger una buena ola al utilizar la tabla para planchar, hoy me dejó sin una buena tarde de marisqueo al salir de paseo y llevarse el bolso… porque me hubiese puesto las botas.
Aparte de ésta, la prensa decía que en Cabo Vilan se había registrado una ola de 20 metros… claro que tú que me lees a lo mejor eres de Guadalajara y en tu vida no has visto el mar puedes pensar que 20 metros es lo que hay desde una acera a la otra de tu calle, si claro, pero ponte a nadarlos cuesta arriba. ¡Amigo!, ibas a tragar más agua….
Lo cierto es que el mar está raro, más bien diría que crispado, así que habrá que tener mucho cuidado con él y mirar bien donde extendemos la toalla este verano, porque es lógico que quiera recuperar todo el espacio que le llevamos robado y no vaya a ser que estés tumbado tranquilamente al sol en La Lanzada y acabes en un viñedo del Barco de Valdeorras.
Yo por si las moscas y cuando vea el mar revuelto no pararé en el bar de Las Gaviotas, que está muy mal ubicado en caso de que venga una ola gigante ya que está casi casi a ras del agua, aparte que desde que no lo lleva mi tocayo los calamares no están tan ricos.
Y miraré la letra pequeña del seguro, porque estas olas pueden hacer crecer los ríos y me jodería mucho que una subida del Tambre se llevase mi coche nuevo. Vamos que sería para cagarse en Neptuno y en la madre que lo parió.
Ayer un pequeño tsunami se llevó por delante unos cuantos metros de la balaustrada de piedra de la Playa de Riazor, sin que afortunadamente hubiese que lamentar desgracias personales… al menos de momento, porque estoy seguro que a más de uno le dará un soponcio cuando el mecánico le pase la factura por la limpieza del salitre en el coche ya que los oleajes no suelen ir incluidos en el seguro, apuesto a que lo pone en la letra pequeña.
Sí hay que lamentar que no se haya llevado por delante al Deportivo, aunque no vamos a rasgarnos las vestiduras por esto ya que afortunadamente va camino de hundirse el solito. Sí, soy del Celta ¿qué pasa?...
Pero si de Riazor se llevó parte de la balaustrada, a la playa de Sada la sembró de ostras y zamburiñas, y mi mujer que ayer me privó de coger una buena ola al utilizar la tabla para planchar, hoy me dejó sin una buena tarde de marisqueo al salir de paseo y llevarse el bolso… porque me hubiese puesto las botas.
Aparte de ésta, la prensa decía que en Cabo Vilan se había registrado una ola de 20 metros… claro que tú que me lees a lo mejor eres de Guadalajara y en tu vida no has visto el mar puedes pensar que 20 metros es lo que hay desde una acera a la otra de tu calle, si claro, pero ponte a nadarlos cuesta arriba. ¡Amigo!, ibas a tragar más agua….
Lo cierto es que el mar está raro, más bien diría que crispado, así que habrá que tener mucho cuidado con él y mirar bien donde extendemos la toalla este verano, porque es lógico que quiera recuperar todo el espacio que le llevamos robado y no vaya a ser que estés tumbado tranquilamente al sol en La Lanzada y acabes en un viñedo del Barco de Valdeorras.
Yo por si las moscas y cuando vea el mar revuelto no pararé en el bar de Las Gaviotas, que está muy mal ubicado en caso de que venga una ola gigante ya que está casi casi a ras del agua, aparte que desde que no lo lleva mi tocayo los calamares no están tan ricos.
Y miraré la letra pequeña del seguro, porque estas olas pueden hacer crecer los ríos y me jodería mucho que una subida del Tambre se llevase mi coche nuevo. Vamos que sería para cagarse en Neptuno y en la madre que lo parió.
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¿Has visto que ola?... pues imagina que te pilla una de estas en La Agüieira…. te pones en casa en un visto y no visto… y te ahorras la caravana de Bertamirans.
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