jueves, 14 de febrero de 2008

Bienvenido a M@nologos


ola usted. Siempre me ha gustado estar de acorde con los tiempos que vivo, así que tras depilarme los pelos del cuerpo, desde el pecho hasta los cojones, me decido a escribir este blog, porque, que coño, también está de moda esto de tener uno.

No sé todavía sobre que escribiré, pero por si las moscas mantendré el anonimato, no vaya a ser que algún día sintáis un deseo irrefrenable de partirme la cara, y francamente no es plan, porque para lo que voy a ganar con esto...

Comprobaréis con el tiempo que escribir no es lo mío, pues aparte de carecer de talento para discurrir una historia, soy muy malo con la gramática y aplicando las reglas ortográficas. Pero que coño, tengo una letra muy bonita, así que confío en que gracias a esto lo otro pase desapercibido.

Aparte de esto, también tengo mucho morro. Y con jeta y buena letra, cualquiera se monta un blog, y si aparte de estas dos cualidades sabes poner acentos, comas, puntitos y signos de esos, ¡buenooo!, ¡un libro!.

Pero bueno, como la humildad es una virtud que me caracteriza, lo del libro lo voy a dejar para otros, quizá un profesor de instituto esté más capacitado que yo, por lo menos saben colocar los acentos, los puntos y las comas, aunque eso tan poco es imprescindible, Camilo José Cela, por poner un ejemplo, tampoco había hecho magisterio y pese a ello escribió varios libros.

Tampoco me supera diciendo tacos y groserías, porque ahora me estoy esmerando en ser bienhablado porque me estoy dando a conocer, pero tengo un vocabulario de cojones.

Y es que un libro lo puedes escribir incluso siendo manco, ahí tenéis a Cervantes.

Sin embargo es más difícil de escribir un libro o un blog padeciendo una almorrana. Parece increíble la relación tan estrecha que hay entre el culo y la escritura.

Sin ir más lejos, tengo un compañero de trabajo que se echó un mes de baja por culpa de una, y eso que no escribía... bueno, no escribía letras, pero sí muchos números, que para el caso es lo mismo.

Esa es otra cosa que me empuja es escribir un blog, que no tengo almorranas. También ayuda lo suyo el teclear rápido, porque si no... el blog lo iba a escribir San Pedro, quien dicho sea de paso tiene experiencia, pues creo que colaboró en la escritura de La Biblia, ¡¡ y a mano ¡!, que hay que echarle güevos.

Menos mal que se lo pagaron bien, pues creo que por eso le dieron el título de santo.Lo mío de teclear rápido vino gracias a una premonición, porque a mi lo que en realidad me iba era lo de ser cantante.

Y fue gracias a mi afición al cante el que yo ahora me gane la vida escribiendo detrás de un teclado, eso sí, también números, pero que coño, los que escribimos números y los que escriben libros somos del mismo gremio, ¿o no?,¿no nos ganamos la vida en la misma postura?, pues que carallo...

Pero volviendo a lo de antes, justo antes de donde pongo: “, eso sí,”. Tal era mi afición al cante que siendo muy joven, casi todas las noches me subía a lo alto de un muro y desde allí deleitaba a los vecinos con mis canciones. Un noche se me acercó uno y me dijo: “que buena voz tienes para escribir a máquina, chaval”, mi padre que escuchó esto, decidió seguir el consejo del vecino y me matriculó en una academia de mecanografía.

Y claro, por culpa de las clases tuve que dejar de cantar a los vecinos, también la falta de ensayos llevó a que perdiese muchas notas. Años más tarde, hace unos pocos aun, viendo el programa de Operación Triunfo, me enteré de que al eyacular también se perdían notas, y comprendí el por qué entonces había notas que no me salían..., si he de ser sincero, no me explico como es que no estaba afónico todo el día.

¡Ah!, que tiempos aquellos, con simplemente ver una braga colgada en el tendal ya te ponías como una moto..., incluso con menos.

Es curioso también, como al igual que el culo y la escritura están relacionados, las cuerdas vocales y el nabo también están lo suyo... supongo que ese debe ser el motivo por el cual me tiembla la voz cuando me corro.

Bueno usted. Voy a dejarlo por hoy, la verdad es que me estaba enrollando, pero se me va a enfriar la cena. Mañana volveré a escribir algo, siempre y cuando esta noche no contraiga una almorrana.

Toco madera.

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