Un detallito de mi churri

Ayer a la noche tuvimos invitados a cenar, mejor dicho sólo invitadas, cinco mujeres para mí sólo que me tuvieron más acojonado que al Gary Cooper cuando se quedó sólo ante el peligro.
Allí, arrinconadito en la esquina de la mesa me tuvieron y cada vez que abría la boca me escuchaban el primer minuto para muy astutamente desviar el tema hasta los modelitos y los tipos buenos… despreciando al que tenían en la esquina de la mesa.
Pero esto fue en parte culpa de la mujer, que le pregunté que me ponía y me dijo: -y para qué quieres ponerte algo especial, ponte normal, como siempre- por lo que cené en pijama.

Bueno es decir que es un pijama que tampoco parece un pijama, de franela y con unos cuadrados muy grandes en rojo y negro, parece más bien un… un… bueno sí, un pijama, pero muy elegante.
Apenas abrí la boca en toda la cena, ni siquiera cuando la conversación giró en torno al sexo y eso que este tema sí lo domino, sobre todo el oral. Pero bueno, aquí fui yo quien no quiso abrirla, jejeje, mejor no abrirla y así mi mujer no tiene que cerrármela… perro viejo, amigo.
Pero sí, aparte de modelitos y sexo hablaron de temas muy interesantes. Una de ellas habló incluso sobre la relatividad, ¡joder!, y con lo bien que se explicaba la tía y yo con un litro de Albariño encima.
¡Para teorías estaba yo!, y sobre todo para la de la relatividad… así que me fui para el sofá y disfruté como un enano viendo por la tele los anuncios que a esas horas ponen en los que con un mensaje de texto te envían al móvil un video porno y también la publicidad de teléfonos eróticos, un montón por cierto. Llego a tener saldo y me voy para cama con el móvil.

Aquí debo decir comprobé los efectos curativos del vino tomado en la medida justa, durante quince minutos estuve viendo la tele perfectamente y sin las gafas puestas. Hasta los números de teléfono era capaz de leer, tanto es así que no sé si tomarme hoy dos litros a ver si en un par de meses curo la miopía.
Después y para joderla se pusieron a mirar el blog y la verdad es que se divirtieron y se echaron unas risas, lo que no sé es el concepto que se llevaron de mí, pues entre risa y risa solo se le oía decir -¡Ay por Dios!, ¡ay por Dios!- y tras lo cual miraban para mí.
Menos mal que soy un poco sinvergüenza, en el buen sentido de la palabra, eso sí, con un litro de vino lo soy en todos los sentidos.
Y esta fue una parte de la velada, hubo otra, pero quién me dice a mí que no hay niños por aquí…
Y puesto que mi churri leyó las felicitaciones que algunos amigos y amigas le dejaron aquí, tuvo el detalle de dejaros este TIRAMISU, que fue lo que tuvimos de postre para compartirlo con vosotros... El pastel para nosotros y la foto para vosotros…

Buen provecho

Y entonces, ¿qué tipo de detallito esperabas tú?...