Miedo a volar
En los casi 48 años que tengo, creo haber probado casi de todo menos lo de subir en globo y lo otro que se dice, y sinceramente me importaría un bledo morirme sin probar cualquiera de las dos cosas y si tuviese que elegir entre una de ellas para probar antes de irme, tendría mis dudas.
Si bien es cierto que mis preferencias sexuales están fuera de toda duda y sospecha, también lo es que el volar me da auténtico pavor, sea en avión, globo o atracción de feria.
Y es curioso porque antes de subirme por primera vez a un avión tenía unas ganas locas de volar, eso sí, si en cuanto puse el pie de nuevo en tierra me hubiesen dado a elegir, casi apuesto a que hubiese preferido bajarme los pantalones y ponerme a cuatro patas antes que subir en globo.
Pero antes de hacer mi primer viaje en avión quise probar a volar, tantas ganas tenía que en una ocasión estuve dispuesto a saltar con un instructor en un parapente biplaza, pero al llegar a lo alto del monte y ver la playa allá abajo, pero abajo, abajo… le entraron ganas a mi mujer de volar y tuve que prestarle mis huevos.
La primera vez que viajé en avión fue un auténtico suplicio para mí. Fue en mi viaje de luna de miel a la isla de Madeira, con fama de tener un aeropuerto muy pequeño y del que yo oyera hablar y esas ganas que tenía de volar se me fueron disipando a medida que me acercaba al aparato.
Y si cuando el avión tomó carrera para iniciar el despegue no me bajé al vuelo, fue porque no le encontré la ventanilla de emergencia, porque hubiese saltado, vaya que sí… aquello corría demasiado.
Menos mal que el vuelo era nocturno por lo que pese a ir con la nariz pegada a la ventanilla lo veía todo negro, excepto la luz roja que llevan en las alas y a la que no le quité ojo de encima, pensando en que la luz encendida era síntoma de que todo funcionaba perfectamente. Quizás esta fuese una apreciación equivocada por mi parte, debido a que hacía unos días en que el coche me había dejado tirado por culpa de la batería.
Eso sí, cuando desde el aire se divisaron las luces de la isla allá abajo, casi me da algo allí arriba.
Y no se crean que me calmé al tocar tierra, que va, al contrario… pues en cuanto sentí que el avión tocó suelo, pisé freno a fondo y como seguía sin detenerse tuve que tirar de freno de mano… y tiré con todas mis fuerzas.
Pese a ello tampoco paró, por lo que ya me veía en el fondo del mar con el resto de los pasajeros… y eso una hora después de una buena cena significaba la muerte segura por corte de digestión.
Al final, el único contratiempo del vuelo fue el apoyabrazos de mi asiento roto por mi acción al tirar del freno de mano.
Pero el peor viaje fue cuando por razones de trabajo tuve que ir a Madrid. La ida fue tranquila, pero la vuelta muy jodida ya que había tormenta y yo a las tormentas les tengo también mucho miedo. Pero hablar de eso lo dejo para otro día.
Al principio todo iba sobre ruedas, o mejor dicho sobre alas, pero llevaríamos quince minutos en el aire cuando un temblor del aparato y la voz del piloto me pusieron los pelos de punta y si no me cagué fue porque tenía el culo tan cerrado que no quedaba hueco ni para que me entrase una paja por él.
-Atención por favor, les habla el comandante, estamos atravesando una zona de turbulencias, por favor permanezcan con los cinturones abrochados.-
Hostia tú, pensé que me moría de miedo… El avión a temblar y a dar saltos en el aire y yo a mirar nervioso para el resto del pasaje. Todos parecían tranquilos y menos mal, pues si hubiese visto cara de miedo en otro pasajero no sé lo que hubiese hecho, pues poco le faltó para gritarle al piloto desde mi asiento que tomase tierra en el primer sitio que encontrase que yo me bajaba ahí.
-¿Se encuentra bien?- me pregunta el hombre que se sentaba a mi lado.
-Me estoy cagando-
-Pero para una urgencia puede ir al baño- me dice.
-Nooo, deje, deje… que mi cague es de miedo-
Y la carcajada que echó el tipo hizo que medio pasaje se volviese y me viese pálido como la cera y muy tenso agarrado con fuerza al asiento.
Fue un viaje demasiado movido para mí, por lo que nada más bajarme del avión me juré a mi mismo que nunca más volvería a subirme a uno.
Si bien es cierto que mis preferencias sexuales están fuera de toda duda y sospecha, también lo es que el volar me da auténtico pavor, sea en avión, globo o atracción de feria.
Y es curioso porque antes de subirme por primera vez a un avión tenía unas ganas locas de volar, eso sí, si en cuanto puse el pie de nuevo en tierra me hubiesen dado a elegir, casi apuesto a que hubiese preferido bajarme los pantalones y ponerme a cuatro patas antes que subir en globo.
Pero antes de hacer mi primer viaje en avión quise probar a volar, tantas ganas tenía que en una ocasión estuve dispuesto a saltar con un instructor en un parapente biplaza, pero al llegar a lo alto del monte y ver la playa allá abajo, pero abajo, abajo… le entraron ganas a mi mujer de volar y tuve que prestarle mis huevos.
La primera vez que viajé en avión fue un auténtico suplicio para mí. Fue en mi viaje de luna de miel a la isla de Madeira, con fama de tener un aeropuerto muy pequeño y del que yo oyera hablar y esas ganas que tenía de volar se me fueron disipando a medida que me acercaba al aparato.
Y si cuando el avión tomó carrera para iniciar el despegue no me bajé al vuelo, fue porque no le encontré la ventanilla de emergencia, porque hubiese saltado, vaya que sí… aquello corría demasiado.
Menos mal que el vuelo era nocturno por lo que pese a ir con la nariz pegada a la ventanilla lo veía todo negro, excepto la luz roja que llevan en las alas y a la que no le quité ojo de encima, pensando en que la luz encendida era síntoma de que todo funcionaba perfectamente. Quizás esta fuese una apreciación equivocada por mi parte, debido a que hacía unos días en que el coche me había dejado tirado por culpa de la batería.
Eso sí, cuando desde el aire se divisaron las luces de la isla allá abajo, casi me da algo allí arriba.
Y no se crean que me calmé al tocar tierra, que va, al contrario… pues en cuanto sentí que el avión tocó suelo, pisé freno a fondo y como seguía sin detenerse tuve que tirar de freno de mano… y tiré con todas mis fuerzas.
Pese a ello tampoco paró, por lo que ya me veía en el fondo del mar con el resto de los pasajeros… y eso una hora después de una buena cena significaba la muerte segura por corte de digestión.
Al final, el único contratiempo del vuelo fue el apoyabrazos de mi asiento roto por mi acción al tirar del freno de mano.
Pero el peor viaje fue cuando por razones de trabajo tuve que ir a Madrid. La ida fue tranquila, pero la vuelta muy jodida ya que había tormenta y yo a las tormentas les tengo también mucho miedo. Pero hablar de eso lo dejo para otro día.
Al principio todo iba sobre ruedas, o mejor dicho sobre alas, pero llevaríamos quince minutos en el aire cuando un temblor del aparato y la voz del piloto me pusieron los pelos de punta y si no me cagué fue porque tenía el culo tan cerrado que no quedaba hueco ni para que me entrase una paja por él.
-Atención por favor, les habla el comandante, estamos atravesando una zona de turbulencias, por favor permanezcan con los cinturones abrochados.-
Hostia tú, pensé que me moría de miedo… El avión a temblar y a dar saltos en el aire y yo a mirar nervioso para el resto del pasaje. Todos parecían tranquilos y menos mal, pues si hubiese visto cara de miedo en otro pasajero no sé lo que hubiese hecho, pues poco le faltó para gritarle al piloto desde mi asiento que tomase tierra en el primer sitio que encontrase que yo me bajaba ahí.
-¿Se encuentra bien?- me pregunta el hombre que se sentaba a mi lado.
-Me estoy cagando-
-Pero para una urgencia puede ir al baño- me dice.
-Nooo, deje, deje… que mi cague es de miedo-
Y la carcajada que echó el tipo hizo que medio pasaje se volviese y me viese pálido como la cera y muy tenso agarrado con fuerza al asiento.
Fue un viaje demasiado movido para mí, por lo que nada más bajarme del avión me juré a mi mismo que nunca más volvería a subirme a uno.
10 han comentado:
menos lo de subir en globo y lo otro que se dice
¿El que? :-) no lo he pillado
JIMMY, es como lo del melón pero con el mismo sexo.:) lo pillas.
Manolo,a Marta tambien la daba miedo volar, y la primera vez que iba a coger un avión, la puse una peli de la SAGA AEROPUERTO.
No veas que bronca me echo, decía que no tenía compasión, y yo en cambio la animaba y comentaba:
PERO SI EN LA PELI SOBREVIVEN CASI TODOS.
Bueno al final voló y ya no le tiene muchos miedo, aunque en su próximo vuelo la preparo un documental del 11-S.
Soy Marta.
Te comprendo perfectamente, yo tambien tengo miedo a las tormentas y viniendo en avión de Madrid a Pamplona, nos llegó lo que quedaba del HURACAN que pasó por Galicia, y traía toda su mala hostia contra el avión.
Pase un poco de miedo, pero no por el avión sino por los rayos, a los que de verdad no puedo VERLOS, me dan autentico panico.
Y a Jose ya le vas conociendo, el muy cabrito siempre animando con sus chorradas y me pone películas de aviones que se estrellan. Dice que si alguna vez hacemos un crucero, se llevara el vídeo del TITANIC y la AVENTURA DEL POSEIDON, lo peor de todo es que encima dice que cuente los que sobreviven, que no pasa nada.
Besos perfumados hasta que vengan los de Graciela, que ella les lanza con mucha gracia.
Jimmy, si que lo has pillado, bandido, jajajajajaja.
de todos modos senovilla te lo ha explicado bien.
senovilla, me haces a mi eso de los videos y.... y.... vamos hombre.
Marta
Yo a las tormentas le tengo mucho miedo, tenía pensado hacer una entrada hablando de ello.
Una madrugada, hace creo que 3 años, durante una tormenta muy fuerte y muy encima de casa, no le faltó un pelo para encerrarme dentro del armario. Y no lo digo de broma. No le faltó nadita.
Se agradecen los besos y bueno, pues te mando yo también uno, que está tú marido por ahí... el mío lleva perfume de DUCADOS.
Lo siento pero me has pillado fumando.
JAJAJAJA Manolo le has errado a tu profesión, tienes que ser contador de chistes pero solo por ahí donde vives, todo terrestre JAJAJAJA...YO NO LE TENGO MIEDO A LAS tormentas, tenía fobia a la altura y a los perros, ahora mi Lola me mira y dice de qué se ríe esta tarada!!!
Una anécdota de parapente:
estaba limpiando la casa un sábado por la tarde, escuchando una FM local, el pendejo incitaba a los adolescentes a contar donde había sido su primera vez, o en algún lugar raro...llamé:
-Hola soy Verónica y quería contar mi experiencia sexual
-si un momento que bajamos la música
-(con esa voz de tarado que ponen en la FM) HOLAA!! Verónica tenés una experiencia sexual que contar a toda nuestra audiencia (100 pelotudos como yo) y ahí va!!!
-hola mi nombre es Verónica, pero me dicen Vero...
-adelante!!! VERO VAMOS CON TU EXPERIENCIA!!!
-YO, YO (CON VOS DE GATA PUTA) LO HICE en un parapentes...
-¿EN UN PARAPENTES!!!!????
-si con mi instructor
helados los pendejos, casi mudos
-VERÓNICA ERA TU NOVIO O ESPOSO!!!!
-no mi instructor era casado y yo su amante
Al sábado siguiente rompían con lo mismo
y ahí conté que lo había hecho buceando JAJAJA
La Verónica fue famosa por un tiempo, mis hijas decían Mamá!!!, pero bien que se reían...
De solo imaginarme en una parapente o buceando te digo me descompongo ya!!!
Mis besos Manu!!!
José no podés ser así con Marta, ojalá te quedes embarazado!!!
Graciela, que no te cause sorpresa, estoy de 9 meses, pero llevo así casi 10 años, la barrigita no suelta a la criatura y cargo con ella todo el día.
Y como eres un poco psicologa, bien sabes que EL MIEDO se combate conciendo el porque se tiene MIEDO.
Saludos y me alegro de leerte otra vez, la cuadrilla se tomará unos chiquitos a tu salud.
La mejor película para que se te quite el miedo a volar es "Viven" con esa seguro que se te quita el miedo y las ganas de volar también, seguro ja ja ja ja...
Pues no lo he pillado todavia estoy esperando a que me lo digas. :-(
graciela
te diré que a mi mujer no llegó a bajar hasta la playa. Dieron dos vueltas sobre nosotros y se mareó y tuvo que bajarla.
El aterrizaje fue apoteósico.
¡¡MAMAAAAA!!, gritó el niño.
¡¡CHURRYYYY!!, grité yo.
¡¡GABRIEEELL!!, grito la mujer del instructor.
Porque el viento los arrastró todo por la cima del monte, jajaja.
Mi churry estuvo 2 horas atontada, 6 horas mareada, 2 días pálida y 15 días sacándose pinchos del cuerpo.
senovilla
Si no das parido habrá que hacerte la cesarea, jajaja
jmmyyyyy
jajaja, bandido... lo otro, sí, ya sabes, lo de tomar por donde amargan los pepinos. jajaja
Manolo tu viaje de bodas fue un desastre JAJAJAJA, pobre Churry yo no estaría hablando ahora JAJAJA esto sí que lo debe publicar Javi de Vinagre...lo he recordado en la tarde y me rio sola...a preparar chalecos JAJAJA.
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