Mareando el chip

Hoy tenía medio escrito una entrada para poner aquí y que además me estaba quedando cojonuda, pero tuve que dejarla al darme cuenta de lo desconsiderado que estaba siendo con mucha pobre gente.
En ella hablaba de lo poco que me gusta ir a trabajar los lunes, e indagando un poco en mi interior para averiguar el por qué de esto me he dado cuenta que tampoco me gusta ir ni los martes ni los miércoles.
Pero es que seguí tirando del hilo y he llegado a la conclusión de que tampoco me gustan los jueves y que sin embargo sí me gusta mucho trabajar los viernes de 19:00 a 19:30, siempre y cuando no sean festivos, porque entonces tengo el chip cambiado y no me gusta pegar palo.
No me considero un aspirante a que le concedan la medalla al trabajo, así que si el señor Ministro había pensado en mí para otorgarle ese galardón de galardones que le dan a los más trabajadores, que se quite eso de la cabeza y se la meta en donde rima.
No es que quiera descargar mi mala uva de los lunes con el jefe supremo de todos los currantes, que el pobre bastante tiene ya con dirigir el cotarro, eso sí, que espabile porque a este paso aquí no va a tener trabajo ni Cristo, y si no trabaja ni Cristo, el primero que sobra es el Ministro.
Por eso no he acabado la entrada que tenía a medio hacer, porque con la que está cayendo quedaría por un desagradecido al decir lo que decía de tener que levantarme los lunes para ir a trabajar, cuando cada día aumenta preocupantemente el número personas que se los pasan en cama por quedar sin empleo.
Creo que en lugar de maldecir cada día que el despertador me reclame y por culpa de esta crisis, voy a tener que cambiar el chip y levantarme de cama dando botes de alegría por tener un trabajo, y eso es algo que me toca mucho los cojones porque a mi edad no es bueno andar haciendo modificaciones en la personalidad.
A mí eso de tener que levantarse un día laborable alegre y cantando se me hace muy violento, y seguro que por lo mal que canto a mis vecinos se le haría muy molesto.
Así que mejor será que a los incompetentes a quienes compete el tema este del trabajo y demás discurran algo para detener esta sangría y de paso me impidan a mí el tener que ir a currar con alegría.
Que hagan algo y pronto, porque al ritmo que vamos y por lo cercano que está, para la mani del 1º de mayo quedaremos cuatro gatos, y para eso dos de ellos liberados.
Lo dicho, que hoy tenía una entrada cojonuda medio escrita y por culpa del complicado momento en el que nos encontramos no he podido acabarla.
Ahora dime tú si no es como para cagarse hasta en el último tornillo.