Una entrada campestre
Distinguidos lectores, queridísimas lectoras, hoy vuelvo a experimentar con un nuevo sistema de entradas. Si ayer he probado con una entrada en dos tiempos, hoy lo hago con una entrada campestre escrita a orillas del Río Tambre. Ea, como Camilo José Cela, que en paz descanse.
Se trata de una entrada escrita en directo diferido, es decir, la estoy escribiendo en directo a orillas del río con el portátil y la publicaré esta tarde noche desde casa en diferido, ya que aquí la parabólica no me pilla la microonda del wifi.
Se acabó la semana uno del tercer mes, la primera tras las elecciones y la tercera con mi herramienta sexual en el paro. Así que no me preguntes nada sobre la nueva Ley del Aborto recientemente aprobada, que total para lo que follo te voy a responder que me trae sin cuidado. Y si no y aunque sólo sea por joder de alguna manera, lo contrario de lo que digan Zapatero y Bibiana Aido.
Cada uno es como es y yo no voy a ser menos, y no cambiaré de opinión por mucho que esté en el campo, muy bien por cierto, relajado por el “ssssshhhh” del agua del río y el “pío, pío” de los pajaritos. Alejado del inmundo ruido de la aspiradora, de la televisión alta de volumen y los gritos de la niña porque no le salen las cuentas.
Estoy en un lugar que le llaman “O Refuxio”, aquí en Sigüeiro, pueblo que cita Camilo J. Cela en su novela “La cruz de San Andrés”, y en el que a la orilla de este mismo río, y quién sabe si aquí mismo donde yo estoy, el personaje fornicó (hablando fino) con una pueblerina que yo con ser del pueblo sigo sin conocer.
De todos modos miro a mi alrededor y aquí no se ve rastro de fornicada, ni condones, ni sujetadores, ni bragas abandonadas, por aquí de eso no se ve nada de nada.
Sí hay, y unas cuantas además, cagaditas de pajaritos en la mesa sobre la que tengo el portátil, lo que me hace pensar que a pese a ser una mañana soleada no me hubiese sobrado el paraguas, pues como a un pajarito de los que me andan por encima de la cabeza se le dé por cagar en el teclado, a ver quién le devuelve a la niña el portátil con una mierda entre las letras.
Me come, uff, menuda la bronca que me montaría, creo que sería capaz de desheredarme por eso.
Aparte de eso, el sitio es muy tranquilo, de cuando en cuando pasa uno haciendo footing, otro montado a caballo, tres o cuatro en bicicleta y ahora anda por aquí cerca una señora de muy buen ver paseando al perro.
A distancia la veo que me está mirando. No me extraña pues en este sitio tan rústico, romántico y apartado, encontrarse a un tipo escribiendo en un portátil no debe ser muy normal que digamos.
Si yo fuese más joven seguro que pensaría que soy un adicto a los juegos de ordenador, ahora bien, a mi edad y con la perilla blanca, apuesto los huevos a que se cree que soy un intelectual… o que estoy chateando a escondidas de mi señora, vete tú a saber lo que le pasa por la cabeza. Porque me sigue mirando… ahora también me mira el perro… ¿querrá algo de mi?... lo digo por ella, no por el perro.
¡Señora joder!, mire usted para otro lado que me está poniendo nervioso.
Ahora vuelve el del caballo, míralo que chulería todo tieso en su montura, si parece Clint Eastwood en la película El jinete pálido. Aunque bueno, pálido, pálido, lo que se dice pálido, no lo es del todo, porque con ese color de piel yo diría que es gitano.
¡Ostras pedrín!, tengo que ir para casa que casi es la hora de comer.
Finalizo aquí lo que es el directo de la entrada y la que haga o escriba a partir de ahora, ya será en diferido.
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DIFERIDO (escrito desde mi casa, en pijama y zapatillas) :
Aqui os pongo unas fotos sacadas con el portatil, más que nada para que no pongáis en duda que es una entrada campestre escrita en riguroso directo.
4 han comentado:
Como te envidio... Si es que a mi ya no me miran ni los perros.
Estaria la señora buscando un ligue de esos que hay que se van con los perros?, jjajja
Una bonita entrada que la veré grabada en el móvil y conectada al TV para compartirla con mi señora.
Saludos Cordiales.
Pues no buscaste bien... porque yo me acuerdo cuando se aprovecharon sexualmente de mi en una de las mesas del Refugio -tres veces seguidas- que nos habiamos dejado los condones por ahi...
PD: Que conste que la persona que se aprovechó de mi NO FUE Camilo José Cela.
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