Fe de ratas o aclaración
Comencé mi anterior escrito diciendo que esta mañana casi me muero del susto y pensareis que soy un exagerado, y bueno, puede que un poco sí porque mi ritmo respiratorio permaneció inalterado lo cual es un dato importante para mantener las constantes vitales, en cambio si dejas de respirar puedes darte por jodido, pues es señal inequívoca de que te mueres, salvo, claro está, que te apliquen la respiración asistida o que te entuben. Y eso es así y no porque lo diga yo, pues los libros de medicina son muy claros al respecto: “si el cadáver respira aunque sea con dificultad pero sin necesidad de ser entubado, es que no se ha producido una muerte natural”.
Si el “fiambre” está fresco, es decir, si el cadáver lleva poco tiempo muerto, puede devolvérsele la vida con el desfibrilador, que es un aparato que utilizan los médicos para tal y como su propio nombre indica: disfibrilar. Ahora bien, si el muerto no responde... es que no hay nada que hacer... bueno sí, hay una cosa que sí se debe hacer: comprobar que el seguro de defunciones está en regla.
Sin embargo yo, aquí donde me leéis he muerto unas cuantas veces a lo largo de mi vida... bueno, muerto, lo que se dice muerto, pues no del todo ya que en ninguna de ellas he dejado de respirar.
Y me he muerto de muchas y variadas formas: de pena, de vergüenza, de miedo y hasta de risa.
Puedo decir que en ninguna de ellas he visto la luz esa de la que hablan. Una vez vi una... pero era la linterna de un Guardia Civil que me despertó cuando yo dormía placidamente la mona en mi coche.
Conviene aclarar que la expresión “dormir la mona” no debe interpretarse literalmente, pues en qué cabeza cabe que yo duerma chimpancés cantándoles nanas, además, que me importa tres cojones que el chimpancé duerma o se pase la noche en vela.
Y pregunto yo que en qué cabeza cabe tal cosa y seguro que en la cabeza de los que me conocéis sí cabe tal cosa, lo cual puede ser porque teneis la cabeza muy grande... pero pongo la mano sobre un catecismo de segundo de la ESO, que la única mona que había en el coche se durmió solita.
En fin, que volviendo al principio de mi escrito, exactamente a la parte que va desde comencé hasta susto, dejo esta “fe de ratas o aclaración” para tranquilizar a parientes, amigos y gente a la que debo dinero, de que ni me he muerto ni tengo pensado hacerlo en los próximos días... eso sí, tengo una piedra en el riñón que cuando me toca los cojones, veo las estrellas.
Pero de estrellas ya os hablaré otro día... mejor allá para el verano, que por estas fechas el cielo suele estar encapotado.
Si el “fiambre” está fresco, es decir, si el cadáver lleva poco tiempo muerto, puede devolvérsele la vida con el desfibrilador, que es un aparato que utilizan los médicos para tal y como su propio nombre indica: disfibrilar. Ahora bien, si el muerto no responde... es que no hay nada que hacer... bueno sí, hay una cosa que sí se debe hacer: comprobar que el seguro de defunciones está en regla.
Sin embargo yo, aquí donde me leéis he muerto unas cuantas veces a lo largo de mi vida... bueno, muerto, lo que se dice muerto, pues no del todo ya que en ninguna de ellas he dejado de respirar.
Y me he muerto de muchas y variadas formas: de pena, de vergüenza, de miedo y hasta de risa.
Puedo decir que en ninguna de ellas he visto la luz esa de la que hablan. Una vez vi una... pero era la linterna de un Guardia Civil que me despertó cuando yo dormía placidamente la mona en mi coche.
Conviene aclarar que la expresión “dormir la mona” no debe interpretarse literalmente, pues en qué cabeza cabe que yo duerma chimpancés cantándoles nanas, además, que me importa tres cojones que el chimpancé duerma o se pase la noche en vela.
Y pregunto yo que en qué cabeza cabe tal cosa y seguro que en la cabeza de los que me conocéis sí cabe tal cosa, lo cual puede ser porque teneis la cabeza muy grande... pero pongo la mano sobre un catecismo de segundo de la ESO, que la única mona que había en el coche se durmió solita.
En fin, que volviendo al principio de mi escrito, exactamente a la parte que va desde comencé hasta susto, dejo esta “fe de ratas o aclaración” para tranquilizar a parientes, amigos y gente a la que debo dinero, de que ni me he muerto ni tengo pensado hacerlo en los próximos días... eso sí, tengo una piedra en el riñón que cuando me toca los cojones, veo las estrellas.
Pero de estrellas ya os hablaré otro día... mejor allá para el verano, que por estas fechas el cielo suele estar encapotado.
1 han comentado:
el vidio esta de puta madre ,,, pero ,sigo diciendo lo mismo ,,,,,estas colgaooo,,ja,ja,ja,,,buenisimo
Publicar un comentario